Hoy estuve en la gran marcha por la educación, ustedes seguro la vieron en la televisión, multitudinaria, colorida y muy alegre.
Marchar es un acto recomendable de todo punto de vista. Te sientes parte de algo más grande, de un sueño colectivo que te interpela, que te representa.
Y hacerlo por una educación pública de calidad, gratuita, y sin lucro, es muy profundo y habla del país que queremos hoy para todos, sin exclusiones.
Pensé en los jóvenes de nuestra zona, en los niños de las escuelas donde enseñan mis hermanas Patricia y Sonia. Y reflexionaba que en la sociedad del conocimiento que habitamos, no tener una buena preparación, no tener educación de calidad y acceso a un título profesional, es condenarse a un trabajo precario, mal pagado y temporal.
Esto es la cruda y cotidiana realidad de los que vivimos en sectores rurales, donde tenemos bajos índices de escolaridad y calificación. El modelo agroexportador no necesita más educación. Sólo pide manos baratas y en abundancia.
Por eso, el movimiento estudiantil es una causa justa, urgente y necesaria.
Para mí, hay una invitación a repensar el modelo de desarrollo que hemos elegido o se nos ha impuesto desde arriba.
Por eso creo que la política debe ser capaz de generar y proponer esos caminos. Qué inversiones, qué proyectos, qué políticas públicas vamos a implementar desde el gobierno para darles a nuestros jóvenes una chance de futuro.
Los jóvenes necesitan un horizonte de posibilidades que les permitan diseñar su proyecto de vida. Y nosotros, como sociedad organizada a través del Estado, debemos responder a este imperativo construyendo las condiciones necesarias para ello.
Si un joven de Cauquenes, Chanco, Parral, Longavi, elige quedarse a vivir en estos lugares, fundar una familia, emprender, producir, etc. Necesita respuestas desde el acceso y el derecho a la vivienda, oportunidades de estudiar y no endeudarse él o su familia. Y luego, con su cartón en la mano, poder quedarse a trabajar allí mismo. Parece un escenario ideal o inalcanzable para muchos, pero es lo que yo sueño y quiero para todos quienes somos de provincia.
Por eso creo que la política debe ser capaz de generar y proponer esos caminos. Qué inversiones, qué proyectos, qué políticas públicas vamos a implementar desde el gobierno para darles a nuestros jóvenes una chance de futuro.
Por eso estoy en esto, con mi candidatura al parlamento, para jugar en la cancha donde se toman las decisiones, y proponer que hacer para que nuestros territorios, aislados, mudos, y en olvido de sí mismos, despierten y salgan a marchar. Esto no sucederá por la magia o la casualidad, será el trabajo de muchos, de jóvenes y no tan jóvenes, que aprendieron a luchar y a ganar sus causas en movimiento, en colectivo, como siempre ha sucedido en la historia de Chile.
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lilian moraga romero
Eres grande.. Ivan…leer esto me hace admirarte cada dia mas, y sentir emocion de ver que no son solo palabras como tantos, sino mas bien tus actos los realizas con sentimiento y pasion , que nace de tu naturaleza de hombre noble y luchador, y que es la real y sercana esperanza para cauquenes, de vivir y tener por fin alguien, con la experiencia, sabiduria, conocimientos, que nos represente, en un parlamento, que hasta hoy es muy lejano, y ajeno para muchos…..