Son muchas las interpretaciones sobre las demandas de la masa de manifestantes que inundaron Chile durante el mes de Octubre, algunos hablan de Asamblea Constituyente, el gobierno de un nuevo pacto social y otros de un cambio de modelo. Como individuo, ciudadano con derecho a voto pero con insignificante voz, me atrevo a establecer que Asambleas, Bonos y Pactos solo tendrán sentido si pueden satisfacer mi anhelo de ser pobre. ¿Por qué ser pobre? Nuestro gobierno, de derecha, lleva meses diciéndonos que el mérito y el esfuerzo individual son la base para acceder a los mejores colegios (públicos por supuesto), que los chilenos bien nacidos son aquellos que día a día sudan la gota gorda por progresar. El arquetipo del chileno bajo el modelo neoliberal es el emprendedor. Recordemos a Laurence Golborne (no sé si se escribe así, pero me da pereza chequearlo), nació en Maipú, estudió en el Instituto Nacional (trampolín social) y gracias a su esfuerzo sus hijos estudian en un Colegio particular, la Comuna en que vive se ubica al oriente y ha sido incorporado a las redes de contacto que lo hacen parte de los triunfadores.
Yo no quiero emprender, no quiero sudar la gota gorda. Adquirir bienes no me genera satisfacción alguna y si trabajo es porque no me queda otra y porque me gusta compartir con adolescentes en las salas de clases y generar en ellos cuestionamientos y estímulos para que aborden su vida como ciudadanos críticos, empáticos y con un sentido de justicia que surja de sus propias preguntas y convicciones. Me gusta llegar a mi casa temprano, jugar con mis hijos, conversar con ellos y, en la noche, vivir la complicidad de mis inquietudes, risas y amarguras con mi compañera y ocasional amante. Esta vida, para mi gobierno y para el Estado, es la vida del flojo, en la lógica del Estado Subsidiario, mi calidad de vida es un atentado a la libertad de mis hijos de poder educarse, es un atentado a la salud de mi familia, es la amenaza de ser víctima de la delincuencia.
No quiero cosas gratis, no quiero endeudarme. Los fines de semana en el Mall no me interesan. Como diría Francisco de Asis, lo poco que necesito lo necesito poco, y quiero que así sea. Pero mi felicidad sencilla no está permitida en el proyecto neoliberal que resignificó el mérito. El ganarse el pan con el sudor de la frente adquirió una macabra literalidad, que genera angustia frente al castigo de ser pobre, que genera que la posibilidad de una salida colme las calles de ruido de cacerolas.
No quiero socialismo, no quiero regalos ni dádivas, no quiero la riqueza de los ricos. Quiero ser pobre, quiero que, en mi pobreza, pueda elegir la educación para mis hijos. Quiero que en mi pobreza, mis hijos reciban una salud que les permita desarrollar su cuerpo, su mente y su espíritu. Quiero que mi pobreza signifique para mis hijos jugar en las calles y plazas de mi barrio, sin la angustia de que la pasta base y el narcotraficante amenace sus vidas para satisfacer la demanda de drogas de quienes viven de Plaza Italia para arriba.
Como diría Francisco de Asis, lo poco que necesito lo necesito poco, y quiero que así sea. Pero mi felicidad sencilla no está permitida en el proyecto neoliberal que resignificó el mérito
Quiero un Estado de Bienestar, quiero ser pobre, austero y feliz. Supongo que me dirán que pido demasiado, que los flojos no deben pedir sino limosnas y con la cara llena de vergüenza. No me da vergüenza, no quiero migajas ni bonos. Quiero seguridad, salud y educación para mis hijos. Supongo que es mucho pedir. Quiero ser pobre.
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José Nuñez
De. Acuerdo contigo Andres, para q tanta banidad, tantos bienes materiales, solo para enriquecer más al capitalista? NO… El pobre en Chile y en todo el mundo nada tiene y nada le falta, solo quiere vivir feliz y con amor…
Javi-Al
Curioso análisis, y felicitaciones, es una opción legitima para la vida, no es la mía, nací en la pobreza y la pasé muy mal, muy mal, junto a mis compañeros de generación estudiamos con grandes sacrificios y en algo mejoramos nuestras vidas, y junto a ello, Chile cambió de una pobreza aberrante a algo menos aberrante, aunque las personas jóvenes de hoy no lo entiendan ni les interese. Pero lo suyo es una opción válida, siempre y cuando, pueda Ud. costear su propia pobreza, porque hasta para ser pobre hay que tener recursos, los bueno de su apuesta es que el capitalismo y el socialismo le pasan por el lado, y eso, créame, es liberador.
Ivan
Si bien considero su propuesta valida solo por ser su opcion personal. Lamentablemente el famoso «estado de bienestar» no es magia, ni los ricos tienen un cofre con monedas ni dolares que si se lo quitamos y «repartimos» habra mejor salud, afps, educacion etc. Creame que como piensa usted es como piensan los Argentinos y estoy seguro que no le desea eso a sus hijos ni a nadie. El no ser competitivo nos hace esteriles y las instituciones entregan servicios que si fueran competitivos serian mucho mejores (por ejemplo FONASA, CODELCO, ENAP, TVN y ultimamente la educacion).
Sea pobre y cuando lo sea aun mas de viejo y sus hijos no lo mantengan, que lo mantengan esos «neoliberales» y el estado de bienestar siesque existe.
anysur
Lo que indica no es ser pobre, es vivir una vida virtuosamente humilde. Ser pobre es cuando no te alcanza para vivir.
Juan Pedro
Quiere salir, educación y seguridad. Me imagino que todo gratis, cierto? Bueno, le cuento que eso cuesta plata. Aunque sea La Plata de sus impuestos. Pero quiere ser pobre, o sea, ganar poco, o sea, no pagar impuestos. Se da cuenta que no funciona?