#Cultura

Por un espacio para todas las manifestaciones culturales

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El pasado 2 de mayo la presidenta junto al Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, le dieron el vamos al «Reglamento para la acreditación del funcionamiento de los circos nacionales y extranjeros», donde principalmente, se regularían todas las condiciones de todos los espectáculos de esta índole que pisen suelo nacional.

Respecto a esta norma, el Ministro mencionaba: «es también una señal de que nuestro gobierno comprende la cultura y las artes como parte central en el desarrollo del país». Es este el punto que más me hizo ruido cuando escuché la noticia y que me motivó a escribir sobre este tema. Cabe mencionar, que si bien no me gusta el circo, respeto el trabajo que se realiza bajo la carpa.

Sin embargo, hay varios puntos que nunca voy a tolerar del circo como el uso de animales. Creo se llevan lo peor de todo este espectáculo; creo que son sometidos a algo en contra de su naturaleza lo que me impide pensar que son parte de una actividad cultural. Porque termina el circo, los payasos se limpian la cara, los trapecistas bajan para caminar en tierra firme y el animador deja de entonar su voz. Todos ellos abandonan su rol para convertirse nuevamente a la normalidad. Mientras algunos abandonan el recinto para descansar, otros se quedan entre rejas para esperar la próxima función; gran parte se dirige a su hogar; unos pocos se quedan sabiendo probablemente que nunca volverán a la suya.

Ahora, por otro lado, estoy a favor del fomento de la cultura, pero no nos centremos sola y únicamente en el circo como foco de desarrollo de esta. ¿Dónde están los múltiples artistas callejeros? Que siendo reconocidos por ubicarse de la Plaza de Armas por ejemplo, no tienen espacio para desarrollarse porque en 2014 comenzaron las restricciones y las multas, que pueden alcanzar hasta los 50 mil pesos. ¿De verdad, multas cuando se habla de la creación de reglamentos para demostrar que la cultura es parte fundamental del país? Que contradictorio.

¿Dónde están los múltiples artistas callejeros? Que siendo reconocidos por ubicarse de la Plaza de Armas, por ejemplo, no tienen espacio para desarrollarse porque en 2014 comenzaron las restricciones y las multas que pueden alcanzar hasta los 50 mil pesos.

¿Qué pasa con los famosos organilleros o chinchineros que no tienen espacio? Creo somos ciegos ante la cantidad de elementos culturales nacionales que nos rodean y que no aprovechamos. Somos capaces de ahorrar meses para ir a los actos internacionales cuando tenemos un potencial artístico que está tocando fuertemente puertas a oportunidades y a escenarios. No podemos ser indiferentes frente a toda la cultura que desperdiciamos.

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1 Comentario

Cristian Martínez

Buena columna! Un aporte al debate público.