Si por alguna remota posibilidad, usted cree que lo están insultando de manera injusta o no quiere sentirse “amenazado” por los comentarios de un pueblo herido, imagínese lo que sentimos nosotros como pueblo que no vemos ningún avance en nuestro país.
Anoche antes de dormir, miraba mi Twitter y me encuentro con una noticia llamada #LeyCTM y al leer de qué se trataba comprendí que el seudónimo calzaba preciso con la idea de la ley.
Y probablemente fue el predicado de la mayoría de las expresiones que cada uno de nosotros profirió al momento de conocer la información.
Me cuesta creer que después de la trágica historia que tenemos como país, después de haberse coartado la libertad de expresión durante tantos años, hoy un “honorable” crea que por pertenecer a un cargo público es intocable. Peor aún, habían otros que estaban de acuerdo! Insólito.
Señor Sabag, si usted cree que imponiendo leyes tan absurdas se va a ganar el respeto del pueblo, permítame comentarle que no hay nada más lejos de la realidad. El respeto se gana a punta de sacrificio y trabajo. ¿De verdad por su cabeza esta idea le pareció buena? La verdad si sigue teniendo ese tipo de ideas, le aconsejo que se retire de la política, porque personas como usted ya tenemos muchas sentadas en el mismo Congreso que usted está, y la verdad es que más que alegrías, solo nos han dado más problemas y dolores de cabeza.
Usted, que goza de un sueldo millonario, que no tiene que pedir hora para ir al médico, que conoce el Transantiago desde la comodidad de su auto, que no tiene que decidir si educar a su familia o comer y que principalmente está sentado ahí porque algunos ilusos compatriotas creyeron que usted haría bien su trabajo, hágale un favor al país y por favor, déjele el lugar a alguien competente.
Si por alguna remota posibilidad, usted cree que lo están insultando de manera injusta o no quiere sentirse “amenazado” por los comentarios de un pueblo herido, imagínese lo que sentimos nosotros como pueblo que no vemos ningún avance en nuestro país. La salud sigue en estado crítico, la educación es un monumento al lucro y de pésima calidad. Imagínese nosotros, que tenemos que andar en un sistema de transporte deficiente, deplorable, que tenemos que costear las alzas de la bencina, el pan, las verduras, la micro y que tiene que conformarse con un sueldo mínimo que no alcanza siquiera para sobrevivir y como si fuera poco tenemos que tolerar a personas como usted, que la idea más brillante que se le ha ocurrido es coartar la libertad de expresión ¿Espera que lo aplaudamos de pie por semejante muestra de inteligencia? Supongo que sabe de dónde viene el dinero que usted gana mensualmente ¿no? Por favor, no nos falte más el respeto.
¿Quiénes son los insultados?
Señor Sabag, le voy a decir algo. Mi país, está aburrido de personas como usted. La dictadura se acabó hace años y como país nos juramos que nunca más toleraríamos algo similar. Y la libertad de expresión no es algo que vamos a transar y menos a manos de un político. Somos nosotros los que no queremos más leyes estúpidas. Usted y el resto de los “honorables” no son intocables y si no hacen bien el trabajo para el cual les pagan millones, no esperen que los amemos.
¿Y sabe qué, Señor Sabag? Más impotencia me da cuando no se reconoce el error. Echarle la culpa a sus asesores, eso es de mala clase. Y si por alguna remota posibilidad es cierto que no conocía lo que decía esa ley, queda claro que el poncho le ha quedado grande, porque queda de manifiesto que no hace la pega. Aunque para ser franco, yo creo que efectivamente esta brillante ley salió de su prodigiosa cabeza.
Créame que se ha ganado el odio y el repudio mío y de millones de compatriotas que estamos aburridos de ver actitudes tan absurdas de políticos como usted. Estamos decepcionados de la política por personas como usted y su séquito de intelectuales que apoyaron esta ley.
El respeto se gana con trabajo, esfuerzo y mucho tiempo, jamás se impone. Finalmente, si por casualidad llega a leer esta columna, aunque lo dudo porque me imagino que su cabeza debe estar ebulliendo en ideas similares, créame que estas letras están escritas con mucha decepción y con una impotencia gigante al ver cómo mensualmente ganan millones de pesos, mientras muchos de mis compatriotas no tienen techo donde dormir, otros mueren de frio y otros mueren en los pasillos de indignos hospitales y tienen que sacar adelante a sus familias. Usted gana millones que no justifica su trabajo.
Espero que sepa entender esto como una crítica constructiva y que tiene la posibilidad de hacer las cosas bien, de ganarse el respeto y admiración de millones de personas como yo, pero mientras no veamos que desempeñe sus labores a la altura de lo que esperamos, para mí y para millones de chilenos, usted y su séquito de sensibles colegas, seguirán siendo unos… (complete la oración)políticos.
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