¿Sabían que la Ley 20.422 y su reglamento establece que al menos, en el año en curso, dos tercios de las parrillas programáticas en televisión deberían tener sistemas de closed caption o interpretación en lengua de señas chilena para personas en situación de discapacidad sensorial auditiva, lo cual no se cumple ni siquiera por los shows «Teletón», ya que al «director ejecutivo» NUNCA SE LE HA OCURRIDO incorporar un intérprete en las 27 horas de morbo y circo lastimero de la alcancía?
Don Francisco diciendo: «Cómo ha cambiado la ciudad con respecto a la Teletón, los rebajes de las esquinas… Siempre me siento orgulloso con esto, porque esto lo disfrutan las personas que son el diez por ciento de la población». Se nota que este caballero no vive en Chile. Esas calles y los que el llama «rebajes de esquina» no son masivos en nuestro país. Y yo no sé por qué dice «disfrutar», si en el fondo, la Ley 20.422 habla de las condiciones de accesibilidad arquitectónica.
No voy a hablar todas las pestes de la institución llamada Fundación Pro Ayuda al Niño Lisiado (aunque irónicamente los tratados internacionales indican que la palabra lisiado es obsoleta y ofensiva contra la dignidad), porque el trabajo que hacen ellos es formidable hasta que nos enteramos que cada prestación medica es pagada con el Fonasa o la isapre del usuario hasta los 20 años si es congénito y los 24 si fue accidente.
Este show televisivo es una peste que sólo busca a empresas desesperadas que multipliquen sus ventas pre-navideñas, donen un poco de dinero en comparación a lo que facturan, sobre todo cuando en el show Teletón dicen que la gente debe ir a ayudar comprando aquí o allá. Además, y por si fuera poco, que se acojan a la ley de donaciones, es decir, rebajas considerables de impuestos.
No apoyaré este show, mezcla de reality con telenovela, pues las personas y sus diversas situaciones de discapacidad no son entretenimiento de nadie, más aún si esto implica la perpetuación de la institucionalidad de la alcancía.
Las mismas empresas que donan ni siquiera les dan trabajo a personas en situación de discapacidad, y si les dan, los dejan eternamente recogiendo bandejas en un mall y con nulas posibilidades de ascenso.
Mismas empresas que en las avenidas principales a lo largo del país venden electrodomésticos, ropa y no tienen forma alguna de que pueda subir una silla de ruedas, para que hablaremos de los baños públicos y del cartelito que indica «minusválidos». ¿Es que acaso valemos menos que el resto por ley social?
Todos hablan de buenas intenciones, de empresas maravillosas y empresarios de buen corazón. Lamento arruinar la fiesta de los que lucran con la situación de discapacidad de miles de niños, niñas y adolescentes chilenos que de partida son sujetos de derecho. Rebajas de impuestos, sueldos millonarios y el crecimiento exponencial de la brecha entre quienes tienen más y quienes tienen menos en nuestro país.
¿Ustedes sabían que, por ejemplo, la tasa de desempleo en la población en situación de discapacidad es cercana al 70%? ¡Pero tenemos un presidente hablando de «pleno empleo en el país», señores!
¿Sabían que la Ley 20.422 y su reglamento establece que al menos, en el año en curso, dos tercios de las parrillas programáticas en televisión deberían tener sistemas de closed caption o interpretación en lengua de señas chilena para personas en situación de discapacidad sensorial auditiva, lo cual no se cumple ni siquiera por los shows «Teletón», ya que al «director ejecutivo» NUNCA SE LE HA OCURRIDO incorporar un intérprete en las 27 horas de morbo y circo lastimero de la alcancía?
¿Alguien se ha preguntado si la visión lastimera con la que es expuesta la figura de una persona en situación de discapacidad es compartida por TODAS ellas?
¿Han visto a alguien de este show de TV levantar la voz porque la plantilla de los votos en Braille para ciegos en nuestras pasadas elecciones presidenciales tenían sólo números (es decir, la persona ciega debía saberse de memoria los números y sus correspondientes candidatos a CORES, senadores, diputados y Presidente de la República)?
Esperamos algún día que la real conciencia nazca y la institucionalización de la alcancía sea asesinada por una democracia realmente decente que garantice el derecho a la rehabilitación sin importar el tipo de situación de discapacidad, que la gente abra los ojos y piense que este show no le sirve a Chile.
La institución es una obra en donde trabajan personas destacables y obtienen buenos resultados a pesar que se prefiere a los centros de esta fundación por sobre el Instituto Nacional de Rehabilitación Pedro Aguirre Cerda, por poner un ejemplo. Pero es el Estado chileno quien debe hacerse cargo de la rehabilitación, la inclusión educativa en todos sus niveles y la inserción laboral a trabajos dignos en igualdad de condiciones respecto de cualquier otra persona. Nuestro país eternamente se ha lavado las manos, pese a haberse adscrito a la «Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad», y hasta ahora, siguen pensando que el asistencialismo es el camino a la inclusión.
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Foto: Wikimedia Commons
Comentarios
03 de diciembre
Bien Paulette,
así como tú, muchos rechazamos la institucionalidad de una visión segregadora y lastimera de la discapacidad.
Compartiré tu columna.
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03 de diciembre
Jajajaja!!! es cierto, es muy cierto, no hay interprete en las 27 horas. Vaya megacontradicción.
Creo que en el comienzo la Teleton sirvio a un fin. Tal vez el fin real inicial era igual de perverso que el actual, pero para muchas personas permitió conocer una realidad que normalmente los chilenos no queremos ver. Empero, más de 20 años despues, ¿no es absurdo seguir construyendo ciudades tan hostiles? No solo hacia los discapacitados, hacia cualquier cosa que se mueva. Mucha gente tropieza con las lozas en la calle porque estan tan mal pegadas y tan mal hechas que es imposible no tropezar. El acceso al metro… bueno, es cuestion de ir al metro Plaza de Armas y subirse a sus ascensores: son muy estrechos para dos personas, hay que hacer malabares para ingresar en silla de ruedas. Y un largo etc.
Hace muchos años que no participo en este show. No puedo hacerlo cuando miro a un Santiago en que las personas ciegas a fuerza deben tomar un taxi porque no hay en ningun paradero de transantiago algun sector especialmente destinado para que sepan que micros paran ahi y cuales son sus rutas, en que las personas en muletas mejor no deben salir de su casa porque salir a la calle los expone a ser atropellados por peatones y ciclistas, y y un largo etc que no se soluciona con 27 horas de poner dinero en un banco.
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