Continuamos entregando una reflexión que se quiere actual del posible sentido de la conexión de lo humano y el sol. O sea, de la historia humana y la Naturaleza en los confines contemporáneos de la aventura moderna de los tiempos. Lo humano en cierta búsqueda renovada de lo natural de la Naturaleza. Y en ello, al poeta y al prosista, la figura del sol mucho más que una figura, tal vez la seña de una unidad re-experimentada para una edad de puras diferencias y varias multiplicidades devenidas triviales. He aquí una segunda entrega:
Absolutamente modernos del sol
1–Habiendo procedido, ilustres, a borrar toda huella. Con eficacia. En nombre de la pura voluntad cuando necesario. Ya sin alguna carga de recuerdos, lazos indeseables y resentimientos. Sueltos de pura alegría. Absolutos y nunca solitarios. Sin necesidad de alguna clave o impostergable misterio. Completamente livianos. Desprovistos de prejuicios e ideas fijas. Inaugurales, las heridas curadas. La piel lisa. En la pura positividad de afirmar mundos. Trabajo gozoso. Simplemente libres, una comunidad liberada. Y del sol.
2–Cero nostalgia. Un rey guillotinado. El severo crujir de dientes apaciguado. Los zumbidos de fuego de la hora nueva pasibles. Inventando las nuevas flores, las nuevas lenguas, una bella gloria de artistas. Sin deberes, puramente reales. Creador de todas las fiestas. Los diferentes vinos fluyendo ahora. Tal vez uno primero y sólo después el otro. ¡Salud! Y el sol.
En un mediodía perfecto sin sombras.
3–Y un enorme buque de oro encima. Velando el de todos los días. El mundo abajo disperso, verde y azul y hecho síntesis. Las diferencias devenidas pura celebración. En la ardiente aurora, seca la sangre. Nos han sido permitidas la carne y un alma. Si queremos, podemos jugar con el enigma de la cosa unitaria.
Cosa moderna, dicen, el sol.
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