En mi mundo perfecto la gente viviría en comunidades organizadas de manera tal que todos los integrantes de una familia colaborarían directamente en la prosperidad de otra familia
En mi mundo perfecto la gente más importante no sería la que tiene más plata, sino la que tiene más edad. En mi mundo perfecto el poderoso sería el anciano. La voz del anciano sería escuchada y atesorada como un privilegio. Una enseñanza de vida, pero también una obra de arte.
En mi mundo perfecto el dinero tendría poca importancia. No tengo idea cómo, porque generalmente lo que es perfecto no se puede explicar, pero en mi mundo perfecto el dinero tendría poco valor. En el sistema financiero estaría incluido naturalmente el trueque.
En mi mundo perfecto la gente viviría en comunidades organizadas de manera tal que todos los integrantes de una familia colaborarían directamente en la prosperidad de otra familia, además de la propia. A nadie se le obligaría a nada, por supuesto. El que no quiere ayudar a otra familia estaría en su derecho a hacerlo (a no hacerlo), pero en mi mundo perfecto los flojos, los ególatras, los egoístas, los ambiciosos desmedidos, serían una minoría devaluada y poco interesante.
A nadie se le prohibiría montar una empresa y hacerse millonario, pero se le supervisaría para impedir cualquier intento de maltrato físico, sicológico, económico o político a cualquier miembro de la comunidad. De hecho, los millonarios se terminarían aburriendo, porque muy poca gente los tomaría en cuenta.
En mi mundo perfecto a los niños se les estimularía el juego antes que cualquier cosa. Jugar sería lo más importante hasta los siete años. Paralelamente se estimularían sus habilidades artísticas. Importaría más pintar, leer, escribir, hacer música o teatro, más que hacer plata.
Los bancos serían bancos éticos. Es decir, no financiarían cualquier negocio; se asegurarían de que lo que financian contribuya social, ambiental y económicamente a la sociedad. Esta estupenda idea la saqué de otra columna que escribieron aquí.
En mi mundo perfecto la estética tendría más valor que cualquier otra ciencia. No existiría una norma, pero la discusión estética, junto con la búsqueda del amor, sería lo que llenaría nuestros días.
En mi mundo perfecto se podría consumir recreacionalmente cualquier planta que exista sobre la tierra, pero sin que pueda ser ésta procesada con químicos artificiales. Quienes optaran por dedicarse permanentemente al consumo de drogas, estarían obligados a poner por escrito, pintar o musicalizar sus delirios. De lo contrario, estarán obligados a someterse a rehabilitación.
La salud estaría asegurada para todos, pero los remedios serían principalmente derivados de hierbas medicinales y la industria farmacéutica celosamente supervisada para observar el uso de químicos artificiales y de abusos de cualquier tipo.
Mi mundo perfecto sería vegano. Los animales en su correspondiente hábitat, compartiendo armónicamente con los seres humanos. Estaría prohibido sacar de su hábitat a cualquier especie, por lo que se evitarían las plagas artificiales que existen hoy creadas por el hombre. El hombre no tendría motivos para matar ni maltratar animales (y el que lo hiciera, sería severamente castigado). Obviamente la humanidad se podría resguardar de animales que puedan ser peligrosos para su integridad, pero de ninguna manera eliminándolos.
Por lo mismo, el cultivo de la tierra (orgánico y biodinámico) sería ya no una forma de ganarse la vida, sino un rito del que dependería el desarrollo de la humanidad. De esta forma el campesino sería un hombre respetado, tendría asegurada una vida acomodada y estaría muy bien considerado en el organigrama social. Los campesinos serían más importantes que los especuladores bursátiles. Aunque creo que en mi mundo perfecto no existiría el especulador bursátil. No habría empresas tranzándose en la Bolsa. Muy probablemente no existiría una Bolsa como tal.
Los chef serían también muy respetados, porque en mi mundo perfecto toda la comida sería muy muy rica. La educación sería gratuita y estaría orientada al arte, las matemáticas, la gastronomía y el deporte. El deporte amateur sería más importante que el profesional.
En mi mundo perfecto se estimularía más la colaboración que la competencia. Habría completa libertad de culto, pero cada religión sería cuidadosamente vigilada para impedir la explotación sicológica, sexual o el abuso a las personas.
El aborto estaría despenalizado, pero por otro lado, no existirían los embarazos no deseados (déjenme, es mi mundo perfecto). Junto con esto, estaría permitida la eutanasia. En mi mundo perfecto estaría permitido el matrimonio homosexual. Básicamente porque la sexualidad no sería tema para nadie. Estaría permitida cualquier relación que fuera consentida entre dos personas mayores de edad.
Por último, en mi mundo perfecto la elegancia sería más importante que el lujo, y la ostentación estaría penada con la indiferencia.
Ya sé que mi mundo perfecto es un mundo imposible, pero cada noche pienso en cómo seguir mejorándolo.
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