Es un momento mágico donde se encuentra el lector, el libro, el maestro, y a veces el bibliotecario, dentro de la escuela o en la biblioteca, como personajes de una puesta en escena que pueden cambiar la vida de cualquiera de ellos, en especial de los más jóvenes.
Esta frase, aparentemente publicitaria, es la que me gustaría decirle a un adolescente, hombre o mujer, a quien invitamos a participar en los “Diálogos en movimiento”, una actividad que este año se repetirá cincuenta veces a lo largo del país, en el marco del Plan Nacional de la Lectura. Y lo diría por convicción, pero también porque en mi propia vida, cuando tenía unos 9 años, en el Estadio Chile, escuché recitar a Neruda y al poeta ruso Evtuschenko. El primero me pareció aburrido, pero me gustaron sus palabras, el segundo me impresionó por su porte eslavo, pero sobre todo por la musicalidad de su lectura en una lengua desconocida. El inicio de mi pasión por la lectura y la poesía tiene la fecha de esa experiencia, que compartí con mi hermano que en ese entonces tendría unos quince años.
En estos días, es difícil imaginar un estadio lleno de jóvenes y adultos escuchando recitar a dos poetas, pero un adolescente, guiado por un profesor con vocación, tiene la oportunidad de encontrarse con un escritor vivo, de leer uno de sus libros y lo que es más extraordinario, de entablar un diálogo con él o con ella, de hacerle esas preguntas que le surgieron mientras pasaba las páginas y encontrar respuestas inmediatas.
Alguno de estos estudiantes escribe tal vez secretamente, sin atreverse a mostrar sus textos, otros leen sin tener con quién comentar lo leído, alguno habrá que sueñe con convertirse también en escritor… o escritora. Esa oportunidad es un momento mágico donde se encuentra el lector, el libro, el maestro, y a veces el bibliotecario, dentro de la escuela o en la biblioteca, como personajes de una puesta en escena que pueden cambiar la vida de cualquiera de ellos, en especial de los más jóvenes.
Pude presenciar unos de estos bellos momentos en un liceo de Recoleta. El profesor respondía al prototipo del maestro que ama su labor, la figura de la escritora, ganadora del Premio Bolaño de Novela, se mimetizaba con los chicos y chicas estudiantes, el diálogo en jerga coloquial adolescente les acercaba, y la actitud espontánea de ella a medida que avanzaba la conversación permitía que los más tímidos lograran expresarse hasta el punto de comentar, preguntar y sugerir aspectos del libro en cuestión. La confianza y el entusiasmo fue creciendo y la conversación rebasó los límites de tiempo previstos, mientras algunos seguían hablando entre sí, hubo dos que confesaron, acaso por primera vez, que ellos también escribían. Es posible que a esas dos personas, el encuentro les haya cambiado la vida.
Comentarios
14 de julio
Estimada. REGINA.
Interesante aporte y programa, como se consigue más información, recién formamos una agrupación en relación al libro y nos interesa fomentar y generar recursos para funcionar de manera autónoma. Tenemos libros, tenemos personas inscritas, tenemos encuentros, pero aún falta desarrollar nuevas ideas.
Puede sugerirnos algún camino.
A la espera de una amable respuesta
Juan Carlos Cortez
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20 de julio
Estimado Juan Carlos,
Te recomiendo revises los programas del Plan Nacional de Lectura en http://www.plandelectura.cl, ahí encontrarás más información sobre «Diálogos en movimiento». Además, están abiertos los Fondos Cultura hasta el 31 de agosto, donde pueden encontrar alguna línea de concurso acorde a los intereses de su agrupación.
Saludos cordiales