#Ciudadanía

La Guerra Fría aún se vive en Chile

Compartir

El mundo como lo vemos ya no es el mismo, lo que quedó de manifiesto durante esta semana cuando, el presidente de los Estados Unidos hizo, después de 88 años, su primera visita a Cuba. Los aplausos y el fervor de la mayoría del pueblo cubano se hicieron notar, y denostaron que el periodo de la Guerra Fría, ese que separó desde las más modestas familias hasta las potencias políticas, como lo fueron Estados Unidos y la extinta Unión Soviética, había llegado por fin a una conclusión.

Conclusión entre comillas sin embargo, pues hay países que siguen en constante guerra fría dentro de sí. Cuando hablo de una conclusión, hablo de que los más grandes vestigios, los más icónicos y arriesgados, han dejado paso a una nueva era, llena de la búsqueda del entendimiento sin duelos entre naciones, sino que mediante la racionalidad y pasos a seguir.

Entendamos con esto, que por conclusión no se hace referencia a países que aún siguen con las consecuencias derivadas de este conflicto pseudo-ideológico, pues estos, y es lo más probable, seguirán en su escalada con el paso de los años, como lo demuestran casos como Corea del Norte y sus tensiones con sus enemigos sureños, o las consecuencias políticas y legislativas de los golpes de Estado. Y desgraciadamente en esto último me quiero detener.

Quiero hacer un giro en 360° a una temática que al principio les parecerá bastante fuera del tópico del que estábamos hablando, pero que mirándolo de forma crítica, es bastante acorde al tema.

Estoy refiriéndome a la polémica de estas últimas semanas respecto al proyecto de ley que busca la despenalización de la interrupción del embarazo a través de las 3 causales definidas en el proyecto por el Ejecutivo, el cual ya paso primer trámite legislativo, cosa que no había ocurrido en estos 26 años de “transición democrática” –un nombre algo inadecuado para tiempos como hoy-, y que el pasado jueves y viernes tuvo en vilo a quienes prestamos atención a este importante paso dentro de nuestro ordenamiento jurídico.

En lo personal, y para denostar públicamente mi postura frente a estas políticas públicas, a modo de que el lector lo tenga de mera referencia, y no como una forma de discriminar mediante ideología, yo siempre he estado a favor del proyecto presentado ante el Legislativo. Creo firmemente en que esta política pública aportará un derecho negado a la mujer, de forma injusta con respecto a la vasta mayoría de los países del mundo –estamos en un selecto y vergonzoso grupo respecto a nuestras políticas anti-abortistas, aceptémoslo-;aportará en la reducción de las muertes por abortos hechos en centros clandestinos, que hoy tienen las mínimas medidas de salubridad, ante estos casos, y que constituirá el inicio del fin de esa coraza conservadora,  tan legada hemos tenido en estos últimos años.

Sin embargo, me ha producido un profundo pesar y vergüenza, el cómo se ha discutido el tema públicamente.  Y he aquí la relación entre los tópicos.

En una anterior columna, realizada durante la polémica del humor en el Festival de Viña –y que hasta el día de hoy me produce aversión leerla, por la importancia dada a un tema de poca monta- hacía mención respecto a que la sociedad chilena se está de a poco quitando esa coraza. Menos mal dije “quitando”, porque en estos últimos días, hemos demostrado lo peor.

Hemos demostrado que seguimos con esa visión retrógrada –me incluyo, por supuesto, nadie es perfecto, y yo muchísimo menos- de ver al otro como “el enemigo”. Una visión que se radicalizó durante los años 70’s, cuando militantes de UP y opositores al gobierno de Allende, se enfrentaban en la Alameda, usando las excavaciones de la creciente Línea 1 del Metro como trincheras. Lamentablemente esa visión sigue vigente, solo que los nunchakus se reemplazaron por iPhones y teléfonos Android, donde el golpearle la cara a los otros es subirlo a YouTube o a Facebook, donde el decir los garabatos y las faltas de respeto, paso de ser a la cara, a convertirse en un comentario en 140 caracteres.

La manifestación del lunes realizada por activistas provida, me produjo bastante aversión. Sin embargo, no por tenerle aversión a la posición provida, voy a prohibirles su derecho a manifestarse con total libertad ¿Somos acaso mejores que varios de los honorables legisladores dentro del congreso, que hacen pesar sus intereses personales, muchas veces relacionadas con el empresariado, sin siquiera tomar en cuenta lo que piensa su pueblo? Yo lo dudo, pues si estamos procurando la igualdad y la prevalencia de los pensamientos e intereses de la población, debemos dejar que el debate sea general.

Los provida abogan por una igualdad en donde todos los chilenos podamos caber en esta vasta tierra. Los proaborto abogan por la igualdad de los derechos entre los hombres y las mujeres que residen aquí en el fin del mundo.

Así mismo los activistas provida, no hacen una mejor labor. Por el contrario, están arruinando todas sus posiciones a futuro. Pues están demostrando que prevalecen intereses personales por sobre los de los demás, y en su defensa procuran defender el ideal de un Chile donde quepan todos. Yo no los veo con tal atención cuando se busca hacer la educación más inclusiva, yo no los veo haciendo debate sobre reformas laborales, yo no los veo cuando se reclama sobre el sueldo mínimo. Cuando dicen que podemos caber todos, desisten de lo que transcurre con el que está por nacer, después del momento de la separación de la madre.

¿Saben qué es lo más extraño y terrible de todo esto?

Que ambas facciones, que entraron en conflicto el lunes en el palacio de La Moneda, abogan por la igualdad. Los provida abogan por una igualdad en donde todos los chilenos podamos caber en esta vasta tierra. Los proaborto abogan por la igualdad de los derechos entre los hombres y las mujeres que residen aquí en el fin del mundo.

Pero no he visto a nadie abogando por un Chile igualitario, donde las opiniones sean discutidas, en consenso, y donde las discusiones sean en términos racionales. Donde la mayoría pese, pero donde se escuche a la minoría también. Donde se pueda hablar de pasado –es algo inevitable-, pero buscando progreso a futuro.

Y es por eso que Chile aún vive en la Guerra Fría. Porque el mundo comprendió que a peleas no vive el hombre ni la mujer. Que las guerras a veces son inevitables, e incluso estúpidas, pero que si existen oportunidades para lograr consenso por la razón, se deben aprovechar. Donde las herramientas que brinda la fructífera tecnología, no sirven para el conflicto, sino para el entendimiento de toda la raza humana.

Pero en Chile, seguimos viendo al otro de manera fea. Seguimos viendo al que tiene pensamiento de izquierda como un “comunista comeguaguas”, y al de derecha como al “facho asesino”.  Seguimos viendo al que piensa distinto como un enemigo público, seguimos hablando en términos de doble estándar –si, tenía que incluir el término, es mi culpable fetiche-, seguimos peleándonos. Y lo peor, sigo escribiendo, como en mis anteriores columnas, de un Chile que vive en lo chaquetero, en lo banal, en los argumentos falaces y sin pilares, mientras que en Cuba aplauden al que era enemigo, a ese que mando tropas para invadir, para saludarlo como un amigo, mientras comparten un juego de béisbol.

Estamos muy mal. Que más quieren que diga. 20 años viviendo en esta tierra a veces ya es suficiente experiencia.

2

Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad

Comenta este artículo

Datos obligatorios*

2 Comentarios

Jose Luis SIlva Larrain

Yo creo que el encuentro en Cuba solo simboliza un desenlace inevitable desde la caída del muro de Berlin, que fue lo que simbolizó el fracaso del socialismo y que marcó el fin de la guerra fría. Por otro lado el debate sobre el aborto no tiene mucho que ver con lo primero, pero como tiene mucha razón que en Chile la guerra fría parece prolongarse en la mente de muchos, se inscribe forzosamente cualquier conflicto de ideas en esos términos, pero en realidad el tema es bastante mas transversal que eso porque el conflicto sobre el aborto no es tanto por ideologías políticas sino que mas bien por adhesiones o aversiones espirituales de las personas.

Por mi parte ver esta discución para decidir sobre la vida de un no nacido es como ver porcinos discutiendo de astronomía.

Saludos

Servallas

Tienes mucha razón, vivimos en la guerra fría, esa insana visión no se ha ido y para desgracia nuestra no se irá, esta con su carga de odio  y  muerte agazapada esperando la oportunidad. No somos capaces, ni nunca lo fuimos de diseñar nuestro propio paradigma de desarrollo, nuestro propio sueño, tomamos los prestados, el bolchevique y el yanqui y lo acunamos en nuestras mentes, y se lo transmitimos a nuestros  hijos.