El puente Chacao es un compromiso de Estado y nuestra imagen país es la que está en juego. Así se resume la respuesta del Ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, ante la propuesta de ocupar los 740 millones de dólares que costará el Puente Chacao en las necesidades del Archipiélago, porque bien vale decir que este proyecto es el más caro de la ruta 5 sur y por donde transitarán menos vehículos.
Pero de todo lo dicho, me quedó dando vueltas -tal cual se queda pegada una mala canción que vende mucho- la frase de “imagen país”. Ahora, me pregunto: ¿a cuál país se referirá? Y comencé a lanzar ideas: imagen país de las colusiones (farmacias, pollos, papel, corpesca); imagen país Caso Caval; imagen País Caso Penta; o imagen País Caso Soquimich.Desde Chiloé, tierra de islas mágicas, los convoco a reflexionar con los ojos del corazón, a unirnos y comenzar a construir una nueva sociedad, donde la “Imagen País” importe menos que cómo deseen vivir los chilotes en su territorio.
O quizás se refiere al país de los Luksic, Angellini o Matte; o al que regala su mar a siete familias a perpetuidad; o al que entrega a extranjeros el agua para que la vendan a sus propios habitantes; o quizás se refiere al país OCDE; o al jaguar de América Latina que se empeñan en hacernos creer. Me pregunto qué pasa cuando una construcción falsa, es decir de algo que no eres, pasa a ser más importante que la realidad de las personas. ¿Qué pasa cuando mantener una «imagen falsa» se hace a costa de la dignidad humana? ¿No es acaso esto un grado de demencia?
Cuanto extraño a esos guerreros y guerreras de antaño que eran capaces de levantarse ante todo, capaces de conectar sus mentes al corazón y conducir a sus pueblos hacia el océano de la vida plena. ¿Qué más tendrá que pasar para que en un destello de lucidez los políticos comiencen a llevar a cabo la confianza y mandato que el pueblo les dio? ¿Será que tendremos que alzarnos en una gran rebelión?
Desde Chiloé, tierra de islas mágicas, los convoco a reflexionar con los ojos del corazón, a unirnos y comenzar a construir una nueva sociedad, donde la “Imagen País” importe menos que cómo deseen vivir los chilotes en su territorio.
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