Tampoco imagino el hecho de sentirse abandonado, despojado, sin siquiera tener un familiar o amigo donde llegar y cobijarte porque ellos también están sufriendo lo mismo. Donde solo queda el consuelo de tener cerca a los tuyos, pero también mirarlos y sentir el peso de esa tremenda responsabilidad de volver a levantarse cuando sentías que ya la pega estaba encaminada, terminada o a medio terminar.
Tanto ha pasado los últimos días, tanto se ha visto, tanto se ha escrito. No imagino el dolor que habrá sentido esa gente que veía con impotencia que se quemaban sus casas, peor aún, aquellos que tuvieron que ser obligados a abandonar su lugar cuando la adrenalina les hacia quedarse, cuando la racionalidad se escapaba al ver que todo el esfuerzo se iba a perder, esfuerzo de años, de la vida.
Tampoco imagino el hecho de sentirse abandonado, despojado, sin siquiera tener un familiar o amigo donde llegar y cobijarte porque ellos también están sufriendo lo mismo. Donde solo queda el consuelo de tener cerca a los tuyos, pero también mirarlos y sentir el peso de esa tremenda responsabilidad de volver a levantarse cuando sentías que ya la pega estaba encaminada, terminada o a medio terminar.
Desde lejos solo puedo tratar de entender qué puede sentir aquel funcionario que no dio prioridad a las advertencias de que un incendio forestal podía llegar y arrasar con cerros y casas. Lo imagino diciendo, «si nunca ha pasado, como tanta mala suerte». Lo que no puedo imaginar es su reacción cuando la mala suerte llegó. No sabría decir si lo que primero que pasó por su mente fue tristeza, vergüenza o remordimiento. Desconozco si aún siente algo, quizás encontró a quien culpar y enjuagar un poco su angustia.
Me cuesta comprender a la prensa, no reconozco su real aporte, cuando un diario simplemente cree que el fútbol merece mayor importancia, mientras por otro lado, canales de televisión creen que es lo único que existe, por horas hablando y alargando sin nada nuevo que aportar y luego buscando la lágrima, la pena, el sufrimiento hasta incluso arriesgar la dignidad y la vida propia o de otros, con tal de dar la nota de impacto, el emocionante relato, la catarsis en pantalla, ojalá en directo para Chile y el mundo.
Poco comprendo de regularizaciones y legalidad de terrenos, de cómo campamentos y tomas en lugares remotos y peligrosos son añadidos a la ciudad sin considerar riesgos, sin preocuparse por esa gente que arriesgó años su vida sin saberlo, o peor aún, sabiéndolo, pero sin alternativas para desplazarse, sin elección. Autoridades que, entendiendo esto, en lugar de buscar una alternativa, buscaron la más definitiva de las soluciones en Chile, la solución temporal. Y urbanizaron el sector, regularizando su situación no con conciencia del peligro, sino a pesar de este.
Espero que hayamos aprendido la lección, pero siento que esa frase es solo un lugar común y una vez más se quedará en eso. Espero no saber de lo que hablo y estar profundamente equivocado.
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