En los años ´70, contando yo con algo mas que cuatro años, recuerdo el televisor westinghouse sobre el patio de la pared donde gran cantidad de bancas albergaban a vecinos que pagaban por su asistencia, solo para verlo a él.
Aún recuerdo, tu color de piel, tus dientes blancos, tu pantalón blanco (o negro, solo se veían esos colores) tu numeroso séquito de compañía en un rincón de un cuadrilátero, tu balbuceando y atemorizando al rival. Ojos saltones, habido del sonido de la campana para combatir, solo con los puños, los puños y esa técnica excepcional que nadie más ha podido siquiera copiar.Dios no te hará pelear, seras uno de sus buenos ejemplos para la humanidad. Gracias Clasius Clay, Gracias Mohamed Ali.
Visión periférica como casco de piloto de helicóptero, mano izquierda como látigo que controla a un gladiador y mano derecha como el mazo del mejor superhéroe. Para terminar, piernas ágiles, rápidas y diseñadas para el mejor bailarín de danza moderna puestas al servicio del mejor boxeador. Como corolario, una capacidad de absorción de golpes contrarios como el mejor acorazado del siglo XIX.
Con el tiempo vi tus triunfos, alguna derrota por el paso del tiempo, la buena mesa y los malos consejos, pero además, empecé a conocer al hombre negro, aquel segregado desde nacer que debía luchar dos veces por el mismo laurel, aquel hombre que no escondía su lengua mordaz para disparar verdades que con el avance de los nuevos tiempos y la globalización, cortaron de raíz el apartheid y sus semejanzas dentro de lo posible (hasta hoy siguen otros tipos de segregación, sea latina, afro o sexual).
Al día de hoy, cuento con internet para ver tus combates memorables, leer de tu historia, conocer el por qué de tu enfermedad, tus charlas motivacionales, tus reencuentros con antiguos rivales deportivos o solo ver como eras rodeado de quienes siempre te amaron, tu familia.
A mis 50 años, despido al más completo, al gladiador, al hombre negro que me enseñó que todos éramos de color pero que, con esfuerzo personal, sudor y más sudor, se puede ser reconocido como el mejor y, además, ser feliz en lo que desarrolla.
Dios no te hará pelear, serás uno de sus buenos ejemplos para la humanidad.Gracias Clasius Clay, Gracias Mohamed Ali.
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