El ser humano está pasando del homo sapiens al homo virtualis, lo que implica llevar a nuevas ciencias que aún desconocemos. Los nuevos profesionales están recién formándose para el futuro que requiere este siglo XXI, donde las barreras del posgrado ya han sido superadas.
La participación de las personas tanto en el trabajo como en el estudio y en sus pasatiempos, está resultando cada vez más dispersa y se va requiriendo especialización (como, por ejemplo, un postítulo, un magíster o un doctorado) para obtener mejores puestos de trabajo.
¿Dónde queda, entonces, el tiempo para el esparcimiento? Es aquí donde el teletrabajo comienza a tomar forma y fondo, permitiendo -en un caso concreto- a la mujer cuidar de sus hijos en casa mientras desempeña labores para una empresa. A medida que pasan los años, el tiempo libre se va transformando en un bien escaso porque el trabajo obliga a ocupar horas nocturnas o la pausa del mediodía. Afortunadamente, las tecnologías de la información y la comunicación han venido a equilibrar la situación, gracias a las oficinas virtuales que se están abriendo.
Lo anterior deja en evidencia el poco tiempo que va quedando para las amistades. Es por esto que en las grandes oficinas se están ofreciendo oportunidades para compatibilizar el desarrollo personal con el familiar y el social. Las empresas están empequeñeciéndose porque el panorama tecnológico de nuestros días ha visto el reemplazo de los notebooks por tablets, y los celulares son más modernos y disponen de funciones nuevas y útiles, como el pago en línea. Se debe buscar una simetría entre el trabajo y el tiempo libre, en términos eficientes, para lograr nuevas formas de ampliar el desarrollo integral de la persona.
De a poco se van imponiendo las oficinas virtuales, que permiten hacer factible el trabajo en casa. Los electrodomésticos estarán conectados a los celulares, desde donde se darán las órdenes de cómo usar remotamente los equipos, o cómo dirigir la oficina teniendo programas virtuales. Las videoconferencias tuvieron su época dorada, pero hoy es el tiempo del online bilingüe, en que las personas podrán interactuar entre sí, no importando el idioma. Esto llevará a la humanidad a nuevas y profundas transformaciones que afectarán el desarrollo no sólo de estos ámbitos, sino también a la educación o la salud.
El ser humano está pasando del homo sapiens al homo virtualis, lo que implica llevar a nuevas ciencias que aún desconocemos. Los nuevos profesionales están recién formándose para el futuro que requiere este siglo XXI, donde las barreras del posgrado ya han sido superadas. Actualmente, las universidades lo han ido agregando al currículum de salida de los alumnos, con lo cual éstos egresan de las carreras con una especialización. Los magísteres, los doctorados y posdoctorados ya no son algo nuevo para las generaciones de hoy. Esto conlleva a nuevos empleos con más requerimientos y perfiles que se adaptan al nivel de las industrias modernas, donde ya no se necesita de un profesional que saque las especies, sino que, además, les dé un valor agregado. Estamos en una época vital para nuestro desarrollo, y esto redunda en una mejor administración de nuestro tiempo. Los currículos antiguos ya no sirven en un mundo donde las tecnologías están convirtiendo la vida de las personas en una simple comunicación de pares, no importando la distancia ni el lenguaje en que estén hablando. Las formas de trabajo de Google se están imitando por todo el orbe, lo cual significa que las personas no somos sólo números, sino que un potente engranaje en este continuo proceso de culturización humana.
Los seres humanos hablamos, y de esto depende nuestro desarrollo: no por la fuerza de las armas, sino por la fuerza de la razón. La tecnología ha permitido que las personas sigamos conversando, evolucionando desde el voluminoso y pesado PC a un ligero y compacto tablet. Debemos hacernos cargo de nuestro medio ambiente, de nuestro entorno, que nos reclama cada día que seamos seres opinantes con más tino y respeto por él. Tenemos un solo planeta y debemos respetar la naturaleza. Es por esto que debemos salir de nuestras casas y habitar en un entorno más amplio: la tecnología avanza y está a nuestro servicio, no nosotros a ella. Debemos dejar que nuestros potenciales emerjan y miren alto y busquen nuevos desafíos. No nos fijemos en qué podemos hacer, sino en qué podemos emprender, porque los fondos para proyectos de emprendimiento están siendo dados por los gobiernos. En este aspecto, las microempresas y los emprendedores son más respetados hoy que antes. No nos conformemos con sólo mirar: pongamos la mirada en el horizonte para generar una base común, que nos permita hallar soluciones a lo que andamos buscando.
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