Vale la pena darse el tiempo de vivir la cultura, y alternativas hay. El próximo 6 de diciembre a las 17 horas, en el Goethe Institut de Santiago, se inaugurará la exposición “TAPETE” del fotógrafo antofagastino Gabriel Navia.
Se trata de una obra que se despliega desde cinco metros de altura. Un rollo que asemeja el papel mural y contiene impresa una fotografía de imagen continua. La imagen corresponde a una fotografía capturada en el Vertedero Municipal de Antofagasta, una torta de desechos y escombros de llamativos colores en cuyo centro se halla un hombre subsumido en aquel universo.
Gabriel Navia, es un fotógrafo de reconocida carrera en nuestra ciudad. Ha realizado trabajos tales como “Piedad Popular” que fue financiado por el Fondart Regional y que expuso, en la Estación Mapocho, en dicha obra reflexiona acerca del uso y veneración popular de objetos e imágenes divinas; notables son también sus trabajos en relación al nuestro territorio como Cerro- Grafía que retrata el uso de nuestros cerros para el uso de mensajes o “Voyerear” donde a través de las imágenes que captura, narra el reencuentro del fotógrafo con el territorio que durante su niñez le fuera prohibido, la popular Playa La Chimba, territorio degradado que lejos de asustarle lo seduce.
En “Tapete” podemos observar que la motivación del trabajo del artista para con el espectador es la búsqueda del cuerpo que se puede apreciar en la fotografía; un cuerpo que se presenta como una mera anécdota ante la fragilidad de su destino. Un cuerpo cooptado por residuos, colores y aromas intersticiales. Un cuerpo entendiéndose a sí mismo como un resquicio en un espacio urbano que con dificultad lo contiene.
En “Tapete” podemos observar que la motivación del trabajo del artista para con el espectador es la búsqueda del cuerpo que se puede apreciar en la fotografía; un cuerpo que se presenta como una mera anécdota ante la fragilidad de su destino.
El motivo de esta obra responde al cuestionamiento interior permanente del autor sobre el destino elegido, sobre la construcción de los cuerpos sociales instalados en una ciudad que apenas habitan.
La reflexión, por lo tanto, forma parte casi primordial de su obra, que insta al espectador a comprender su propia naturaleza y cómo cada una de sus acciones serán determinantes en definir el escenario que habitaremos y que, tal cual Faustos, ávidos de ansias y deseos de plenitud, dispuestos a entregar nuestras almas en pos de ello, no dejamos de ser el reflejo de esa vulnerabilidad a la que estamos expuestos siempre.
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Para nada se ve el caballero allí, en una primera y sencilla revisión de la imagen. De basural y el reino del plástico, pasamos a un Chile en el que aún hay personas que recurren a la basura en busca de algo que pueda servirles, cuando se da cuenta de la existencia de la persona allí… De sólo basura que producimos todos, por montañas, a una persona de la que muchos podemos preguntarnos, cómo sucedieron las cosas en su vida o en su entorno, para que terminara allí…
No soy fotógrafo, pero, creo que si hubiera tomado una foto para mostrar a una persona allí, la hubiera puesto en un plano más cercano, tan cerca que veo sólo parte de su cuerpo y sus manos manipulando basura. El plano principal dedicado a sus manos y en un plano de fondo, sin fin, mucha basura. Pero, claro, también pudo haber querido él retratar la basura y pasó a retratar a una persona que al no estar en un primer plano, aparece como parte de la basura… Para el caso del hombre retratado en la basura, es obvio que se prefiere la visión del artista sin contaminar, para que cada uno la interprete al ver la fotografía…