#Cultura

Nos fuimos quedando en silencio

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Poco a poco los espacios de esparcimiento para el arte y la cultura se van reduciendo. Lo que primero partió con el cierre de diversos cines arte de Santiago (Cine Arte Tobalaba, por ejemplo) por falta de apoyo económico, hoy sucede con las salas de teatro.

Ante el sorpresivo anuncio del cierre del Teatro del Puente para el próximo 11 de agosto de este año, se sumó también la declaración del cierre del Centro de Estudios Teatrales y sala de teatro La Memoria, perteneciente al actor nacional Alfredo Castro.

Los motivos de ambos cierres son comunes: problemas económicos que hacen imposible la mantención de las salas y la  falta de políticas públicas en favor de potenciar la cultura en el país. Son estos los factores que han obligado a los dos sorpresivos cierres, lo que es el inicio de próximos quiebres de salas independientes que acogen a compañías emergentes.

La obtención de recursos económicos se reduce al concurso de Fondos de Cultura (FONDART), el cual agota la demanda y muchas salas quedan imposibilitadas de funcionar debido a la falta de fondos, por lo mismo tienen que esperar año tras año para volver a concursar y ganar alguna ayuda económica por parte del Estado.

El Consejo Nacional de Cultura y las Artes proclama “promover un desarrollo cultural armónico, pluralista y equitativo entre los habitantes del país, a través del fomento y difusión de la creación artística nacional; así como de la preservación, promoción y difusión del patrimonio cultural chileno, adoptando iniciativas públicas que estimulen una participación activa de la ciudadanía en el logro de tales fines”, lo cual del dicho al hecho hay un gran trecho. Ya que poco y nada hemos visto en cuanto al fomento y desarrollo del teatro independiente, sin desmerecer, obviamente, el trabajo y los logros que ha tenido esta institución creada en 2003.

Pero el problema no sólo radica ahí. La falta de interés por parte de los ciudadanos en asistir a obras de teatro y conocer producciones independientes ha ayudado a sepultar las pequeñas salas. Crecen los centros comerciales y se cierran teatros. Definitivamente este sistema de mercado ha vuelto a la sociedad en seres consumidores de bienes materiales, en vez de llenar su espíritu con un buen espectáculo.

Mientras más llenos están los malls, más vacíos se encuentras los teatros. Mientras los  distintos gobiernos ven como progreso la construcción de un Costanera Center por ejemplo, menos salas de teatro se construyen. Poco a poco la cultura se va silenciando, poco a poco la sociedad se va quedando ciega y sorda, incapaz de sensibilizarse con el arte. La cultura de mercado se ha apoderado de los pasatiempos en nuestro país, ha llamado la atención de la gran masa popular de Chile, con sus descuentos y aperturas de tiendas internacionales han encerrado a la gente en las paredes que no puede comprar, han encerrado a los pobres en ilusiones que no pueden pagar.

Y es así como el teatro también se comercializa y entra en la industria de mercado, aumentando la brecha entre quienes pueden y no pueden ver obras. Prevalecen los teatros caros y que producen grandes excedentes, además de los espectáculos masivos, como por ejemplo la gran industria que ha generado el Teatro Mori, que con tres salas en distintos sectores de la capital, ha acaparado al público y también las compañías de teatro, convirtiéndose en un símil de una gran industria como los Cines Hoyts, por ejemplo, que minimizan las salas independientes.

Las clases de teatro y la apreciación cultural se ha reservado para los colegios más acomodados de Santiago. Colegios como el Villa María Academy o el Saint George, cuentan con clases y con excelentes profesores de teatro, además de la ida constante a ver obras. Sin embargo, en los sectores y colegios de escasos recursos e incluso de clase media, la cultura también es una brecha, también es un indicador de desigualdad.

Además, la falta del teatro callejero y la poca difusión de esta disciplina en los colegios, ha contribuido para que las nuevas generaciones sigan cumpliendo el patrón de desinterés que se ha venido repitiendo en los últimos años. Las clases de teatro y la apreciación cultural se ha reservado para los colegios más acomodados de Santiago. Colegios como el Villa María Academy o el Saint George, cuentan con clases y con excelentes profesores de teatro, además de la ida constante a ver obras. Sin embargo, en los sectores y colegios de escasos recursos e incluso de clase media, la cultura también es una brecha, también es un indicador de desigualdad.

El ex ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, junto con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Municipalidad de Santiago y los administradores del Teatro del Puente, conformaron una mesa de trabajo que busca establecer soluciones a largo plazo para evitar el cierre de la sala y se establecerán propuestas para el apoyo financiero.

Aún así, la situación del teatro chileno es preocupante. Mientras el caso del Teatro del Puente sale a la luz y causa gran revuelo en la opinión pública, son muchas las salas y compañías que se cierran cada día por falta de recursos, y lo peor es que a nadie le interesa y nadie hace nada por ellos. Poco a poco nos vamos quedando sin espacios para la cultura, poco a poco nos vamos quedando en silencio.

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