Vivimos un nuevo día conmemorativo del Golpe de Estado de 1973, y ante esto me nacen las preguntas: ¿A cuántos de nosotros, los ciudadanos chilenos, nos importan los derechos humanos? Ante ésta pregunta, quizás (y eso espero) todos levantemos la mano, pero ¿cuántos de nosotros realmente hacemos algo por los derechos humanos?.
Creo que «la pega», señores, no es solo de las personas que perdieron familia en la dictadura chilena. El trabajo no debiese ser solo de las muchas «Viviana Díaz» que han dado su vida a cambio de que se haga justicia por los detenidos desaparecidos… sus detenidos desaparecidos, aunque tengo la certeza que el derecho a la vida no es el único derecho humano, creo no equivocarme.
Muchos de nosotros no nos cansamos de «gritar» lo que pensamos en las redes sociales, dando cátedra de lo que es ser un buen ciudadano, interesados en temas sociales, interesados en el porvenir de la gente y de la humanidad, unos perfectos samaritanos, pero ¿estamos dispuestos a trabajar por los cambios que deseamos?, ¿hacemos gestos que permitan construir ese mundo que aspiramos tener o simplemente nos quejamos porque es lo único que sabemos hacer?
Es fácil cuando la crítica la hacemos desde nuestra habitación, viendo tv, escuchando música, tomando una birra multinacional, conectados al wifi del Starbucks o del McDonalds.
Como todos los 11 de septiembre, hubo pequeñas guerras entre civiles y carabineros, guerras en las cuales los segundos no pueden atacar a los primeros, tan solo pueden defenderse. Hubo saqueos, buses y autos quemados, todo esto en pro de la defensa de estos derechos, pero hoy el mundo sigue girando y esa gente ya buscó el capítulo de Soltera Otra Vez que se perdió por culpa de la «rebeldía» de esos que no «cachan na'» porque no estaban cuando todo esto realmente sucedió; rebeldes que hacen una pausa en su vida para acordarse de la revolución justo en los días conmemorativos del 09/11 (como lo escribirían los gringos) y del Joven Combatiente. También tengo claro que no todos piensan y actúan así.
Claro, nuestra justificación es que la culpa es del sistema, impregnado con sangre en nuestra sociedad, que nos esclaviza y del cual no podemos escapar, teniendo que hacernos parte del mismo para no quedar en el desamparo y el olvido.
Muchos de nosotros nos escudamos tras algunos que gritan más fuerte lo que nosotros mismos quisiéramos expresar y que a veces lo cantan, y en ésta categoría nos sentimos representados por los «Manuel García», que en este momento estará pensando en la ropa que usará en su próximo concierto o a que artista darle la dirección de su siguiente vídeo; o los «Jorge González», quién escribe sus canciones desde el avión que lo lleva a su casa en Alemania, porque la cultura es más linda en ese lugar.
Es increíble que el derecho a un trato igualitario ante la ley no sea catalogado como derecho humano por el grueso de la población. Parece ser que a la gran mayoría no le importa. Y con esto un montón de otros derechos que se pasan por alto, por ejemplo los derechos y libertades de las mujeres, el derecho al aborto, etc.
Señores, ¡basta ya! En nuestras manos está el cambio, en nuestras manos está la defensa de los DD.HH., pero la de todos los derechos.
Alguna vez me putearon por minimizar la labor de la Vicaría de la Solidaridad y a su mentor, el cual es un icono de la defensa de los DD.HH., la de los detenidos y desaparecidos. Aún recuerdo historias, contadas y leídas, de colaboradores del Cardenal que fueron enviados al extranjero por estar envueltos en temas de abusos de menores. No… los derechos de esos niños no importan, no hay nada que un sicólogo no pueda reparar. (¡plaf!).
Esta semana la Comisión Constitucional del Senado aprobó que el AVP fuese para homosexuales y heterosexuales, recién esta semana, a septiembre del 2013. Es increíble que el derecho a un trato igualitario ante la ley no sea catalogado como derecho humano por el grueso de la población. Parece ser que a la gran mayoría no le importa. Y con esto un montón de otros derechos que se pasan por alto, por ejemplo los derechos y libertades de las mujeres, el derecho al aborto, etc.
Espero que Chile aprenda, y yo también, que el 11 de septiembre no es el único día en el que los DD.HH. importan, sino que ésta es una lucha que debemos dar día a día, durante todo el año, durante toda nuestra vida.
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Margarita Mardones
Genial amigo Esteban, la lucha y la importancia de los DD.HH. debe ser diaria.. espero que muchos tomemos conciencia y lo hagamos posible incluso transmitiendo el mensaje a nuestros hijos para que desde niños sientan la importancia y lo importante que son los derechos de las personas sea cual sea. Excelente… gracias