A menudo en nuestra sociedad se habla de hacer las cosas bien, hacerlas de manera apropiada o de trabajar intensa y eficazmente. Pocas veces, sin embargo, nos detenemos a pensar en qué consiste esto en términos concretos. Sería bueno analizar un ejemplo que tenemos a la mano sobre esta intención y comportamiento social: la construcción de edificios en altura.
¿Por qué vivir en altura? Se habla de la necesidad de densificar la ciudad para acomodar una mayor cantidad de personas en un espacio menor. Esto es cierto en tanto el suelo a disposición es un recurso limitado. Pero, ¿por qué densificar tanto? ¿Cuál es la idea de pasar de viviendas de un piso, o dos, a edificios de departamentos de 10 o 20 pisos de altura?
Cuesta entender la lógica según la cual se toman estas decisiones, ya que, a todas luces, Chile no es el principado de Mónaco, Japón o Bangladesh, por lo cual no tiene que acomodar millones de personas en un espacio muy reducido. En palabras simples, se dispone de mucho espacio vacío sólo en la zona central para acomodar millones de personas.
Si el problema es la falta de espacio, en última instancia se puede poblar un extenso territorio con ciudades interconectadas con ferrocarril. Y no es necesario que este medio de transporte sea de última generación, o como se conoce, un tren de alta velocidad. Basta con que sea un tren moderno y bien organizado que cubra esas distancias de manera tradicional.
Pasando a un ámbito más reducido, como puede ser el de una ciudad como Santiago, algunos de los problemas que presenta una urbe extendida y poco densificada son los siguientes.
-El transporte se hace más difícil y los tiempos de viaje más largos, al tener que atravesar de un lado a otro de la ciudad. A esto debe agregarse un mayor consumo de combustible, insumos, y de mantención de las máquinas (aumento de costos de viaje).
-Los servicios básicos, tales como agua, electricidad y gas, presentan líneas de suministro más largas, por lo cual también su operación se hace más costosa, así como difícil su reparación y mantención. También sucede lo mismo con las calles y su pavimentación.
-Los tiempos de recorrido de los servicios de emergencia, tal como ambulancias, bomberos y de seguridad como la policía, se hacen más largos. Una ciudad más extensa es más difícil de vigilar o recorrer, sobre todo si presenta una mayor cantidad de calles pequeñas, y pocas avenidas.
-La ciudad pierde coherencia, se fragmenta en un conjunto de centros urbanos dentro de la misma ciudad, por lo cual es más posible que los habitantes de un sector de la ciudad tengan poco o nulo contacto con los de un sector opuesto.
-Se dificultan las economías de escala en el uso de Hospitales, Escuelas, parques y áreas verdes, ya que un mismo servicio, por ejemplo un Teatro, puede servir a más personas si estas viven en las cercanías, pero en una ciudad extensa deben crearse un mayor número de estos servicios.
Por consiguiente una ciudad debe densificarse y aumentar el número de personas que comparten los mismos servicios, por unidad de superficie. Pero la densificación plantea otros tipo de problemas. Y estos, en el caso de Santiago, se evidencian en la construcción en altura.
Torres de departamentos
Los edificios altos, por lo demás, aparte de ser más difíciles para los servicios de emergencia, consumen mayor cantidad de energía por el uso de ascensores y distintos equipos. Lo cual en ocasiones se refleja en los gastos comunes de sus habitantes. Y también, desde un punto de vista anímico, no son recomendables para todas las personas.
Los problemas de un edificio de departamentos demasiado alto son evidentes. Muchas personas los perciben de manera intuitiva, pero pueden resumirse de manera muy simple. La altura, en primer lugar, molesta a muchas personas que no están habituadas a vivir en tal ambiente. Por tanto dificulta la estadía, en términos generales, para los ancianos, los cuales deben usar los ascensores para llegar a sus viviendas, para los niños, que corren riesgo al jugar en las ventanas, y para las personas con vértigo y problemas con las alturas. El tiempo de viaje, por otra parte, para un inquilino que deba llegar desde el nivel de la calle hasta su hogar aumenta, y se dificulta debido a los cortes de luz, los sismos y las emergencias. Cualquier eventualidad deja a los moradores a disposición del suministro de electricidad. Todos estos inconvenientes no ocurren en un edificio de menor altura, en el que sus habitantes puedan llegar hasta su vivienda usando las escaleras, en un tiempo conveniente.
Los edificios altos, por lo demás, aparte de ser más difíciles para los servicios de emergencia, consumen mayor cantidad de energía por el uso de ascensores y distintos equipos. Lo cual en ocasiones se refleja en los gastos comunes de sus habitantes. Y también, desde un punto de vista anímico, no son recomendables para todas las personas.
Este tipo de construcciones, además, por este tipo de problemas que rara vez se describen con claridad, tienen tendencia al abandono y a ser deshabitados. Y esto genera otro tipo de problemas que, habitualmente, no se tienen en cuenta al edificarlos.
Por añadidura, los habitantes próximos a estos edificios ven desvalorizadas sus propiedades para un uso residencial, y puede aumentar su demanda para un uso comercial. Esto significa que casas en las inmediaciones tienden a venderse o arrendarse para negocios, pues quienes habitan en casas se sienten incómodos con las vistas que sus vecinos puedan tener sobre ellos.
Con frecuencia, el resultado más inmediato es que surgen edificios nuevos alrededor, los cuales tienden a tener una altura similar a la del primero.
¿Cuál es la solución?
Sería difícil plantear una solución definitiva, toda vez que este tipo de materias son tema de estudio de arquitectos y urbanistas, pero a todas luces, y de manera claramente intuitiva, se perciben soluciones intermedias o mixtas que resultarían menos impactantes.
En primer lugar, como es obvio, una ciudad no puede albergar únicamente casas, salvo en casos muy especiales (pequeñas ciudades, pueblos, suburbios). Es necesario entonces construir viviendas de departamentos, pero como es lógico, la altura de estos no debe exceder de ciertos límites.
Para que una ciudad se densifique es preciso proveerla de los servicios necesarios, tales como áreas verdes, centros culturales, hospitales y escuelas. Como naturalmente las personas desean habitar en las cercanías de estos lugares, esto valoriza el terreno y atrae, a su vez, al comercio. Por todo ello, es extremadamente importante como se planifica el diseño y la construcción de este tipo de servicios.
Todas estas materias, fuera de ser un tema de interés exclusivo para arquitectos y constructores, podrían ser temas de interés general.
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