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Claudio Borghi: La dignidad del cargo bajo la ira de los apostadores

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Pedirle la renuncia a un trabajador, colaborador o gerente, siempre ha sido un acto que exige  prudencia y respeto por la dignidad del defenestrado, toda vez que  esta gestión, entre otras razones, es  un indicador de desaprobación. Un tema que, por suscitar en el sujeto, incertidumbre y dudas, acompañados casi siempre de estados de ansiedad y frustración, debe ser tratado con un mínimo de tacto y generosidad. Cosa que no ocurrió con el entrenador de la selección chilena de fútbol, Claudio Borghi y su cuerpo técnico, puesto que, torpemente, fue expulsado de la dirección técnica en un camarín del extranjero, apenas concluido un partido de fútbol en que acumulaba su quinta derrota consecutiva. Gesto de prepotencia que, por un mínimo de urbanidad y respeto, debió ser pospuesto para una ocasión más propicia. Como diría un adolescente, una vulgar PLR sin anestesia.

Por supuesto que, no se trata aquí de someter a juicio la exoneración del entrenador, cuyo desempeño no fue bueno, ni dio señas de cambio alguno en el sentido productivo;  sino, apuntar a la forma incivilizada como se procedió a su expulsión. Y constatar los anuncios de los profetas de la Globalización cuando dibujan la clase dirigencial que necesariamente debe producir la ideología de la ganancia, en desmedro de la supervivencia de la cultura. Se dice que no hay antecedentes en la historia del fútbol, de un gesto de tanta rudeza para deshacerse del entrenador de unaselección de fútbol de la alta competencia. Un acto tan burdo de desaprensión ética, que expresa con nitidez la pobreza cultural de los dirigentes del fútbol chileno, para quienes la dignidad del trabajador valdría un carajo.

Un bochornoso incidente del que la opinión pública debe tomar nota por los significados que contiene; y por ser una prueba más de la vulnerabilidad del hombre sometido a la competencia sin contrapeso. Digresión obligada por los tiempos en que vivimos. Lo correcto habría sido que el señor Borghi y su cuerpo técnico, hubiera viajado de vuelta a Santiago en un ambiente de normalidad relativa, a la espera de lo que pudiera ocurrir en casa, y luego ser sometido al juicio de sus empleadores en un marco de serenidad y consideración, tanto por sus credenciales profesionales, como por la dignidad de su cargo.

Pero pasó todo lo contrario, como si en un hipódromo abarrotado de público, se sacrificara en la misma meta al caballo y su jinete, porque dañaron los intereses de sus propietarios con una carrera para el olvido. A este gesto tan brutal en términos contractuales, podemos añadir la especie de acoso laboral que venía viviendo el técnico desde que se puso en tela de juicio su continuidad a cargo del plantel, como el hecho de haber sido acompañado a jugaren Suiza por todo el staff de dirigentes de la ANFP,  en una suerte de sometimiento a examen con carácter de ultimátum; y que tuvo como consecuencia, su expulsión como entrenador de la selección, a los pocos minutos de haber sido derrotado por un rival presumiblemente de menor rango.

Esto, claramente,es una voz de alarma para el sucesor de Borghi, que bien debiera exigir una cláusula para evitar que la dirigencia vuelva a caer en esta escandalosa práctica de falta de respeto. Porque hoy aquí en Chile, los destinos del fútbol como espectáculo, están en manos de los apostadores, es decir, de aquellos inversionistas que entraron al fútbol apostando al negocio, en  detrimento de la ética. Porque hace rato que estos dirigentes, encabezados por el señor Jadue, vienen dando muestras inequívocas de vulgaridad y falta de sentido ético en sus procedimientos. Imposible olvidar que hay un historial político-empresarial de desaprensión por otros valores que no sea el rendimiento comercial, desde que, en una operación política de alto nivel, estos dirigentes abatieran el proyecto más importante del fútbol chileno.Por sus actuaciones y por su comportamiento, no cabe duda que la administración del señor Jadue está en las antípodas de lo convencionalmente correcto; y loque es más grave, de lo culturalmente aceptable.

No en vano las prácticas del mercado neoliberal han exacerbado el consumismo por sobre las cuestiones valóricas, conduciendo al hombre a la ya muy explicitada banalización de sus intereses, y produciendo como consecuencia, una civilización en donde se da entre las personas, un fuerte desapego por la suerte de los demás.

Que el señor Jadue diga que su intención era comunicarle el despido a Borghi en el hotel y no en el estadio, no quita ni pone a su desafinado y frío proceder

Ahora, que el señor Jadue diga que su intención era comunicarle el despido a Borghi en el hotel y no en el estadio,  no quita ni pone a su  desafinado y frío proceder. Sólo marca una diferencia de distancia entre el estadio y el hotel en que se alojaba la delegación deportiva.

Por eso, causa pánico que en el proceso de globalización en que estamos insertos, tal  como lo determinan las prácticas del mercado neoliberal, se generen  sociedades sólo funcionales a la ganancia, en detrimento de la ética y los valores espirituales, como ocurre con gestiones tan decadentes como la de la actual ANFP. De allí que no sea una rareza que el desenfado y el relativismo moral, se hayan manifestado tan crudamente en un estadio de fútbol, al concluir un partido, como ocurrió en Saint Gallen.

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Foto: Ferplei 

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2 Comentarios

pablo-goria

pablo-goria

No sé si estoy equivocado. Me da la impresión que no. Pero esta entrada en cierto modo es un análisis antropológico que tiene que ver,más que con deporte, con un comportamiento socio-cultural de la especie chilensis. De modo que quizá se habría visto mejor posicionado en otra columna temática. Tampoco sé si esto que estoy haciendo es el procedimiento correcto. Con todo el respeto que me merecen mis amigos del Quintopoder

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