“Vox populi, vox Dei”. Significa «la voz del pueblo, es la voz de Dios», desde antiguo enseñaba a los déspotas que se debe escuchar y obedecer a la gente común. En el Chile actual, esta sentencia tiene plena vigencia. Especialmente cuando se ha sufrido el desfonde electoral y político, una debacle de proporciones, epílogo de una sentencia tantas veces proclamada y ahora autocumplida, virtud de la soberbia y el desfonde de la confianza que alcanza a todo el sistema político tradicional.
“Mal de muchos consuelo de tontos”. Otra cuestión a revisar son las reacciones del sistema de partidos políticos (sus vocerías), que han sufrido el “auténtico desalojo” político. La gente le retiró su confianza, mostró su fastidio, cansancio por las promesas incumplidas, reproche por la falta de sentido social y ciudadano. La gente los cambió buscando “representantes” que interpreten mejor su realidad, con cercanía con sus dramas cotidianos. La gente quiere cambios profundos y radicales en las políticas públicas. Me sorprende la tozudez, la falta de respeto hacia la gente, el no hacerse cargo de la apabullante derrota, arrasados por una marea de “independientes”.
“No hay peor sordo que aquel que no quiere escuchar, ni peor ciego que aquel que no quiere ver”. El refrán popular aplica perfectamente cuando observamos las reacciones de (oportunistas) seudo-liderazgos que pretenden ser el fiel de la balanza del sector oficialista. Sorprende ver la reacción de sus vocerías más radicales. Confundidos vociferan, actuando como jauría rabiosa, llamado a defender “sus valores(¿?)”. Parecen no entender el repudio expresado por la gente. Con esas acciones generan más rebeldía, rabia e impotencia.
“El cojo le echa la culpa al empedrado”. Los políticos hablan del fracaso del modelo. No estoy de acuerdo. ¡El modelo es una idea y las responsabilidades son de las personas! Por lo demás, este modelo ha sido el más exitoso en la generación de riqueza. ¡¡Aclaremos!! No es el modelo el que fracasó. Fue la ética de sus administradores. Los abusadores desvergonzados que creyeron tendrían impunidad permanente: en los partidos políticos, en los Think Tank, los formuladores de políticas públicas, las grandes gremiales que terminaron coaccionado la política. Lo que ha fracasado es un tipo de neoliberalismo radical, minimalista de la dignidad humana, materialista extremo y con graves problemas de probidad en sus administradores, de uno y otro lado. Fracasaron los que han engañado, abusado y despreciado a la gente común, que por cuatro décadas brindó su confianza, permanentemente traicionada.
“Esta no es una ola. ¿Esto es un tsunami!”. En lo político-electoral llegó el primer tren de ola (la primera línea) y arrasó dejando poco en pie. Pero, vendrán tres nuevos trenes de olas, perfectamente precisados en la proximidad de sus fechas: el 2º tiene relación con la segunda vuelta de la elección de Gobernadores; 3º la elección Presidencial y 4º las elecciones de Parlamentarias. Se lo anuncio públicamente al sector, para no volver a escuchar eso de “Nadie lo comentó”, o el hipócrita “No lo vimos venir”. ¡Atención a este desafío, si no quieren pasar a la historia con estas derrotas. Y, además, otros motes por ineptas actitudes!!
La gente los cambió buscando “representantes” que interpreten mejor su realidad, con cercanía con sus dramas cotidianos. La gente quiere cambios profundos y radicales en las políticas públicas.
“Si se quieren resultados distintos, no se puede hacer más de lo mismo”. A cierta distancia del desastre electoral, ¡No hay señales de corrección! ¿Seguiremos haciendo más de lo mismo? ¿Y, con los mismos? El resultado será muy previsible. Si no hay cambios radicales al sentido de la política, en los liderazgos y a la valoración de los ciudadanos, seremos testigos de los evidentes malos resultados que vendrán asociados a los siguientes trenes de ola en este tsunami político. ¡Sería otro grave error traer al gobierno a los que perdieron la elección!
“A grandes males, grandes remedios”. Este es el momento justo para hacer radicales cambios en los liderazgos, en las vocerías, en las acciones y en las actitudes, en todos los niveles y ámbitos del sector. Se requiere salir de estos liderazgos “EGOCÉNTRICOS” para avanzar hacia los “ECOCÉNTRICOS”. Se requiere salir del nepotismo y la endogamia, para avanzar hacia un enfoque ciudadano, social, republicano y democrático, de fuerte cercanía con la gente, personas con calle, buen trato y mejor criterio. En estas decisiones se juega el destino de Chile por los próximos 40 años. ¡¡Chile requiere y su democracia merece actores más responsables, coherentes y republicanos (en el sector desfondado que me duele). Espero no lleguemos nuevamente tarde a la cita con la historia.
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