Como lo dijimos en las primarias recién pasadas, sabemos que entre nosotros existen diferencias sobre este punto. Razón por la cual propusimos que estas diferencias se resolvieran de la forma más democrática, es decir, convocando a un plebiscito que consulte si los chilenos y chilenas quieren o no una Nueva Constitución y si quieren que esta sea redactada mediante una Asamblea Constituyente. Es decir, sin el poder del lobby, sin el poder del dinero, sin los amarres institucionales que nos heredó Pinochet.
Quienes desde hace bastantes años promovemos cambios estructurales en nuestro país, hemos logrado una gran victoria. Existe un consenso, prácticamente generalizado, existe un consenso político y social de una Nueva Constitución que reemplace la actual, conservadora y neoliberal, por otra más justa y más democrática.
Sin embargo, este consenso no es suficiente, no basta. Los amarres institucionales, como los altos quórums o el Tribunal Constitucional, el poder del lobby o el poder del dinero, pueden echar abajo esta ola de cambios sociales que piden nuestras y nuestros compatriotas.
Por eso los radicales hemos dicho que no da lo mismo uno u otro mecanismo, nos la hemos jugado a fondo por una Asamblea Constituyente y hoy hemos dado esta pelea desde adentro de la Nueva Mayoría. En este sentido, valoramos que la candidata del bloque, Michelle Bachelet, haya dejado abiertas las puertas para que este cambio sea participativo, institucional y democrático.
Como lo dijimos en las primarias recién pasadas, sabemos que entre nosotros existen diferencias sobre este punto. Razón por la cual propusimos que estas diferencias se resolvieran de la forma más democrática, es decir, convocando a un plebiscito que consulte si los chilenos y chilenas quieren o no una Nueva Constitución y si quieren que esta sea redactada mediante una Asamblea Constituyente. Es decir, sin el poder del lobby, sin el poder del dinero, sin los amarres institucionales que nos heredó Pinochet.
Lamentablemente, este mecanismo, institucional y democrático, no ha sido aprobado todavía. Y, como si fuera poco, la derecha, tal cual lo hace en cada elección, ha instalado un discurso del terror, del miedo a los cambios, diciéndonos que este debate no le interesa a la ciudadanía, cuando todos sabemos que es el más importante porque regula las reglas del juego de nuestra sociedad.
Es por esta razón que quiero hacer un llamado, serio y responsable, a todos los chilenos y chilenas para el domingo 17 de noviembre marquen su voto con las siglas “AC” (Asamblea Constituyente), sin anular su preferencia ni vulnerar ninguna norma constitucional o legal.
Es cierto que una manifestación de este tipo no obliga a la autoridad a considerar la opinión ahí expresada, pero qué actor político serio podría omitir el clamor de miles e incluso millones de ciudadanos que piden una nueva carta fundamental redactada a través de una Asamblea Constituyente. Y si es tan “poco vinculante” por qué el comando de la Candidata Matthei, en representación de la derecha de este país está tan interesada en objetar esos votos como anunció que lo haría esta semana. Sin duda tienen miedo a que una expresión contundente termine por generar la voluntad política que ponga definitivamente la lápida a la actual Constitución.
Con la misma convicción que llamo a marcar el voto con AC, apoyando esta iniciativa pacífica y democrática, tal como me comprometí durante las primarias de la Nueva Mayoría, le pido a todos los y las militantes radicales, así como a los de partidos que han respaldado la demanda por una Asamblea Constituyente, que junto con defender los votos de nuestros candidatos o candidatas a CORE, Diputado, Senador o Presidenta, colaboren con la campaña de www.marcatuvoto.cl y defendamos los votos marcados con AC, para que las ideas autoritarias y conservadoras no se impongan nunca más en nuestro país.
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