El capitalismo ha monopolizado los conceptos de democracia y libertad. Lo que otrora significaba en su sentido original soberanía popular gobierno del pueblo , con ciudadanos preparados para participar de las decisiones políticas que incumbían a toda la comunidad, ahora es un instrumento de dominación ejercido por oligarquías plutocráticas sobre masas adormecidas.
Para esta expansiva corriente política y económica imperante llamada capitalismo, cuya máxima representación es Estados Unidos; civilización de los espectáculos de luces, toda sociedad que pretenda declararse autónoma, defendiendo su cultura y sus riquezas de las garras de potencias explotadoras, es catalogada como retrasada, autoritaria, fanática, populista y ajena a la democracia. Pero ahondando en el capitalismo, desentrañando su lógica y pragmatismo, podemos decir que no existe sistema en la historia más aberrante y antidemocrático que éste; pues propaga la producción irracional del consumo ilimitado, la mercantilización de la política, naciendo con ello gigantescos monopolios y plutocracias parasitarias que transgreden el principio republicano del bien común, generando la cadena invisible del crédito y el interés, la plusvalía y la explotación del llamado «capital humano».El capitalismo representa entonces una forma de nihilismo, que proyecta una ilusión de libertad, pues las personas nacen con una existencia predeterminada, que lo destina para la producción y subsistencia del sistema.
En el régimen del capitalismo, se puede ser empleador o empleado, dentro de una máquina productivista llamada empresa, cuya meta es generar dinero; fardos de papel sin el cual no se puede comer, ni estudiar, ni tener vivienda, ni acceder a la salud, etc (no olvidemos el ilusorio dinero electrónico y las tarjetas de crédito). El capitalismo transforma el dinero en el Santo Grial del dios mammón, por el cual sus devotos derraman sangre y sudor hasta la muerte. Este sistema con toda su aparente naturaleza civilizadora y de libertades, trae consigo la esclavitud del hombre, atrapándolo en la necesidad de producir mecánicamente, de consumir espejismos para tratar de sofocar la detestable existencia moderna, agotando la vida.
El capitalismo representa entonces una forma de nihilismo, que proyecta una ilusión de libertad, pues las personas nacen con una existencia predeterminada, que lo destina para la producción y subsistencia del sistema. Debe generar capital o convertirse el mismo en capital, aportando con su fuerza de trabajo, despertándose a una determinada hora con el desgraciado sonido de un despertador, soportando varias horas de jornada laboral que traen innumerables problemas de salud. El que no trabaja recibe el estigma de holgazán y su pronta suerte es la miseria material. Dentro de la sociedad capitalista cada individuo busca sobrevivir.
La supuesta libertad de prensa es una ilusión, debido a que cada medio tiene un dueño que remunera y que promociona todo lo que no contravenga sus propios intereses. Se transforman entonces estos medios, en enormes máquinas de publicidad e idiotización. El capitalismo, impone el oasis del pan y circo, cuyos conceptos actúan como muletas que impiden al hombre visualizar su miseria existencial, el sinsentido de su vivir.
Esta manipulación publicitaria del capitalismo también se aplica en la política. Los diferentes candidatos, amparados por grandes conglomerados se auto-promocionan, ofertando sus propuestas, prometiendo grandes beneficios como en la vitrina de un mercado y el votante compra, consume las proyecciones hologramáticas que venden estos candidatos, que operan al interior de un mismo sistema. Además estas grandes coaliciones, estos partidos, son financiados desde el interior, como del exterior por usureros que anhelan asegurar sus privilegios manteniendo en el poder a sus lacayos (u ofertándose ellos mismos como líderes de la nación).
El capitalismo no conoce de patrias, ni de culturas, su motor es la codicia; por ello los capitalistas buscan controlar tanto los monopolios como el poder político, para ejercer poder sin límites, protegidos además por la fuerza pública de orden contra cualquier intento de rebelión ciudadana o acciones de disidencia. Por supuesto que esta codicia capitalista se manifiesta en el imperialismo internacional que no tiene tapujos en intervenir naciones, para explotar sus recursos. Estados Unidos por ejemplo necesita de desorbitantes cantidades de petróleo para cubrir sus despilfarrados gastos de energía.
¿Dónde están la libertad y la democracia dentro del capitalismo?
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