Ya roto el triunfalismo más ingenuo y soberbio respecto a los procesos de cambios esperados, pienso y siento que el análisis del electorado plantea lo siguiente:
1) No es el problema una sociedad desinformada, sin un sentido profundo de crítica, poco participativa y amante de la farándula en todas sus formas. No es ese el problema, si no que líderes de Izquierda y Humanistas incapaces de reencantar a esta misma ciudadanía desafortunada. Un «encantamiento» sincero basado en los compromisos ideológicos que se profesan, pero sobre todo en la dirección de un impulso estratégico frente a la maquinaria del asistencialismo y la publicidad aplastante del Duopolio, la posibilidad de una adhesión ciudadana hacia nuestras ideas bajo un impulso de construir con una antelación de tiempo mayor y calendarizada todas las propuestas, utilizando espacios comunes de barrios, Juntas de Vecinos, Sedes, Clubes Deportivos, Centros de Madres, etc. Pero principalmente en una generación concreta de acciones de bienestar social en los territorios involucrados, a través de un trabajo constante de semana a semana desde las bases vecinales y ciudadanas, por medio de un proyecto capaz de otorgar un sentido claro y empírico respecto a la índole revolucionaria de la cual tanto hemos ostentado.
Pero aún más realizar todo esto no en «tiempos de campaña». Porque trabajar sólo en tiempos de campaña aparte de ser una mentira y un descaro vil de la función pública, vuelve imposible la competencia frente a un Duopolio hijo y padre del descaro, del empresariado y de los medios de comunicación masivos. Volviendo aún más lejana una «credibilidad» ya totalmente vulnerada.
2) No es el problema una sociedad poco informada, crítica y no votante. El problema es el mundillo intelectual poblado de tanto pelafustán poseedor de sabiondeces sin sentido y enclaustradas.
«Revolucionarios de facebook», académicos y analistas de palestras (sobre todos de las Ciencias Sociales, periodistas, educadores, filósofos), con monóculos y cejas levantadas haciendo suyas las burlas facilistas y los conceptos más críticos de un proceso social que ellos jamás se molestarán en llevar a cabo, porque ya decidieron (no sin cierta culpa e indulgencia) ser sólo elementos funcionales y serviles de un sistema de mercado. Ya sea desde sus universidades, instituciones, aulas, simposios, foros, charlas, y empresas públicas o privadas. Ser sólo partícipes «críticos» y neo-burgueses de un sistema que testimonialmente rechazan en palabras, pero que claramente validan con sus acciones en una desidia tácita y podrida, que les permite sin embargo, ostentar la permanencia y valoración de su actual y más imaginaria «calidad de vida».
3) El proyecto de una Izquierda y de un Humanismo verdaderamente coherente, debe efectuarse desde ya y de manera constante trabajando desde las bases ciudadanas y vecinales en la solución organizada de todos sus problemas administrativos y socio-culturales, principalmente en emplazamiento y crítica hacia los municipios, pero sobre todo trabajar en dichas materias fuera de un contexto de campaña y sufragio, realizando un desembarco multi-cultural participativo y vinculante, donde la política y el servicio público sea verdaderamente el privilegio de líderes cuyo compromiso se orienta a una comprensión de hacer de esto su significación de vida y el anhelo más profundo de sus existencias.
Todo esto producirá en el corto tiempo un reencantamiento-vinculante (no sólo testimonial) de la ciudadanía hacia la política. Un respeto y una revalorización del servicio público que les permita a estos líderes hablar y construir con cimientos claros y experiencias concretas de desarrollo, y a su vez, mostrar a esta misma ciudadanía un pragmatismo capaz de defenderse por si sólo en sus obras como un elemento generador constante de bienestar, creatividad y profundo cambio.
Este análisis es el resultado de mi experiencia dentro del proyecto Transformación San Transformación San Miguel el cual dirijo, y que a fin de este mes ya cumple un año.
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Alberto Guzman Meza
Don Cristian
Buena la bajada
Estoy de acuerdo desde el inicio hasta el final, sólo que el estridente de moralito metió la cola.
Bien sabemos que las entradas no permiten extenderse demasiado, creo que lo suyo da para dos entradas más.
A mi me pasó lo mismo con el asunto de la delincuencia «SÍ SE PUEDE TERMINAR CON LA DELINCUENCIA».
El problema de atomizar el tema es que tiende a diluirse
Veamos si el asunto agarra vuelo.
Atte