Queridas y queridos conciudadanos, por estos días y desde hace ya unos años, los jóvenes de nuestro país salen a las calles a manifestarse porque quieren un Chile mejor: educación de calidad y gratuita es la bandera de lucha. Sin lugar a dudas que nadie ha estado ajeno a este fenómeno, independiente de la vereda de opinión en la que esté parado.
Personalmente creo que la mayoría de los chilenos queremos cambios, y no solo en educación, sino que también muchos esperamos contar con un mejor acceso y atención de salud (ojalá de calidad y gratuita); con un trabajo que permita llevar una vida digna (sueldo ético; tiempo para la familia, amigos y cultura); y con pensiones que permitan sobrellevar la adultez de una manera confortable.
Estos cambios demandan la voluntad de todos, pero en especial de la clase política, pues es la llamada en primer lugar a impulsar y hacer realidad estos cambios que queremos. Pero sabemos que la actual clase política, capturada por el duopolio de la Concertación y la Alianza (o como se llamen ahora), no han dado, no dan y ni darán respuesta a este deseo ciudadano, pues estos cambios cruzan intereses propios o de quienes los mantienen en el poder.
Ayer miles de jóvenes y trabajadores nuevamente marcharon exigiendo un cambio. Como siempre la marcha concluyó con desmanes provocados por quienes creen en la violencia como medio de reivindicación. Los encapuchados como los han caratulados los medios de comunicación, se terminan robando la película. Al final del día pasan a ser los mejores aliados de quienes no quieren cambios y buscan mantener en el duopolio del poder político.
Queridas y queridos conciudadanos, nuestra nación tiene la experiencia para hacer cambios desde la institucionalidad establecida y sin violencia. Recuerdan que una vez se le dijo que no a la dictadura y la más amplia mayoría de los chilenos celebramos.
Hoy digamos no a esta clase política desde la institucionalidad establecida: las urnas. Los jóvenes han demostrado una gran capacidad de movilización con mucha voluntad y creatividad, apoyándose fuertemente en las nuevas redes sociales provistas por Internet. A ellos es el llamado. Porque todavía hay tiempo, organícense y lleven candidatos a Diputados en todos los distritos. Con voluntad, trabajo y creatividad estoy seguro que lograrán cambiar el rostro del Congreso y reverdecerán a la clase política.
Estos cambios demandan la voluntad de todos, pero en especial de la clase política, pues es la llamada en primer lugar a impulsar y hacer realidad estos cambios que queremos.
Qué importa que sean jóvenes y no tengan mucha experiencia, si los experimentados que están en el poder solo buscan sus propios intereses. Además, no me cabe duda que muchos chilenos con experiencia y ávidos de un cambio serán sus primeros seguidores y los apoyaran en su gestión. Ciertamente que sus padres, familiares, amigos y amigos de los amigos también los apoyaran.
Pensemos en el Chile que queremos, el que disfrutaran nuestros hijos y nietos. Ese Chile lo construyen los jóvenes de hoy desde su organización y desde las urnas. Canalicen toda su energía en eso y les aseguro que sus sueños se harán realidad.
Un abrazo fraterno.
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peon
Y seguramente así debería ser,
y de hecho posiblemente podría decirse «y colorín colorado»
realmente este cuento no ha terminado
sin embargo…
El resultado es incierto, indeterminado en el tiempo, y bajo supervisión de la realidad, que en gran parte es imposibilidad, así como también supervigilada por intereses que escapan a descripciones sencillas…
Por mi parte, prefiero pensar en que podemos forjar nuestro futuro, forzando a los elementos para que ello suceda. No en contra de lo que existe, sino que creando un poder ciudadano a la altura de la necesidad o aspiración para que,
mediante un proceso
de organización digital
de la sociedad civil
logremos lo que queremos, luego de haber razonado lo suficiente en ello para detallar operaciones que clarifiquen el camino que hemos de seguir, cumpliendo las precedencias necesarias de los hechos que deberían emprenderse, para que no falte ninguna.
Queremos nacionalizar el cobre?
no vayamos gritándolo por ahí como alguien con histeria; mejor decidamos acerca de la mejor forma de hacerlo, porque, mal que mal en el pasado, la última vez que se nacionalizó el cobre, si no recuerdo mal,
perfectamente podría decirse que cometimos nacionalización del cobre,
así es que si alguien con las neuronas despeinadas cree que es sentato nacionalizar el cobre y para ello está dispuesto a hacer los sacrificios racionales que tal magno evento demande,
entonces,
que se decida a trabajar ciudadanamente en el debate que debe definir la forma en que los chilenos nacionalizamos el cobre…
Así, con organización digital, podemos tomar el poder político, como si fuera un juego de niños, pero, debemos hacerlo de forma responsable, como adultos sensatos…
De igual forma, podemos tomar el poder económico, no luchando en contra de lo que existe, sino que creando poderes económicos paralelos que estén en manos del pueblo…
Lo que imagines se podría hacer…
Nadie lo impide…
No tienes que crear una nueva Constitución o mejorar la educación o la salud para ello…
Sólo se necesita la herramienta adecuada para llevar a cabo ese proceso organizaciónal de la sociedad civil utilizando la red…
¿Alguien quiere diputados del pueblo?… Todos podrían ser del pueblo y no de los partidos políticos; podrían tener asesores ciudadanos, a los que se les haga llegar las inquietudes de la gente, de forma ordenada, de manera que los problemas se encausen y siempre se pueda conocer el estado del arte respecto de la solución que conlleban, de foma que no se necesite marchar por una mejor educación o salud,
ya que se estaría trabajando en ello como nación…
La pregunta es si acaso realmente queremos el poder…
Si alguien lo quiere, sólo debe imaginar cómo tomarlo y convocar a la ciudadanía a trabajar en ello…