Como una flor que empieza a brotar en el día de la primavera, nos enteramos que Unesco otorgó a nuestro buen amigo Francisco Estévez Valencia, la distinción Premio Unesco-Madanjeet Singh de Fomento de la Tolerancia y la no Violencia 2014. Enhorabuena, y más que merecido.
…el honor de la distinción entregada a este hombre ejemplar, es sólo un brazo para sostener lo que todavía debemos realizar en Chile, en sus instituciones y en su cultura.
Tengo la más plena convicción que Pancho logra reunir en su persona e historia, un tiempo generacional, que obligado a vivir en tiempos de oprobio y barbarie, pero que testimoniando generaciones próximas, lograron con sus vidas y sus actos traspasar la fuerte tensión de las palabras ideologizadas y abrir, en base al testimonio, los puntos de encuentro para enfrentar la dictadura cívico-militar que nos afectó en las décadas pasadas.
Saber del proceso iniciado para presentar su postulación fue, en sí mismo, un momento de volver a valorar y resignificar que lo que realizamos, está inscrito en nuestra historia como vidas ejemplares que fueron y deben seguir siendo valoradas. Esto es el primer efecto positivo. Resignificar desde la experiencia construida en el afecto y en la valoración del otro, y denotar que el espacio de lo público sí o sí, debe tener la impronta de una comunidad que se encuentra y conversa.
Cada espacio reconstituido, cada esquina ocupada, sala de reunión, sala de clases, fue una oportunidad para que lo público, negado y desprestigiado en privatizaciones de pocos, lograra ser el puntos inicial de las bases de un Chile democrático.
Los temas, nuestras intuiciones, nuestras convicciones en el Chile actual deben seguir siendo un telar donde nuestros pinceles vuelvan a florecer.
Este segundo efecto, el desafío que la tolerancia y la no violencia que se presenta en la hora actual, requiere de la frescura de nuestros actos testimoniales co-construidos en los tiempos dictatoriales.
Creo que Pancho, cuando el 14 de noviembre en París reciba la distinción, la frase “Paris vaut bien une messe” será para cada uno de nosotros un momento para relevar la distinción que todo lo realizado fue plenamente bien hecho.
Tolerar y no violencia, son dos criterios propios de la palabra y del acto de la democracia. «Intolerar» es la invitación a justificar los excesos de fuerzas que en el transcurrir de los horas iniciales, son base de la violencia y las barbaries. Fuimos testigo de ello con la destrucción de nuestra propia casa de gobierno, y lo vimos en la vida cotidiana, donde el miedo fue el modo de evitar al otro.
Espero, y tengo el plena convicción de que ello será posible, que el honor de la distinción entregada a este hombre ejemplar, es sólo un brazo para sostener lo que todavía debemos realizar en Chile, en sus instituciones y en su cultura.
Levanto mi copa con un buen vino, en la misa que la sociedad democrática se merece vivir.
—
Foto: canaldesierto
Comentarios