En las últimas semanas, y a raíz de la discusión respecto de una necesaria reforma tributaria en Chile, hemos visto surgir opiniones cruzadas de uno u otro sector político. Parlamentarios, universidades, organizaciones sociales, think tanks, economistas, sociólogos, precandidatos y un largo etc., debate previsible y esperable por lo demás.
Sin embargo, de forma muy coherente con el pasado reciente de nuestra República, nos han sorprendido militantes de izquierda con ideas de la tradicional derecha económica, como también insignes baluartes de partidos de derecha defendiendo posiciones socialdemócratas.
No cabe ninguna duda que el mundo cambió y que el espectro político nacional hoy no se puede contener en un simple análisis de izquierdas o derechas, sino que debe comprender diversos ejes que den cuenta del pesamiento colectivo.
Pero ¿que ejes van a definir nuestro nuevo espectro político? ¿Nos separaremos de acuerdo a nuestras añosas diferencias económicas, entre socialistas y capitalistas? ¿O será respecto de nuestra visión del rol ético que debe jugar el Estado, sea este laico o semiclerical? Bien podría ser que nos diferenciaramos de acuerdo a nuestra concepción étnica: ¿Nacionalistas o multiculturalistas? O bien, en relación con nuestra visión del poder: ¿Asambleistas o Oligarco-absolutistas? Y las posibilidades son casi infinitas: Progresistas o moderados, liberales o conservadores, centralistas o regionalistas, fundamentalistas o igualitarios en género, solidarios o individualistas, etc.
Hoy, en medio del río revuelto de la política chilena contingente, nadie se está preocupando de hacer las precisiones que se requieren en el ordenamiento de los nuevos referentes de la sociedad en todos y cada uno de sus intereses. Porque al fin y al cabo, ¿no es el "bien común" acaso la suma de lo que todos los connacionales creemos en cada ámbito de nuestro quehacer?
Pero una vez redefinido el espectro político conceptual de nuestro querido Chile, ¿veremos la consiguiente reestrcuturación de las organizaciones políticas en relación con los nuevos ejes de coincidencia/disidencia? Los dirigentes políticos ¿serán capaces de gestionar los cambios necesarios para forjar nuevas alianzas a partir de los nuevos quiebres?
Desde mi inexperta opinión, creo que muchos de nuestros líderes han hecho ya este análisis, pero ninguno de ellos ha tenido el coraje y la visión de futuro que se requiere para golpear la mesa, romper con sus socios de hoy y conversar con los socios del mañana, en beneficio de los grandes cambios que Chile requiere para avanzar con fuerza hacia un desarrollo humano que llegue a todos y cada uno de nosotros.
Y sin dicho cisma, el mediático debate sobre reforma tributaria, regionalización, discriminación, aborto, etc., no pasa de ser un tradicional saludo a la bandera.
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