La lectura, las campañas por la lectura, los millones de millones gastados en esa promoción inútil de la lectura, tratando de hacerla pasar por muy moderna, (se ha llegado hasta decir la lectura es bacán, o tonteras por el estilo) o como una necesidad para la vida feliz de la familia chilena, en fin, cualquier cosa sin decir que la lectura necesita tiempo y silencio y concentración e interés.
Bueno, se han gastado lo que no tienen y se ha avanzado cero. ¿Por qué? Una de las respuestas más contundentes se puede encontrar, por ejemplo, en las lecturas complementarias de quinto básico, 2017, siglo XXI.- Muchachos de 9 ó 10 años, expertos en video juegos, celulares, y asiduos de internet. ¿Qué deben leer en mayo? Sin Familia de Héctor Manlot. Casi 300 páginas, escritas en el siglo diecinueve , con una historia dramática y triste, que debe haber hecho llorar en esos tiempos que no existían radioteatros y menos teleseries.
«La lectura necesita tiempo y silencio y concentración e interés.»
Para felicidad de esos jóvenes obligados a leer este bodrio, en internet hay resúmenes capítulo a capítulo en página y media. Se preparan para agosto. Ahí deberán leer Mi querido enemigo de Jean Webster, también de fines del siglo diecinueve, también un dramón con orfelinatos y todo. A esto habría que agregar Azabache, novela de 1877 – vaya coincidencias de época fructífera de novelonas dramáticas- 150 páginas de la escritora Anna Sewel.
La lista se completa con Charlie y el gran ascensor de cristal, una modernidad de fines del siglo XX, El Rey de los Atunes, única de autor chileno – Hernán del Solar- escrita para menores de cinco años. Y Las aventuras de Tom Sawyer, del gran Mark Twain.
Por supuesto no se divisa en este listado, ninguna intención de que la lectura sirva para algo, que de alguna pista de la vida moderna, algún autor que pueda interesar a jóvenes del 2017. No vamos a dar una lista de posibles autores que hasta pudiendo ser del siglo diecisiete, aportarían alguna curiosidad o inteligencia a estos alumnos. Hasta acá la razón para no gastar pólvora en la lectura. Lo bueno es que estos alumnos pueden despachar todas las lecturas en breves resúmenes que navegan por las redes. Se evitan el aburrimiento máximo.
Comentarios
25 de mayo
Con esa tipo de literatura le quitan cualquier interés que puedan tener los niños por la lectura. Este es un tema viejo, por el año 1971 debí leer el Mio Cid en 1 medio con 13 años , ya generaba contoversia el tema del tipo de literatura.
Seguro que en matemáticas deben estar aprendiendo a utilizar la »regla de cálculo», y obtner el valor de función trigonométrica utilizando la »Tabla Larsen»
0
25 de mayo
Lamentablemente en las escuelas te enseñan a odiar leer, cuando mi madre me enseñó a leer, comencé a devorarme las historietas de Batman, Superman, Disneylandia, Tío Rico, Patolandia, Rumbo, etc. Luego comencé a leer los cuentos de Esopo, Perrault, los hermanos Grimm, Marta Brunet, Marcela Paz, etc. Mas tarde seguí leyendo los diversos libros de aventura de Emilio Salgari, Alejandro Dumas con los mosqueteros, las mil y una noche. Me acuerdo que Julio Verne me enseñó a volar, mejor que la marihuana, y soñar con todos sus libros de aventura y ciencia futuristas, Isaac Asimov me llevo al espacio, chao con George Lucas y spielberg; Lovecrafr me enseñó el terror diabólico, mas que Stephen King; John Steinbeck me llevó a conocer la justicia social con su libro Las Uvas De La Ira, si de sexo querías saber, leanse El Decamerón, mejor que el viagra. Con Erich Maria Remarque conocí la crueldad de la guerra. Con Solzhenitsin conocí la falacia del socialismo comunista y de las dictaduras sin control. Podría seguir, pero se me acabo el espacio. Ninguno de los libros o autores mencionados me los hicieron leer, terminé odiando al quijote, asi que si lo ven por allí diganle que lo quiero matar.
0
05 de junio
Este texto tiene algunas contradicciones. Señala que se necesita «tiempo y silencio y concentración e interés», cuando precisamente las obras que más requieren de esas cosas son los clásicos, entre los cuales se contarían algunas de las novelas citadas por el autor del artículo. Si los planes lectores se ajustaran del todo a las aficiones del grueso de los niños contemporáneos, se leerían varios libros de youtubers famosos, banales y adinerados. Naturalmente, estas obras ni siquiera son literarias, y lo que menos buscan es crear un espacio de lectura. Son meros productos de márketing, como podrían serlo poleras, tazones o chapitas con la efigie del personajillo de turno.
Por otra parte, el texto señala que la lectura * tiene * que servir de algo, lo que la acercaría justamente a la visión pedagógica y moralizante de quienes se resisten a renovar estos listados de lecturas escolares.
Ahora, no deja de ser curiosa la idea de que estos clásicos no tienen nada que decirles a los lectores niños. En mi caso, aunque no conecté con muchos de ellos en su momento, pude valorarlos en posteriores relecturas, y agradecí haberlos conocido en el colegio. Creo que la escuela debiera ser flexible en posibilidades y no quedarse sólo en las lecturas «divertidas» y facilistas, porque éstas seguirán al alcance de los chicos, y si no, pues tampoco se pierden de mucho. Olvidamos que lo importante no es tanto que los niños lean a toda costa, sino qué, cómo y para qué leen.
-1