La medida adoptada por el gobierno de en monitorear los comentarios publicados en las principales redes sociales (Facebook y Twitter), ha originado un clima de profunda preocupación en los que habitúan dichas redes. Lo más grave de todo este asunto es que dicho seguimiento permitirá identificar el lugar geográfico en que se encuentra cada uno de los cibernautas que efectúan comentarios acerca de la actual administración. Este hecho constituye, indiscutiblemente, un obstáculo a la libertad de expresión que debe tener todo ciudadano.
¿Cómo funciona este monitoreo? La empresa Brandmetric, ganadora de la licitación, es conocida por contar con un sistema basado en un mapa de geolocalización, el cual permite observar las publicaciones realizadas en Internet, como así también, el lugar en el cual se emiten. Se puede asimilar a una suerte de policía secreta cibernética, frente a la cual, los que podemos ser adversarios políticos del gobierno, nos encontraríamos ni más ni menos, frente al ojo del huracán.
Uno de los principios fundamentales de la democracia, es la libertad de expresión. Sin ella, no hay democracia. El monitoreo de las publicaciones, presenta la posibilidad de que un grupo de la ciudadanía se atemorice a sufrir represalias, por el solo hecho de ejercer comentarios en contra de alguna decisión gubernamental. Ello, limitaría el espacio que tienen los propios ciudadanos, de poder manifestar sus diversas opiniones, puesto que ven al monitoreo, como un mecanismo coercitivo, y que genera temor.
En declaraciones emitidas el día Lunes por la Vocera Ena Von Baer, se señala que esta medida tiene por objeto conocer las opiniones e inquietudes que tiene la ciudadanía, frente a diversos temas y/o medidas que el gobierno adopte. Si los dichos emitidos por la Ministra fuesen ciertos, ¿Por qué recurrir a esta especie de policía secreta cibernética que busca controlar los juicios que emiten los ciudadanos, sobre el gobierno, a través de las principales redes sociales? ¿Por qué no utilizar una estrategia, menos coercitiva y que no transgreda la privacidad de las personas, como por ejemplo, el lanzar públicamente una página Web gubernamental, destinada a que los ciudadanos puedan expresar libremente sus opiniones? A mi juicio, el sistema de monitoreo contiene un transfondo y una careta, con tintes bastante maléficos. Más aún, cuando los niveles de aprobación que tiene la actual administración, son bajísimos.
En síntesis, ¿Qué nos queda hacer a nosotros los ciudadanos frente a esta situación? A juicio particular, creo que debemos manifestarnos en contra de esta autoritaria medida que atenta contra nuestras libertades y contra nuestra privacidad. De igual forma en que hemos salido a la calle a manifestarnos contra Hidroaysén y contra el sistema educacional, debemos hacerlo frente a la instalación de esta nueva forma de gobierno: “La democracia vigilada cibernética”.
Para todos los que estamos descontentos con las mil y una injusticias, que ocurren a diario en todo el mundo, una consigna legítima puede ser: “Indignados del mundo, uníos”. Es hora de salir a protestar a la calle, sin miedos y sin temores.
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Foto: Dirac 3000 / Licencia CC
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