El contrato Social, una obra de la filosofía y del imperativo de la sociedad, es en este texto donde Jean Jaques Rousseau, plantea la separación de los tres poderes del Estado. Más allá de dar precisión a la obra descrita, hablamos de un contrato como vinculo jurídico y social, hablamos de que este vínculo es firmado entre la sociedad y sus autoridades.
La sociedad debe hacerse responsable de sus gobernantes, y estos entender que sus actos repercuten socialmente, además de crear más líderes y menos ídolos.
La sociedad avanza, mucho más rápido que las leyes, siendo esta la interpretación jurídica a los hechos, y así como cada uno de los miembros de se hace presente y responsables del funcionamiento de la sociedad.
Es decir ambas partes se obligan a cumplir aquel contrato, otra cosa es que no se cumplan o se cumpla a la mitad, es ahí donde quienes se encuentran en el proceso eleccionario, es decir los candidatos, muchas veces caen en discursos de cumplimiento sin factibilidad empírica, donde algunos discursos comprenden algunas de las siguientes frases: «La meta 2018 es ambiciosa pobreza cero» o «Acabaremos con la delincuencia», en este ámbito los discursos toman ribetes, casi mesiánicos, es decir la salvación mediante la influencia a través de las palabras, es decir, los llamados líderes son idealizados a un punto de la perfección.
En este punto, ¿Buscamos líderes que nos gobiernen o ídolos a quienes seguir?, si lo analizamos sería un símil a la imagen paternalista y proteccionista como la percepción de un niño hacia sus padres, lo cual no permitiría la independencia y desarrollo, como método de independencia financiera, es en esta área donde los emprendedores, empresarios y miembros de la sociedad deben de trabajar en conjunto.
Los líderes, tienen que serlo y no buscar convertirse en ídolos, los primeros crean más líderes, los segundos fanáticos, fanáticos una palabra complicada, un rasgo mental de estos últimos, es la sobrevaloración de sus creencias, es decir «estás conmigo o estas en contra mío», lo cual genera un vínculo de sentimiento de poder dependiendo del discurso emanado por el ídolo,
Según Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, especifica que: «mientras las personas no fanáticas tienen ideas, las fanáticas tienen creencias, que son funciones adaptativas para lograr certidumbre y seguridad”, tras el surgimiento de los ídolos o los líderes dependiendo muchas veces del punto de vista del observador, en este caso la imagen de un determinado personaje político, es decir si una persona de izquierda observa y escucha a su opositor, estigmatizará a sus opositores como fanáticos y por negarse a ver la realidad de su candidato, e igual fenómeno ocurre a la inversa, negando una característica humana en ambos casos, negando la existencia de liderazgo en el sector opositor.
Pero ¿Puede un líder manipular las masas sociales?, según el lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky, existen 10 estrategias de manipulación las cuales son, La estrategia de la distracción, Crear problemas y después ofrecer soluciones, la estrategia de la gradualidad, la estrategia de diferir, dirigirse al público como criaturas de poca edad, mantener al pueblo en la ignorancia de la mediocridad, estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, reforzar la auto-culpabilidad, conocer a los individuos mejor de lo que éstos se conocen a sí mismos.
Si bien Chomsky, habla de manipulación de masas, ¿Es ésta necesaria para el correcto funcionamiento de un líder? La respuesta es no porque el líder buscará la forma de el bien común el ídolo posicionarse el, imponiendo su punto de vista, además el líder no necesitará de la manipulación.
Para finalizar ¿A quién queremos? ¿Un líder o un ídolo? ¿Y cómo evitamos que los líderes se conviertan en ídolos? La conclusión es que la sociedad debe hacerse responsable de sus gobernantes, y estos entender que sus actos repercuten socialmente, además de crear más líderes y menos ídolos.
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