Históricamente Alfredo Irarrázaval, gerente de Pymepes y vocero de Chilepesca, intentó enlodar la imagen de toda la dirigencia sindical pesquera, tratándola de corrupta. Considerando los últimos antecedentes conocidos, ha quedado al descubierto la verdad de este “paladín de la justicia”, pues no eran sus nobles ideales ni convicciones, sino que los suculentos pagos que la empresa de capitales noruego-daneses Lota Protein le entregó para defender sus intereses y favorecer la licitación de los recursos pesqueros nacionales. Contradictorio su discurso, pues mientras vociferaba que “la pesca es de todos los chilenos”, solicitaba soterradamente que se debían entregar los derechos de pesca a la transnacional TripleNine, para la cual entregaba boletas a diestra y siniestra.
Hizo parecer inmoral los aportes que por más de 30 años las distintas empresas del sector productivo del país han convenido realizar a las organizaciones sindicales en acuerdos y convenios colectivos con sus trabajadores.
Este señor, que sembró cizaña y dudas con medias verdades y mucho más, con la única intención de formar cortinas de humo y esconder sus propios actos corruptos, no encontró nada mejor que ensuciar la imagen de otros, aprovechando el desconocimiento acerca de la realidad de los sindicatos de la empresa privada. Hizo parecer inmoral los aportes que por más de 30 años las distintas empresas del sector productivo del país han convenido realizar a las organizaciones sindicales en acuerdos y convenios colectivos con sus trabajadores. Pero qué sabe un hombre que solo buscaba un objetivo, que era el lucro personal.
Reciba este señor el repudio más amplio de todas las Organizaciones Sindicales del Sector Embarcado del país. Tal como quiso hacer una verdadera persecución en contra de dirigentes sociales, la verdadera Justicia hoy lo está desenmascarado.
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