Es curiosa esa característica que tiene nuestro Estado-isleño respecto de los logros que han alcanzado muchos de sus hijos o hijas, que se traduce en una mezcla tan criolla que combina grandes cuotas de ignorancia, salpicada de importantes dosis de desidia inyectada con una pizca de envidia mala leche. A diferencia de lo que quizás muchos piensen, creo que el fútbol es el segundo deporte nacional que cuenta con una feligresía masiva de devotos de las más diversas camisetas y una única tricota roja; la primera actividad deportiva que se desarrolla tanto a nivel amateur como profesional es el “chaqueteo”. Incluso la Real Academia de la Lengua Española reconoce nuestro deporte local, cuya acepción, aplicable a nuestro país, establece como único criterio de práctica el “impedir por malas artes, normalmente el desprestigio, que alguien se destaque o sobresalga”. Desde la escuela aprendemos esta disciplina deportiva, que varía desde elegantes eufemismos cargados de ese tonito ponzoñoso expresados como que no quiere la cosa, hasta dislates coprolálicos lanzados directo a la yugular de la persona o acción sobresaliente que amerita nuestra atención.
Así las cosas, no llama la atención lo hostil que resulta a menudo nuestro Estado-Nación isleña con los seres humanos y/o actos que sobresalen del rebaño que gusta deambular en manada hacia uno u otro sentido. Aquella oveja negra que decide avanzar en contra de la corriente o que producto de atributos únicos destaca con un pelaje y un balido supremos, es castigada por el resto de la manada con la ignorancia o el menoscabo fatuo y banal que agota hasta el más pintado o la más segura. Por eso creo que el dicho popular que reza “nadie es profeta en su tierra” ha florecido con tanta fuerza en esta Copia Feliz del Edén.Se observa con beneplácito que el acercamiento al trabajo que muestra este “mamarracho”, representa una importante y democrática respuesta a nuestros tiempos donde se consagran derechos al trabajo y a la acción colectiva
Quizás el gremio que más ha padecido de este deporte nacional es el de las artes, pero no es el único. Espacios donde la imaginación y audacia en el quehacer creativo es la condición natural para el desarrollo de tales oficios, reciben ese desdén edulcorado con mayor frecuencia de lo deseable. Los epítomes de nuestra relación distorsionada con lo singularmente sobresaliente de coterráneos fue la vida y obra de la profesora Lucila Godoy o de la folclorista y artista Violeta del Carmen Parra. A ellas se suma una larga lista de escritores, músicos, científicos o cineastas que han encontrado el reconocimiento de pares, autoridades y gente de a pie que habitan otras latitudes más allá del desierto, el océano y la cordillera, que los propios vecinos que los vieron y conocieron antes de que emprendieran sus periplos de distinto alcance espacial y temporal. No es casualidad, por ejemplo, que las producciones audiovisuales de factura nacional antes de su estreno local emprendan el camino itinerante por festivales y muestras internacionales, para demostrar su valía ante los ojos desconfiados de los compatriotas espectadores. No es casualidad que los estudiantes de postgrados académicos en programas del exterior exploren posibilidades de seguir con sus profesiones en los países de acogida, a sabiendas de las dificultades que tendrán para encontrar un espacio en el estrecho mundo laboral de la ciencia y la tecnología que se intenta desarrollar en este borde del mundo.
Esa mordida del ninguneo se hace más intensa y extensa cuando quienes dan las dentelladas sospechan o intuyen que, de no hacerlo, quedarán desnudos ante estos faros que iluminan derroteros que no están dispuestos o no pueden recorrer. Por eso, la propuesta de Nueva Constitución que será sometida en pocos días más a evaluación popular es objeto del descrédito inventado por aquellos tuertos que no quieren que la ceguera neoliberal que afecta al nervio óptico del alma de un pueblo lacerado desde hace casi 50 años, pueda empezar a ver a través de los vapores de injusticias y desequilibrios endémicos.
Por eso no es extraño que el “mamarracho” de texto constitucional, como lo catalogan insistentemente esos tuertos del estrecho mundo que comandan y donde todos cohabitamos, represente un faro luminoso a ojos de cientos de líderes, intelectuales, autoridades y personalidades de las diversas esferas del desarrollo humano que habitan más allá de nuestras fronteras.
Desde esos países con los que nos gusta compararnos en rankings de distinto pelaje, grupos de reconocidos economistas y cientistas sociales de tonelaje intelectual están convencidos que el supuesto “mamarracho” establece un nuevo estándar global en respuesta a las crisis de cambio climático, inseguridad económica y desarrollo sustentable. Las disposiciones económicas de la Constitución representarían un gradual, pero sustancial avance para los que vivimos entre Visviri e Isla Lenox. Además, están convencidos que este “texto malo y que no une a nadie” representa una fuente de inspiración si se considera el l acercamiento a los servicios públicos y la seguridad social propuesta. Al establecer nuevas instituciones para la provisión de servicios públicos básicos universales como educación, salud y seguridad social, la propuesta aplica satisfactoriamente las lecciones de la historia reciente que muestran la importancia de estos servicios tanto para la resiliencia económica en el corto plazo como para el crecimiento económico a largo plazo.
En el extranjero han mirado con mucha atención el proceso de redacción de la propuesta constitucional, transformándose, a pesar nuestro o de lo que los dueños del fundo nos quieran hacer creer, en un marco jurídico visionario que preparará a nuestro país para un nuevo siglo de crecimiento equitativo, con perspectivas de atraer inversión, proteger la estabilidad financiera y promover el desarrollo para todos los chilenos.
Fuera de Chile este inventado “mamarracho” no es visto como tal, por el contrario, celebran que sea la primera Constitución en el mundo en reconocer la crisis climática y ecológica, estableciendo una serie de normas innovadoras y atingentes al descalabro climático, ecológico y de biodiversidad que vive el planeta, transformándose en un estándar sobresaliente para aquellos que bregan por la protección del ambiente y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Líderes mundiales reconocen que este “mamarracho” actúa frente a la desigualdad que sufre el país, asegurando una educación gratuita y de calidad desde la escuela primaria hasta la universidad, garantizando la conectividad a la internet en todo Chile, y consagrando el derecho a envejecer con dignidad con pensiones dignas para todxs lxs chilenxs. De la misma manera, se observa con beneplácito que el acercamiento al trabajo que muestra este “mamarracho”, representa una importante y democrática respuesta a nuestros tiempos donde se consagran derechos al trabajo y a la acción colectiva. Apuntando así a compensar la crisis de precariedad que afecta a las economías alrededor del mundo.
A pesar del ninguneo endémico con que la elite económica y política ha pretendido vestir cada uno de los esfuerzos ciudadanos por alcanzar un estado de bienestar y donde la dignidad y el buen vivir sea el hilo central del tejido social brutalmente deshilachado a través de nuestra historia; el presunto “mamarracho Constitucional” que votaremos en los albores de la primavera, desplegará sus alas luminosas como ese cisne de los cuentos infantiles que nos hicieron soñar que el mundo es el mejor lugar para vivir.
Comentarios
23 de agosto
Como siempre, depende como se quieran ver las cosas. El fenómeno del cambio climático es tema hace unos 5-6 años… Por lo que no es una increíble creación de esta propuesta constitucional, sino que de cualquier Constitución que se escribiera en estos tiempos. Pero la última Constitución escrita en el mundo es la de Egipto en 2015, por lo que no era tema. El resto de los países lo ha ido incorporando con leyes.
Lo de los «líderes mundiales» (Todos de izquierda, por cierto) es obvio: nos encanta que otros países hagan pruebas, después vemos si nos sirve. Como conejillo de Indias, nos sirve todo.. Sobre todo para justificar ideologías… Pero quien sufren los efectos son los locales.
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24 de agosto
Somos millones los que aprobarenos la nueva constitucion. Es tan cierto todo lo que dices, que al ya ser destacada en la escena internacional como una constitucion que rompe paradigmas, el chaquetero nacional se queda sin respaldo; solo le queda el odio a lo nuevo que Chile emprendera. Se oponen a los cambios…Y eso que se llenan la boca con que son emprendedores,
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25 de agosto
El «mamarracho» señala lo que describes » salpicada de importantes dosis de desidia inyectada con una pizca de envidia mala leche». Un lenguaje grotesco para el deseado de un 80% de la población que voto Nueva Constitución . Mientras no aprendamos a vivir con mayor justicia social ,respeto por todos y menos desigualdad seguiremos profundizando estas grietas que mas que unirnos nos separan como país . La ambición descontrolada de unos pocos pone en serio peligro la verdadera democracia ,no los engañemos a nosotros mismos , si hubo algún progreso material fue por el endeudamiento dejando altas secuelas de desigualdad hoy . La Nueva Constitución es una oportunidad que nos ofrecemos los Chilenos para el futuro de nuestros hijos y una mejor calidad de vida . Votare Apruebo este mamarracho .
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