Haciéndose cargo de las decrecientes tasas de natalidad en Chile, el Presidente de la República, en su cuenta pública del 21 de Mayo, realiza dos anuncios que irían directamente orientadas a revertir estas cifras.
Primero, un bono que comenzará en $100.000 – para la mujer que tenga el tercer hijo y llegará a los $200.000 – al del quinto hijo.
Su segundo anuncio, es la duplicación de los tratamientos de baja complejidad contra la infertilidad prestados por la Red Pública de Salud y las instituciones con convenio.
Si bien es del todo positivo que el Estado adopte medidas para mejorar nuestras tasas de natalidad, el anuncio del 21 de Mayo presenta dos caras, una negativa y la otra positiva.
En cuanto al aspecto negativo, debo mencionar el anuncio del bono por tercer hijo. Si el objetivo es mejorar las tasas de natalidad, no tendrá ninguna incidencia.
Pensar que incentiva la natalidad es como creer que el bono bodas de oro contribuirá a que los matrimonios duren 50 años o más. Así como ningún matrimonio durará 50 años sólo por cobrar una regalía estatal, ningún niño nacerá gracias al bono por tercer hijo.
Y es que se lo podrá calificar como ayuda, como premio, como subsidio, pero jamás como política pública de natalidad. En este sentido será absolutamente ineficaz e ineficiente.
El aspecto positivo es que, por primera vez en una cuenta pública, se toca directamente como política de natalidad el financiamiento de tratamientos contra la infertilidad en baja complejidad, esto es, en inseminación artificial.
Se entiende que la mayor cobertura en los tratamientos en reproducción asistida son medidas que van en la dirección correcta si queremos revertir las tasas de natalidad en Chile, pero considerando que la infertilidad afecta, con mayor o menor grado, a trescientos cincuenta mil personas en nuestro país, sin duda la cobertura anunciada de dos mil tratamientos, es insuficiente.
En cuanto a los tratamientos de alta complejidad, como fertilización in vitro, la cobertura en el sistema público alcanza a 459 tratamientos, pero en cuanto a estas técnicas de reproducción humana asistida, no hubo ningún anuncio en la cuenta presidencial.
Por lo tanto, el anuncio de aumentar la cobertura a 2000 tratamientos en baja complejidad apunta en la dirección correcta, pero es insuficiente si realmente queremos que esta medida tenga incidencia en las tasas de natalidad. Se debe avanzar en la cobertura universal en los tratamientos de reproducción asistida.
Por otra parte, si queremos abordar seriamente una política de natalidad orientada a revertir las preocupantes tasas de los últimos 20 años, se deben crear las condiciones económicas y sociales para que las personas tengan hijos.
Si queremos abordar seriamente una política de natalidad orientada a revertir las preocupantes tasas de los últimos 20 años, se deben crear las condiciones económicas y sociales para que las personas tengan hijos.
En condiciones de profunda inequidad, donde no existe educación gratuita de calidad o tener un digno acceso a la atención sanitaria, esto no se da.
Las causas de las bajas tasas de natalidad, tienen un componente biológico y un componente económico social. Para abordar las causas biológicas se debe avanzar hacia la cobertura universal en los tratamientos de reproducción asistida, para abordar las causas económico-sociales, se debe adoptar políticas para lograr el acceso a la educación gratuita de calidad y el adecuado acceso a la atención sanitaria.
Solo atendiendo a las causas biológicas y a las económico-sociales de la baja natalidad, lograremos tener política pública efectiva para revertir las magras cifras que desde 1990 se vienen registrando en esta materia.
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