Pese a alguna discusión academicista, existe una denominada LITERATURA DE MUJERES que desde Sor Juana Inés de la Cruz (1651-95), la primera escritora feminista latinoamericana, ha ido emergiendo con identidad propia, como canal o medio de expresión, especialmente en períodos de grandes crisis sociales.
Las letras de las mujeres no o antiprincesas escritoras, son escritura de mujeres que se oponen al sistema, en expresiones de:
- Términos patriarcales, como sustento subyugador de la mujer,
- o el político económico (a veces diferenciadamente),
- o el conjunto de contradicciones que el patriarcado acarrea para las mujeres en el sustento del machismo que ella misma socializa desde la privacidad de los límites de la maternidad que la sujeta a una forma de vida estereotipada por socioculturas y, por ende, sanciones sociales (la gran contradicción socioexistencial de las mujeres, incluyendo las feministas).
“Me he propuesto ser yo misma,
todas las mujeres que soy;
parte de yerros y aciertos de la historia hembraica
y la rebelión de los volcanes de mi espíritu,
fuego de vida terráquea
nucleado en cada uno de mis poros.”
Patricia Chacón Calderón
La escritora convencional, heredera del patriarcado, escribe de lo permitido, lo que se estila y es aplaudido por el sistema imperante gobernado por éste, que es un imaginario, un concepto arraigado desde el falocentrismo religioso e ideológico, que ordena cómo existir, que codifica el ser de las mujeres y los hombres, hasta cosificarnos como objetos transables en el mercado económico y social.La literatura feminista toca temas antes vedados por «pecaminosos» o demoniacos, como la menstruación, el deseo sexual femenino, el orgasmo femenino, la eyaculación femenina, la masturbación femenina, etc.
La escritora o poeta no-princesa, es crítica, contestataria, escribe todos los temas que le interesan y que conmocionan sus inquietudes de conocimiento. Por eso en la literatura feminista latinoamericana la sexualidad, la estética (la apariencia física externa, especialmente), la búsqueda de identidad, la denuncia de la opresión del sistema patriarcal, son temas constantes de sus letras.
La escritora latinoamericana se caracteriza por observar la cotidianidad de su entorno, su vida, y su sociedad. El colonialismo, el dependentismo económico y social es uno de los temas clave y diferenciadores con las otras literatas no latinoamericanas, además de constituir la voz de los que no hablan desde la persecución política de las dictaduras militares, y hoy desde la «contradicción vital» neoliberal de los gobiernos postdictadura.
Es decir, existe una militancia social en la literatura feminista latinoamericana que convierten a las escritoras, poetas, trovadoras, en ESCRIBAS de su época, historiadoras literarias.
Esta militancia social permea desde lo histórico, social, político, erótico, existencial. El ser mujer de la mujer latinoamericana expresada en la literatura.
Podrán quitarme todo:
la libertad,
la vida.
La virginidad
si es que alguna vez la tuve.
Pero ¡ay! del que ose
perturbar en mi conciencia
la indomable gacela de mis sueños.
«Inviolable», de María León Bascur (Chile)
La gran diversidad cultural latinoamericana, con una profunda raíz femenina enlazada a la naturaleza, ya por costumbres ancestrales, como por necesidades de sobrevivencia en los períodos de guerra de conquista, colonialismos y desarrollos territoriales diferenciados, generó en la literatura feminista latinoamericana un fuerte compromiso con la naturaleza, con la tierra, con el todo de la regeneración, la siembra, la semilla, el alimento, el cuidado de la ecología.
Surge el reconocimiento y apropiación del ser mestiza, y se escribe desde el compromiso social.
La escritura TESTIMONIAL es propia de la literatura latinoamericana, tanto desde el ser mestizo como del autorreconocimiento indígena. Desde el verse a sí misma como propia de esta tierra, siempre de acá, en la reconstitución identitaria actual, desde hace años surge la llamada LITERATURA INDOAMERICANA.
Cuando hablamos de literatura testimonial se hace referencia a la denominada “Literatura neorrealista”, mismo que cuando se señala la literatura latinoamericana se indica la relación per se con la naturaleza.
El cuerpo, antes instrumentalizado por el patriarcado como objeto de intercambio, de usurpación, de violencia, que ha hermanado a las mujeres de todas las latitudes, hoy la escritora latinoamericana lo asume como un eje, su punto de compás. Ya no es sólo conciencia o un ser abstracto, sino una PERSONA con consistencia física, cuya corporeidad tiene características propias, exclusivas y distinguibles del ser masculino que el patriarcado entronó como superior.
La literatura feminista toca temas antes vedados por «pecaminosos» o demoniacos, como la menstruación, el deseo sexual femenino, el orgasmo femenino, la eyaculación femenina, la masturbación femenina, etc.
Bendito seas
¡oh Pecado Original!
¿Qué mujer se abstendría
frente a un hombre desnudo
en el Edén?
De haber sido la Eva
también le meto el diente a la manzana.
«Pecado Original», de María León Bascur.
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