El «purismo» en el lenguaje público en Chile está hoy al filo de navaja. Y en «los humoristas» nacionales, el asunto no es la excepción. Lo que muchos quieren ignorar, es que el humor actual es, al igual que cualquier otra época social del país, un espejo de lo que estamos viviendo como nación: que a falta de una mejor expresión, yo califico de un acentuado «flaiterismo» transversal que no tiene antecedentes, y que es un reflejo del deterioro del ambiente de convivencia y sus subsecuentes analogías escatólogicas (La Srta. Aguayo, como ejemplo «sublime»), que es, más una forma de (mala) expresión cotidiana de gran parte de nuestro alineado y muy mal educado «pueblo», antes que una excepcionalidad coyuntural. De allí que «los humoristas» sean unos genuinos representantes de esa pobreza comunicacional que nos afecta a todos por igual.
Es por ello que (y para este caso que nos ocupa) el chiste político es más ofensivo, en la mayoría de los casos, que aleccionador. En tal sentido, cuando el blanco de un «artista» en La Quinta Vergara apunta a un personaje público como la diputada Vallejo, no está más que reafirmando que el respeto «al otro» en todos su órdenes hoy no vale mucho entre nosotros (empezando por los los políticos chilenos ¡claro!); total… hoy Chile es un territorio plagado de «habitantes», pero casi sin ciudadanos (gracias, entre otros culpables, a nuestra lamentable derecha miope, básica y visceral en la defensa de sus privilegios de casta, impulsora – «sin querer queriendo» – de un populismo político que no presagia nada bueno, producto del malestar que ha ido generando el inhumano sistema neoliberal impuesto en el primer gobierno de la UDI y RN con Pinochet y los empresarios a la cabeza). Por otro lado, y en lo personal, la Diputada Vallejo no me representa prácticamente en nada como hombre social comprometido con el desarrollo cívico de mi país; pero, igualmente creo que su presencia en nuestro malogrado Congreso Nacional, no sólo le da un tono de frescor, inteligencia y belleza a la cámara baja, sino, que ella es la genuina representante de un sector muy minoritario, pero legítimo, del espectro político nacional. Respetar su investidura, al igual que el de todas las damas que forman parte de esa vital institución de los poderes del Estado de Chile, es garantizar en parte que la convivencia civilizada y asertiva entre todos nosotros sea una realidad cotidiana que sirva de base sólida para avanzar en la consolidación de nuestro sistema de libertades democráticas (a pesar de todos sus defectos), evitando así que en Chile nunca más impere un régimen dictatorial al estilo pinochetista, cubano o venezolano tan en boga en todas las época en nuestro pobre continente rico. Porque independiente de nuestras diferencias, más allá de la democracia, todo es tiranía.
Hoy Chile es un territorio plagado de "habitantes", pero casi sin ciudadanos
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2 Comentarios
José Luis Silva larrain
Y así el Gobierno militar de hace casi medio siglo es culpable del rasquerio de los humoristas en Viña. Ese es el único «aporte cultural» del autor respecto a la bullada carta de alberto plaza que el mercurio publico hace varios días y de hecho hoy 28 hay un artículo de ella en emol.
Saludos