Hay una publicidad fuerte en esta Copa América que se puede ver en los medios digitales, en paraderos y escuchar en las radios. Es a esa misma publicidad que Marcelo Salas rehúyo por contradecir su principio como formador de niños deportistas que sueñan ser, algún día, como los referentes futboleros de la historia chilena. Y especialmente a esta generación de futbolistas que se esparce por el mundo en equipos competitivos, logrando campeonatos.
Durante la historia futbolística criolla destacamos por los escándalos extradeportivos por sobre los logros en sí. En paralelo a esta locura futbolera, Chile quedó cuarto en el sudamericano de atletismo donde se lograron 12 medallas, dos de las cuales fueron de oro. Deportistas casi anónimos y desapercibidos por no ser vendibles, pese a demostrar con éxitos sus esfuerzos que los llevan a tener esa “sed” por dar lo mejor y llegar a la meta como los mejores. Por la contraparte el equipo chileno no ha mostrado un buen juego y los fanáticos terminan con los nervios destrozados. Para colmo de males, la estrella del equipo choca ebrio -él tiene “su sed intacta” y hace honor a la publicidad a pie juntilla-. Los fanáticos acérrimos justifican el perdonazo para que juegue su figura, otros lo condenan, pero hay que destacar que la mayoría amante de esta disciplina compiten con los amigos entre alcohol y asados para ver “un deporte”, donde más de alguno conduce a casa en 1,2 gr de alcohol en la sangre, si es que no, un poco más.Nunca antes hubo un grupo de jugadores en Chile que tuviera un nivel competitivo real como este. Lamentablemente la inmadurez o la embriaguez del éxito, de uno u otro jugador, termina pasando la cuenta a los hinchas, entregándoles una vez más frustraciones.
Hay un reflejo social instaurado en estos deportistas, que quieren suplir carencias demostrando su fama, su cuota de poder que los instaura, y como les gusta escuchar que les digan, ídolos. Así la figura del equipo, en la ocasión que debe hacer frente a su responsabilidad la desliga y con un comentario de “sed intacta” da a entender que es la pieza más importante para el país en estos momentos, y que detenerlo es lo peor que podría hacer aquel policía.
Bajo este hecho creo que no debiese seguir jugando esta copa, debe haber un referente conductual y además pensar, para dar una señal al país, y en especial a los niños que se preparan para ser futbolistas, que, esta mal entendida sed por el triunfo no justifica actos que puedan causar daños a otros.
Los pichangueros talentosos cambiaron la sed deportiva por la sed publicitaria y banal incentivando a la gente a ser consumistas, diciéndoles qué productos comprar, cómo vestir, qué tecnología usar y se olvidaron de las poblaciones donde se criaron, donde soñaban con ser campeones representando a su selección. En esas mismas poblaciones está la gente que los vio crecer y que durante toda una vida han esperado ese triunfo que jamás llega. Nunca antes hubo un grupo de jugadores en Chile que tuviera un nivel competitivo real como este. Lamentablemente la inmadurez o la embriaguez del éxito, de uno u otro jugador, termina pasando la cuenta a los hinchas, entregándoles una vez más frustraciones.
Comentarios
06 de diciembre
Meh, otra paja mental pseudointelectualoide.
Igual celebraste las Copas Américas donde especialmente contribuyó ese «jugador ebrio».
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