Hannah Arendt en el 2020

Hannah Arendt es sin duda una de las autoras de las Ciencias Sociales más importantes del siglo XX. Su relación por la democracia y el estar en contra del totalitarismo y las represiones sociales e individuales, en especial énfasis, desde la historia, con el nacionalsocialismo, junto con su ingenio de escritora prodigiosa, la hacen una colosal dentro de las disciplinas. No creo que en este escrito le haga el suficiente honor a su persona.

Y comenzando con su escrito, ¿Qué es la política? Arendt busca la respuesta primeramente en la historia, volviendo a la Antigua Grecia. Ahí encontramos que los primeros modelos democráticos se basaban en una proto asamblea (ekklesía) preocupado por los asuntos públicos, una cuota pagada por participación, una política sesgada a quienes poseían propiedades y, además, no eran ni extranjeros ni parias sociales (como lo fue Sócrates en su último momento de su vida). La autora se da cuenta que los griegos tenían una clara separación entre lo privado y lo público, dándole importancia a lo segundo debido a que esto influía en los asuntos de las ciudades-Estado.

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Hannah Arendt augura que las sociedades están siendo guiadas hacia un empoderamiento de la burbuja privada sobre la pública.

Claramente, los modelos democráticos de la época antigua y la época contemporánea no son compatibles por diversas razones: 1) la complejidad del Estado aumentó, tanto en su estructura como en su propia condición de ontológica; 2) existen una multiplicidad de ideologías que luchan unas con otras por la visión de la realidad y el aglomerar multitudes en partidos políticos; 3) en Grecia la participación era de miles, en la época contemporánea es de millones; 4) el mundo fue afectado por dos guerras catastróficas que cambiaron el eje social y cultural, muy diferentes a las guerras médicas que afectó a la Antigua Grecia. Surgieron los modelos alternativos al capitalismo, como la socialdemocracia y la democracia cristiana en Europa, el comunismo soviético y el comunismo maoísta en China o las guerrillas en América Latina, el republicanismo y el anarquismo, la teología de la liberación, por mencionar algunos.

Aunque no es parte del presente artículo, la democracia desarrollada en el siglo XIX y XX siempre ha estado influida fuertemente por los asuntos externos de otros países y las influencias de distintas ideologías, con intelectuales formándolas. La democracia como tal no es pura, en su sentido relacional con su población, tiene demarcaciones, encasillamientos y orígenes externos.

Entonces dónde nos posicionamos en la política hoy en día

Lo público, en cierta forma, está innato en todas nuestras percepciones diarias. Un estallido social como el nuestro hace que esto se vea más explícitamente, pero siempre ha morado por la existencia esta esfera pública, imperceptible muchas veces.

Pues, lo público será aquellos asuntos que están en conflicto y desacuerdos, requieren en converger para las mejores formas, vías y resoluciones para un país –donde transcurriría esta forma de burbuja pública, su origen ontológico–. Aristóteles lo asociaba con la felicidad (eudaimonia), que, a diferencia de las visiones utilitaristas, se espera que, mediante la constante participación de sus conciudadanos, en debate, preocupación y clarificación, lograrán entender el rol de los políticos para tomar decisiones.

Pero, en su crítica dentro del propio texto, Arendt también vislumbra cómo la burbuja privada, que no será nada más ni nada menos que las preocupaciones individuales del ser humano que no tienen ningún rasgo participativo de la sociedad, tal sea el comprar un televisor, un teléfono, ir más veces al cine, comprarse otro auto.

Augura que las sociedades están siendo guiadas hacia un empoderamiento de la burbuja privada sobre la pública. Y el Estado tendría en parte su razón, mediante el control de los medios y su influencia en la gente. Aquella enseñanza la aprendería de como el totalitarismo lograría el nivel de control espiritual y existencial de sus adherentes. Si una educación omite filosofía, ¿cómo seremos más críticos? La crítica es fundamental a la hora de la generación de conocimiento, tanto para el método científico como para la propia existencia del pensar. En esta parte, George Orwell con su obra maestra 1984 logra anticipar, en forma literaria, perfectamente el mundo que se venía. Otro ejemplo de esto se ve en las redes sociales, ¿Cuánto tiempo se pierde uno viendo Instagram, Tik Tok, Facebook, Snapchat? La percepción de estas redes como entidades innecesarias más allá de la comunicación sosiega a quienes poseen de un rol en estas.

El rol de la Iglesia en Occidente

No hay que dejar de lado que Occidente está definido por el cristianismo, tanto por los ortodoxos, el catolicismo y el protestantismo. Las doctrinas de pensamiento ético-moral son definitorios para los comportamientos que tenemos. La necesidad de una cobija extracorpórea para nuestros miedos existenciales, metafísicos y filosóficos; también el hecho de tener un destino, un determinismo vital ad hoc definido por el mundo tecnológico (llegar a casa a grabar, hacer fotos, entrar a WhatsApp, jugar en las consolas mediante el teléfono, el laptop, la consola de videojuegos).

Asimismo, Arendt no nos diría que tendríamos que dejar estos vicios ni condiciones materiales por un rol en lo público, simplemente, equilibrarlo. No darle prioridad al Instagram por sobre un libro, solamente tener tiempo para ambos. Estudiar y criticar, a la vez que jugar.

Hoy vivimos en la sociedad de masas, pero en una interconectada por el internet y las redes sociales. Pero ello no debería ser un condicionante de la propia existencia ética y social de cada persona. Más bien, la existencia de las personas es la teleología de las redes sociales, puesto que creadores de estas, deben responder ante la virtud y no hacernos inútiles.

Entonces, diría, vive y consume, pero que no te consuma el consumo, ni que te serene el sedentarismo, ni tampoco que te inmovilice la política, preferiblemente, al contrario.