Difícil es poder definir lo que se siente tras dejar un año como el 2011. La alegría de darse cuenta de que aún hay tiempos de unión y por ende de fuerza nos deja esperanzados con lo que se viene y lo que nos compromete como sociedad.
Ahora bien, si quisiéramos hacer un balance y hacer memoria de lo ocurrido, el 2011 es posible de definir como un año de descontentos y movilizaciones, de darse cuenta de que contamos con una sociedad que no está dormida sino que es consciente, vive la realidad y se preocupa de ella. Así es como se recordará este año 2011, periodo de alta agitación social, que no fue más que enseñar e interpelar a quien está en el poder.
¿Resultado? Los cambios son pocos, salvo aquellos con mayor cobertura mediática y en los que las resoluciones no traerán mayores consecuencias en los bolsillos de los afectados. Estamos en los días a los que Nicanor Parra se refirió como los tiempos en que los vicios de esta época moderna más se materializan.
Chile ha vivido un periodo difícil y de maduración, en el que la sociedad ha aprendido a hablar y a expresar junto con opacar –según Parra- a quienes visten generalmente de negro como los precursores del otoño y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres. Referirse a personajes con nombre y apellido es minimizar el problema; basta con sentarse y entender cómo está funcionando esta jungla donde son solo algunos son los que han sabido cómo caminar y han enseñado al mismo tiempo al resto a cómo avanzar. ¿El problema? Como dijo Parra: almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía…y con ello se criminaliza a una sociedad que está en movimiento.
Hemos visto desafíos, hemos visto a una sociedad activa, pero también hemos sido testigos de un diálogo donde abunda la sordera y que se refugia en vicios modernos; discriminaciones raciales, los amigos personales de su excelencia, el reblandecimiento de los hombres favorecidos por la fortuna, la confianza exagerada en sueros y vacunas, el afán desmedido de poder y de lucro, la carrera del oro, la fatídica danza de los dólares, la destrucción de los ídolos, los accidentes aeronáuticos,entre otros mencionados por Parra.
La tarea es avanzar y continuar activos, caminar por el camino que ya se ha trazado y, si es necesario, retroceder en pos de aprendizaje. Son periodos donde no interesan solo resultados, sino el proceso, donde la conciencia y la crítica comienzan a tomar espacio imbatible. Conservar más de lo mismo es ilógico, no es más que ahondar en más vicios y cegar la salida de ellos.
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Foto: Nfotografias / Licencia CC
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