#Ciudadanía

Dime por quién votas y te diré qué tan responsable eres

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Las contradicciones políticas e ideológicas de nuestro país hace rato comenzaron una espiral descendente hacia una crisis donde no sabemos quién es quién, ni quiénes somos (políticamente hablando). Las encuestas hablan en forma sostenida de un alejamiento de la ciudadanía con sus representantes, un alejamiento que con los años nos ha traído, como país, una crisis de participación y una falta de liderazgo que se refleja en distintos discursos donde se promete todo y no se hace nada.

La crisis de participación y desafección política tiene sus responsables en aquellos que ejercen un rol político, pero ¿Qué pasa con las responsabilidades de quienes con el voto entregamos la posibilidad de ejercer desde la estructura estatal ese rol? Las encuestas en los últimos años dan cuenta de una profunda crisis de representatividad, muchos estudios señalan que la distancia entre la ciudadanía y sus representantes aumenta de forma sostenida, lo que lentamente nos ha empujado a una discusión política que no solo aleja a electores, sino que además nos aleja de las reformas y cambios estructurales que en su minuto parecieron gozar de buena salud.

En esta crisis de representatividad y liderazgo, la ciudadanía tiene una responsabilidad evidente y que algunos justificarán señalando que la oferta política en época de elecciones no es lo más representativa, pero ¿Qué quiere realmente la ciudadanía? ¿Qué está dispuesta a hacer para conseguir lo que quiere? Hace rato que Chile comenzó a marchar reclamando por cambios estructurales se necesitan como sociedad; pero hace rato que esas marchas dejaron de ser lideradas por quienes, en época de elecciones, prometen encabezarlas con resultados que ya comienzan a ser sintomáticos de una patología social de desafección y anomia.

El Chile de hoy ya no quiere más discursos cargados de emocionalidad y carentes de racionalidad, el país necesita que sus ciudadanos den el primer paso para caminar al Chile que se sueña. Un primer paso donde participar y elegir dejó de ser hace mucho un acto voluntario, para convertirse en una obligación moral y un compromiso con el futuro.

El Chile de hoy ya no quiere más discursos cargados de emocionalidad y carentes de racionalidad, el país necesita que sus ciudadanos den el primer paso para caminar al Chile que sueña. Un primer paso donde participar y elegir dejó de ser hace mucho un acto voluntario, para convertirse en una obligación moral y un compromiso con el futuro.

¿Hasta cuándo Chile aguantará la proliferación de discursos, coaliciones o “movimientos sociales” que terminan polarizando la discusión de la sociedad que queremos con argumentos setenteros? ¿Hasta cuándo una minoría organizada nos hará creer que representa a una mayoría dispersa?¿Hasta cuándo Chile marcha hacia un nuevo destino si no es capaz de fijar el rumbo con una lápiz en una urna? Si no somos capaces de ser generadores de cambio con las herramientas que tenemos hoy a mano, no se justifican las lamentaciones y marchas exigiendo decisiones que con acción u omisión permitimos a otros tomar, al parecer Iósif Stalin tenía razón, mientras el pueblo no participe, bastará con que el pueblo sepa que hubo una elección, los que emiten los votos no deciden nada; los que cuentan los votos lo deciden todo.

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4 Comentarios

Jose Luis Silva Larrain

Formidable artículo. Hacia mucho que no leia uno tan bueno. Le diré porque.

Yo no estoy tan seguro si el fenómeno de baja participación es «desafección». Eso puede calificarse durente las ultimas 2 o tres décadas del siglo 20, los tiempos de «no estoy ni ahí». Pero ahora siento una inquietud mayor por la política en el ambiente, creo que hay inmadurez política, no desafección.

Por ejemplo yo veo que esa gran mayoria de los «no-votantes» tienen la misma pasión por «cambiar el mundo» convencidos que son una tendencia política, aún no les cae el tejo de que si no tienen consenso en un candidato es porque no lo son. Tambien el hecho de que los que votan decidan en forma tan visceral y no racional. Tambien esta pateleta permanente por establecer «un estado de crisis» (se nota que no vivieron ninguna) y derrumbar la institucionalidad sin tenern ninguna claridad ni consenco de algo que la reemplace. Todo eso son sintomas de inmadurez politica, no desafección. El enfoque no es en que se interesen por la política sino ayudarles a madurar un poco y el artículo lo encuentro formidable por eso: es una reflección que irradia madurez.

Lo felicito

Saludos

Jenny González L

Qué más decir ??? Muy poco, muy cierto lo que plantea el columnista, esto es un camino sin retroceso, también lo dije hace tiempo, el desencanto es abrumador, asusta el resultado de las presidenciales, ya tenemos claro lo que pasó en las municipales, y fue desastroso para algunas comunas, ahora que se viene en diciembre???

Jorge Lizama.

Muy en desacuerdo con lo expresado en este artículo. El binominal, la preselección de candidatos afines a mantener el sistema, y la influencia desmedida del poder económico en el actuar de los parlamentarios y gobierno, fue lo que divorció a la gente de la política. Daba lo mismo votar por cualquiera, pues el rumbo general del país no iba a cambiar. De ahí la alta abstención. A partir de los movimientos sociales, la modificación del sistema binomial, y la irrupción de políticos independientes de las influencias tradicionales, como Boric, Jackson y Sharp, aparece una luz de esperanza de cambio real. La aparición del Frente Amplio y Beatríz Sánchez marcan un escenario político totalmente nuevo que podría permitir cambios concretos, y en la dirección correcta, si logran conducirse con moderación, pretendiendo avances progresivos y bien planificados. (Sin retroexcavadora).
Si lo que he expresado hasta aquí es objetivo y realista, en las próximas elecciones debería producirse una disminución importante de la abstención, denotando que el electorado ha sabido valorar que asistiendo ahora a las urnas sí puede hacer una diferencia. Si ello no se produce, y Chile sigue siendo gobernado igual y por los mismos, entonces el autor de este articulo habrá estado en lo cierto, y la gran responsabilidad de no tener mejores políticos y mejor política, será de los electores.

    Jose Luis SIlva Larrain

    Si fuese así al terminar el binominal habria disminuido el problema pero aumentó catastróficamente. El escenario es cada vez mas disperso, se multiplican los lideres políticos y disminuyen los votantes. Eso hace que en las elecciones pueda pasar cualquier cosa . Sin el binominal la incertidumbre vuelve a ser ley.