En la posición donde se encuentran las cosas hoy, es imposible que se llegue a tablas. Jamás se había avanzado tanto y con tantos protagonistas involucrados. Es irreal pensar que partidarios y opositores al movimiento de inconformismo nacional abandonen los puntos de avanzada a los que han llegado, dándose la mano con un aquí no ha pasado nada sin obtener un acuerdo. Ese acuerdo es diametralmente opuesto a lo que cada uno de los bandos desea para sí. Por un lado, y hablando en términos generales se pide una real equidad social en todo ámbito de cosas. Desde educación, participación, salud hasta diversidad sexual, religiosa y transporte público. Y por el otro, se pretende mantener un sistema neoliberal, donde el concepto de igualdad lo dicta arbitrariamente un modelo económico.
Para lograr esta ansiada equidad se debe modificar la Constitución, que ha dirigido a nuestro país desde que se irguió como república. Esta transformación es inédita, porque ya no se pide parchar, se habla de reemplazar varios puntos y demasiado importantes. Y los ciudadanos que otrora no tuvieron voz, hoy se sienten apoyados para denunciar ese binominal que humilla a los votantes, esas leyes de royalties absurdas en su pequeñez. La evasión de impuestos al crear empresas multirut. Las engañosas donaciones en supermercados que no son declaradas como lucro tributable. El costo de las prestaciones de salud exorbitante en relación con los salarios. El derecho a tener derechos.
El modelo económico ya no va a poder seguir siendo el mismo. Ya no le bastará solamente distraer la atención con una internación de armas en carrizal bajo. O anunciando una transformación educacional cambiando las siglas LOCE a LGE o a unas infantiles GANE. Tampoco le sirve hacer remiendos en su protectora y amiga Constitución. Tendrá que realizar cambios, aceptando las condiciones del frente más fuerte del movimiento: los estudiantes. Al legislar nada más que en contra del lucro educacional ¿cómo impedirá que esto también rebote en las AFP e Isapres, que esconden sus utilidades cargándolas como gastos, auto-arrendándose las propiedades en valores excesivos y en ese rincón oscuro donde la ley permite pagar unos impuestos a la utilidad irrisorios en proporción a las ganancias adquiridas, tal cual como lo hacen los establecimientos educacionales privados y privados subvencionados? ¿Cómo podrá regularizar las tasas de interés abusivas sin afectar el bolsillo de sus grandes socios, los bancos y el gran retail?
Y si no hace cambios profundos ¿Cómo acallará el eco de los gritos que ya fueron articulados?
Jaque Mate. El neoliberalismo o se come al rey o se da por vencido.
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