La relación entre migración y esclavitud es directa. La sujeción de un inmigrante poco calificado a empleos con malas condiciones y la imposibilidad de acceder a estándares aceptables de protección social hacen que la vulnerabilidad de los inmigrantes, sobre todo los latinoamericanos, se profundice aún más.
Ha sido el propio Benedicto XVI hace unos días quien ha sostenido que presenciamos “el avance de nuevas formas de esclavitud”, aquellas que provocan los países menos aventajados oprimiendo y matando literalmente la esperanza y la vida de sus habitantes, los que emigran en goletas o en verdaderas travesías por los desiertos hacia los países ricos o los que aparentan serlo, buscando reconstruir sus vidas a través de una nueva oportunidad.
Pero estos países, los más aventajados o los que aparentan serlo, entre los que se incluye Chile, todavía carecen de una comprensión integral de la cuestión migratoria. Las regiones del norte del país son un foco hoy de inmigración en explosivo crecimiento. La mayoría de los casos de esta inmigración muestra altos niveles de vulnerabilidad, no sólo por el hecho de migrar, que posee en sí mismo sus propios efectos en las personas sino que, además, una legislación obsoleta, sistemas de integración frágiles, la discriminación social, económica y cultural, sumada a la carencia de una política de migración justa y pertinente, que provocan la radicalización del riesgo para estas personas, que toman empleos precarios a menores precios, aumentando el rechazo de la población nacional que atribuye a estos nuevos trabajadores el desempleo nacional.
Mención especial merece el caso de las mujeres latinoamericanas jóvenes inmigrantes quienes en un porcentaje en alarmante crecimiento se emplean como trabajadoras sexuales en condiciones menos humanas, a veces, que en las que vivían en sus propios países.
Hoy existe en el mundo el triple de esclavos que durante los siglos XVIII y XIX, a los que erróneamente se les atribuyen el auge de esta actividad.
Fortalecer la protección de las personas en situación de migración es una herramienta provechosa para la política, cultura y economía de los países, mejor aún que las rebajas arancelarias o las ganancias superfluas que puedan existir luego de un libelo limítrofe terrestre o marítimo.
Hoy, toda esclavitud comienza con una promesa de empleo. La preocupación de los estados no puede ser sólo la de fiscalización y emisión documentaria. En tiempos de democracias modernas debemos esperar y exigir más a los gobiernos, los parlamentos, la sociedad civil y por cierto a cada uno de nosotros en esta materia.
Comentarios
18 de julio
aquesta nit he somiat amb tu!!feia temps que no rdcoreava cap somni i mira, vas i surts tu i se’m queda.estaves a barcelona i jo estava a un bus i et deia que quedavem deme0, e9s a dir, avui. no faltis a la teva cita amb mi, ok? xD
0