La voz de Ricardo Lagos Escobar surge oportuna aseverando que el prohibicionismo debe levantarse para dar paso a una legalización que desbarate de raíz el narcotráfico, acompañada de una fuerte campaña de prevención del consumo. Osado y sensato, tanto como antes fueron Klaus Schmidt Hebbel y Eugenio Guzmán, a través de Red Pública y las 95 propuestas para un Chile Mejor (Abril 2013), y mucho antes el economista y ex-presidente del Banco Central, Alvaro Bardón (2005), entre otros, que ya han reconocido la misma salida para el problema de las drogas.
La novedad es que las hace el ex-Presidente Lagos, y sube la vara para todos, especialmente para el Gobierno, que se ve exigido por una mirada más despejada y abierta, que parte de la aceptación y no de la prohibición, poniendo el acento en las personas y no en las drogas, en un escenario nacional donde la transformación, también de la política de drogas, ya está en pleno desarrollo y sin vuelta atrás.Esta perspectiva no es sólo del reclamo de una minoría vulnerada -a vista y paciencia del mundo entero- que busca desarrollar su práctica sin verse expuesta al prejuicio, la discriminación y la criminalización…
Sin embargo, y justamente por la prevención que significa la actualización de las responsabilidades esenciales de los ciudadanos, es claramente insuficiente una propuesta de legalización, sino se sustenta en la noción de ser humano consagrada en el derecho, sino incluye la realidad de uso del Cannabis y otros psicoactivos, más allá del narcotráfico, la adicción y el consumo problemático.
En este sentido, han sido los propios ciudadanos quienes han aportado la perspectiva de los usuarios responsables, de los usuarios no problemáticos, no pacientes, simplemente ciudadanos. Ciudadanos ejerciendo derechos y deberes esenciales, propios de la naturaleza humana: El derecho a la vida, a construir una vida de acuerdo a las propias convicciones; el derecho a la libertad de creencia y de culto, a la búsqueda activa de la integridad física y psíquica; el derecho a procurar la salud y buscar el bienestar; el derecho a recrearse; el derecho a educarse y a aprovechar el bagaje cultural de la humanidad; el derecho a ejercer un oficio; el derecho a reunirse y compartir; el derecho a la solidaridad y a la colaboración, son -entre otros- los derechos esenciales la persona humana, que en Chile se encuentran garantizados por la Constitución Política de la República, y en toda América son resguardados por un Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, donde se integra la noción de un ser humano con identidad esencial, con espíritu.
Esta perspectiva no es sólo del reclamo de una minoría vulnerada -a vista y paciencia del mundo entero- que busca desarrollar su práctica sin verse expuesta al prejuicio, la discriminación y la criminalización, es también una manera más inclusiva de mirar, que permite comprender más profundamente la relación de las personas con las drogas, la relación de las personas con la vida, permitiendo efectivamente emprender acciones certeras de promoción de salud, de promoción de la consciencia, de habilitación para desplegar, cada uno y todos como sociedad, la expresión más elevada de lo humano.
Esta perspectiva ha sido recibida por los legisladores y es fundamento de los 3 proyectos de modificación de la Ley 20.000, que han ingresado al Congreso este año, gracias a un movimiento ciudadano potente y visionario, que no va a conformarse con menos que el ejercicio libre, digno y responsable de sus derechos civiles.
—
* Ponga atención a la Campaña de Transparencia Ciudadana "Cultivamos Cannabis", y a la "Marcha por el Día Internacional del Cannabis Medicinal", este Domingo 16 en Santiago (Plaza Los Héroes 12:00 Horas), y a las numerosas y diversas iniciativas que la ciudadanía desarrolla actualmente a lo largo de todo Chile (Foros, Seminarios, Talleres de Cultivo, Jornadas Educativas, Festivales, etc.) en pro de una transformación evolutiva, de un cambio de paradigma, a propósito del Cannabis.
Comentarios