#Ciudadanía

Gobernar también requiere de ciudadanía activa

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Lo primero que sucede cuando uno gana, es olvidar por qué razones se perdió la última vez. Ad portas de la instalación del nuevo gobierno de esta la Nueva Mayoría, los partidos aún tienen la tarea pendiente de dejar de celebrar el triunfo y ponerse a disposición de los caminos dispuestos para los cuatro años que vienen. Parece fácil decirlo, pero no cometer los mismos errores de la primera administración de la presidenta y aquellos también arrastrados durante más de 20 años es de vital importancia si queremos conducir los inicios del cambio en Chile. ¡Ojo! Digo los inicios, porque no todo cambiará en estos próximos cuatro años.

En mi opinión, uno de los grandes errores cometidos fue el alejamiento de los partidos con los ciudadanos. Me refiero a la articulación con los sectores social, gremial, estudiantil y sectorial. También ser capaces de interpretar los deseos de cambio de las y los ciudadanos. Los que hace 20 años eran unos niños, son los que hoy reclaman por mayor justicia social y un Estado más presente en la vida de las personas, dando derechos y garantías, no decidiendo lo que uno debe o no hacer. Y aunque ellos (esos nuevos ciudadanos) aún no son una fuerza electoral de proporciones gravitantes, lo serán de uno u otro modo y dependerá justamente de la clase política y sus partidos ser vaso comunicante entre la ciudadanía y el gobierno.

Tengo la sensación de que muchos ya amasan el botín, nadie quiere quedarse en los partidos o la sociedad civil, la necesidad laboral los arrastra a todos y todas a mover el curriculum  en el aire, sin antes discutir para qué y cómo es que debe ejercerse esa Nueva Mayoría. Es imprescindible contar con un buen gobierno, pero igualmente importante es construir una red ciudadana que nos entregue el cable a tierra, y seamos capaces de asumir los compromisos que la Presidenta adquirió con las y los chilenos.

No hay papeles pequeños, sólo actores pequeños dice el dicho. ¿Entonces? El miedo que asoma entre muchos militantes, que creemos que hay que ser capaces de actuar por un ideal colectivo más allá de la comodidad laboral, es que se repetirá mucho de lo mismo, que muchos que ya hablan de regresar a “sus servicios”, que preparan la vendetta personal y que, insisto, olvidan por qué perdimos.

Nuestro compromiso no es sólo gobernar, sino fortalecer y articular a una ciudadanía todavía muy dispersa, que tiene la convicción de cambiar, pero donde aún cuesta mucho ser capaces de encausar dichos cambios. Las expectativas son altas y la realidad es que en cuatro años no todo se podrá lograr, pero la inflexión es vital para redirigir nuestro país hacia uno con más derechos y garantías sociales, que nos brinde mayor calidad de vida y contribuyan firmemente a nuestra felicidad.

El miedo que asoma entre muchos militantes, que creemos que hay que ser capaces de actuar por un ideal colectivo más allá de la comodidad laboral, es que se repetirá mucho de lo mismo, que muchos que ya hablan de regresar a “sus servicios”, que preparan la vendetta personal y que, insisto, olvidan por qué perdimos.

Será necesario entonces tomar las banderas de la ciudadanía y no sólo los puestos en el gobierno para ser de Chile un lugar mejor para vivir. Debe ser un esfuerzo colectivo, y debemos estar dispuestos a ocupar cualquier rol que lo permita.

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Foto: Michelle Bachelet / Licencia CC

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