النظام إسقاطَ يريد الشعب
«El pueblo quiere la caída del régimen» fue la consigna nacida en Túnez y recepcionada en los pueblos de Siria. Los niños escucharon en televisión durante meses ese grito y lo comenzaron a escribir en sus tareas, en la pizarra de clases, en sus dibujos. En la ciudad de Daráa, en febrero de 2011, quince de estos escolares fueron acusados de propagandistas, encarcelados y posteriormente torturados. El servicio secreto del Estado les sacó las uñas como señal de castigo. Los apoderados fueron a protestar a las escuelas estatales intervenidas, “traigan mejores hijos al mundo, respondieron los oficiales, si no quieren, traigan a sus mujeres nosotros lo haremos por ustedes”. Una revolución que nació luego de cada viernes de oración ( «salāt al-dschumʿa»), desde las mezquitas mismas, cerca de la una de la tarde, allí luego del rito se reúnen fuera jóvenes y viejos, simplemente a discutir, criticar y en poco tiempo planificar conscientemente protestas cada vez más numerosas. Un movimiento que no experimentó una fase de diálogo, luego del servicio secreto vienen inmediatamente los tanques y con ello una ola de violencia y brutalidad. La guerra civil en Siria es un conflicto semi-globalizado, incrustado en el ejemplo de Túnez y Egipto, lo que allí pasara debía afectar a todo el mundo árabe, un efecto en cadena y sin reversa. El cauce de la primavera árabe ha tomado sin embargo caminos más difíciles en Siria, en víspera de la gran Conferencia de Siria, se presenta hoy más como un conflicto internacional, que aquel movimiento pacífico de los primeros siete meses de agitación social. En Egipto la revolución demoró 18 días en ganar, en Túnez un poco más de un mes, los dos años dos meses hacen una gran diferencia en Siria.
La deserción de una parte del ejército sirio para contrarrestar la violencia oficial ejercida contra los manifestantes, el posterior (FSA), fue en este sentido fundamental. En los 40 años de régimen de los Assad nadie podía imaginar que un día ocurriría algo así, de modo que las manifestaciones tenían por sí solas un alto significado de amenaza para el gobierno. Será cierta entonces la conocida paradoja, de que aquellos que se sienten más amenazados por la violencia, raramente son sus víctimas. Pero cuando esta amenaza es tan grande y la posibilidad de perder el poder tan latente, sólo queda un último límite para todo gobierno: la fuerza armada. El resto de la historia es conocida, una cruel guerra civil con más de cien mil víctimas y una incertidumbre general sobre el futuro.
El movimiento revolucionario debió nuevamente leer su propia historia, para comprenderse y orientarse en el mundo, en ese intento, en medio de la guerra y la brutalidad de la violencia descontrolada, no son pocas las referencias externas que alimentan el imaginario revolucionario. En este contexto sorprende, dada la lejanía geográfica, cultural y religiosa, la popularidad alcanzada por la canción del compositor y cantante sirio Samieh Shokair llamada سانتياغو o Santiago. Dedicada abiertamente a Víctor Jara, el ex-presidente Salvador Allende y la experiencia socialista chilena, el autor busca retratar la crueldad del fanatismo, la aflicción de una muerte violenta, las sensaciones y sentimientos de la tensión máxima cuando desaparece la política. La guerra civil ha llevado paralelamente a la formación de una cultura popular revolucionaria que vigoriza la lucha política por la libertad, dignidad e igualdad del pueblo sirio.
Pero la recepción del imaginario de resistencia civil a regímenes dictatoriales es también un proceso interno por explicarse a sí mismos un presente oscuro y traumático. En ese contexto resulta claro que el comportamiento humano ante la violencia es finalmente el mismo y que el secreto de todas las dictaduras es la eliminación total de la dignidad humana. Vale el intento entonces presentar una traducción de la canción Santiago, realizada en conjunto con el estudiante de doctorado de la Universidad de Mainz (Alemania) Ahmad Izzo, coautor de este escrito y a quien agradecemos por el relato de su experiencia in situ y orientación en el tema.
El cauce de la primavera árabe ha tomado sin embargo caminos más difíciles en Siria, en víspera de la gran Conferencia de Siria, se presenta hoy más como un conflicto internacional, que aquel movimiento pacífico de los primeros siete meses de agitación social. En Egipto la revolución demoró 18 días en ganar, en Túnez un poco más de un mes, los dos años dos meses hacen una gran diferencia en Siria.
Santiago por Samieh Shokair
No hay ningún lugar más disponible para mirar en el salón,
Él fue un trovador y un poeta
Santiago, eres nuestra herida moderna
¿Serían los sentimientos y condolencias suficientes para la mancomunidad?
La boca del rifle ha enseñado a las personas, lo que el común entendimiento significa
cuando Salvador llamó: “únanse Uds. en caminos brillantes”
¡Vosotros debéis unir los caminos brillantes!
luego dijeron los sanguinarios: “no hay dialogo con la chusma”
Una mancha roja y la lengua es cortada
esta es la naturaleza del conflicto, la existencia de ningún sentimiento de seguridad
Oh compañero oh compañero
Cómo construir, en este tiempo, el Estado de los trabajadores sobre el techo del parlamento.
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