A cinco años de la revuelta social en Chile, suceso histórico que fue originado precisamente por niños, niñas y adolescentes, pareciese que todo sigue igual.
Desde las derechas hasta las izquierdas, ningún sector político ha podido sostener y hacer efectivas las demandas que se reclamaron en dicho periodo. Exigencias mínimas pero necesarias, al menos una nueva Constitución Política de la República.
No, no hubo ese cambio urgente para mejorar las condiciones de niños, niñas y adolescentes. Hoy seguimos conviviendo con los pilares constitucionales estructurales del pinochetismo y de los grupos conservadores de la elite económica. Ello en salud, educación, pensiones, nulo reconocimiento a los pueblos indígenas y otros temas.
¿Y las víctimas que reclamaron por otro Chile? El INDH consignó un total de 3.777 víctimas, cuyo promedio de edad es de 26 años. 591 corresponden a niños, niñas y adolescentes, y 959 a mujeres. Del total de víctimas, 3 mil 581 personas (94,8%) sufrió algún tipo de lesión física. Siete personas fallecieron.
De la misma manera la Defensoría de la Niñez indicó en su momento, que 2.178 niños, niñas y adolescentes sufrieron violaciones a sus derechos humanos durante el estallido social en Chile entre octubre de 2019 y marzo de 2020.
¿Qué podemos decir a los niños post estallido social en Chile? Responder que las multitudinarias marchas por cambios, propiciados por todos los sectores e iniciados por el pueblo, fueron estériles; resultaron en un recuerdo y se quedaron en la utópica mente de algún historiador.
Que el Estado sigue violando derechos esenciales de la niñez, a pesar de que existen “mejoras” y “transformaciones” en el Servicio Mejor Niñez y el Servicio Nacional de Reinserción Social Juvenil.
A pesar de la nutrida legislación de infancia y adolescencia, como la Ley 19.968 de Tribunales de Familia; Ley 21.430 sobre garantías y protección integral de los derechos de la niñez y adolescencia; Convención de los Derechos del Niño y sus Observaciones emanadas del Comité de Derechos del niño y otros cuerpos normativos relevantes. Se ha quedado en un verdadero formalismo jurídico. Ahí están las normas, principios y procedimientos.
Hay una verdadera saturación de causas para exigir justicia restaurativa para niños y niñas que han sido vulnerados en sus derechos, tanto en sedes de familia proteccional y en Fiscalías. Muchos de los procesos transitan en largos tiempos de revisión proteccional o derechamente son cerrados por el ente persecutor, sin una condena efectiva.
Contarles, que, desde el pre ingreso de una causa judicializada a favor de niños, la protección y promoción de sus derechos se ve mermada por listas de espera interminables, que hacen imposible la reparación de sus derechos conculcados. En temas tan sensibles como el derecho a la terapia reparatoria a la infancia.
A pesar de la separación de las áreas de adolescentes en conflicto con la ley y niños y niñas víctimas, a la fecha, se mantienen índices altísimos de vulneraciones de derechos. UNICEF ha sido claro en sus informes, a vía ejemplar: en la 2° Encuesta Nacional de Polivictimización señala que, si bien se mantiene el nivel de violencia a niños y adolescentes hombres, entorno al 27%, en el caso de las niñas y adolescentes mujeres aumentó de 43% en 2017, a 52% en 2023.
Indicarles que los hogares o residencias no tienen cupos o derechamente no participan de las licitaciones públicas, en determinados rangos de edad, dejando a la infancia sin una atención integral con enfoques de derecho. Olvidada y dejada a su suerte.
A los niños, niñas y adolescentes post estallido social en Chile les debemos mucho. Y, lo mínimo es alentarles, que no claudiquen en participar de lo social y utilizar su derecho a reclamo por lo que justo, juntamente, al menos valorar y repensar lo que ocurrió
Y, los tribunales de justicia han profundizado la impunidad de los abusadores y agresores sexuales de niños y niñas, como el caso Macaya, quien hoy goza de esa inoperancia y mala interpretación de las normas protectoras, que tanto nos ha costado posicionar a nivel jurisprudencial y doctrinario. Los mismos que defendieron a Paul Schäfer, Spiniak y Karadima, mantienen su apoyo a Macaya, profundizando la inseguridad de la infancia.
Sí, inseguridad. Porque de esta “seguridad, bienestar y protección” poco se habla en los medios. La seguridad personal y el buen vivir que son necesidades básicas para un gran grupo de la sociedad que son los niños y niñas, no son objetivos abordables de las esferas del poder.
Para que pronunciarse de los delitos de cuello y corbata, el caso Hermosilla, nos ha manifestado que la elite política empresarial es hegemónica y ha permeado de manera humillante las profundas capas de la disputa política, judicial y de los medios de comunicación. Es alarmante.
Que los graves datos de inseguridad, han generado discursos extremos en especial del mundo conservador. Creando un clima de miedo, sin proponer otras medidas que populismo penal. Quiénes pagarán este escenario catastrófico, son precisamente los más vulnerables. La infancia y adolescencia.
Pedir disculpas a los niños post estallido, con vergüenza, de no haber sorteado este molino. Un molino grande y fuerte; conservador y reaccionario; que no gusta de los cambios profundos. La mantención de ese status quo, les favorece y se benefician de la “normalidad” de un sistema injusto, desigual y avasallador. Cualquier alternativa a este sistema, es tildado de “delincuencia o subversión”.
Tal vez, hacernos “los tontos” y decir: que quede todo igual. ¡No luchen niños, niñas y adolescentes post estallido social!. No. Esa ruta del descontento no es buena. Ese espíritu de rebeldía no les hace bien y no les pertenece.
Pero la esperanza y lo caminado permite decirles: “Sigan, van bien niños, niñas y adolescentes post estallido social” Hay un capital social y cultural, que ha disputado fuertemente los espacios de participación y que sirven de puente para que sus demandas puedan ser escuchadas.
Indicarles que hay psicólogos, trabajadores sociales y abogados militantes pero despojados de las viejas escuelas políticas conservadoras y que están comprometidos con su causa. A pesar de los bajos sueldos; burocracia estatal y privada; políticas públicas desfinanciadas; nivel excesivo de procesos judiciales y carga de trabajo; precariedad laboral y otros tantos males. Han abrazado ser ductos confiables en este vínculo de confianza social con los niños, niñas y adolescentes. Ese “capital garante” es salvaguarda para las fases de diseño, ejecución y sistematización de las políticas de infancia.
Que la comunidad se mantiene viva como un espacio que requiere mayor abordaje en lo social y que enfocado en la prevención y promoción de garantes de derechos, es una carta que todavía pervive, para dar solución a tanta glotonería neoliberal, como decía Lemebel. Ser un espacio que pueden y deben ocupar porque les pertenece.
A los niños, niñas y adolescentes post estallido social en Chile les debemos mucho. Y, lo mínimo es alentarles, que no claudiquen en participar de lo social y utilizar su derecho a reclamo por lo que justo, juntamente, al menos valorar y repensar lo que ocurrió. Porque a cinco años de este suceso histórico y social, invitar a que no sea parte del pasado, más bien fuerzas para instalar nuevas demandas, otras conciencias y formas de participación en pro de los más débiles.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Luis Cortés Olivares
Estimado señor o señora:
Le agradezco el interés por la columna de opinión. Apartando sus descalificaciones y ataques a quien escribe, no al contenido, aporta al debate y posiciona a la infancia y adolescencia en un ideal transversal.
No soy comunista ni participo de partido político alguno. Mi vida académica y laboral ha sido siempre desde los ddhh y las organizaciones a favor de los más débiles. Eso hace ya más de 20 años.
Atte,
El autor.
PD. Ojalá podamos conocer su nombre y a qué se dedica a parte de descalificar de forma anónima.
launion delrazonamiento detodas lastribus
Estimado defensor de los ddhh de los más débiles:
Espero que si sigues en la misma actividad por otros 20 años podamos llegar a ver que:
– Las necesidades de los huérfanos y las viudas sean cubiertas, ya que hoy tenemos a un Gobierno que se gasta la plata en sus huestes y no alcanza para esos más débiles.
– Los estudiantes ya no son adoctrinados políticamente por la izquierda y sus locuras sexuaterroristoides, ya que en los colegios los vacunan y les hacen leer lectura poco apropiada a su niñez, despertando más bien al hombre carnal, en vez de al hombre espiritual que todo lo puede en Cristo que lo fortalece.
kjhvjfkhgdjkhQuiero ahorrarme la lista…
Siendo sincero, mi concepto de un defensor de los ddhh es bastante bastardo. Los ddhh en Chile, para mí, son brazos armados que persiguen a Carabineros de Chile con y de todas las formas posibles.
También, no veo tu trabajo en ninguna parte. Debieran ser DDHH:
1.- Poder acceder a un sistema de creación de riqueza colectiva dirigida por El Centro Técnico Nacional que propone PoderCivil .cl sin la administración de políticos corruptos o instituciones corruptas de ddhh.
2.- Poder acceder a participar civilmente en una Organización Nacional que represente a los ciudadanos de Chile, de manera que podamos velar por el fiel cumplimiento a sus deberes de los funcionarios de Los_Tres_Poderes_del_Estado, de manera de poder destituirlos, si practican la barbarie de arrancárseles la cacharra para el monte destruyendo el país…
jkhf
launion delrazonamiento detodas lastribus
Estimado comunistoide:
Me cuesta aceptar tu columna desde el título en adelante, porque no hace honor a la verdad histórica, ya que en Chile no hubo un «Estallido Social», sino que un intento de golpe de Estado patrocinado por terroristas descerebrados como Nicolás Maduro y llevado a cabo por las fuerzas chilenas de izquierda que tienen el cerebro achicharrado por falta de razón y falta de amor a la patria, junto a todos los mercenarios de Madurito, personaje que alaban dirigentes de la izquierda chilena que nos quieren racionar la comida con una tarjeta, como la que usan los cubanos, o a la que son sometidos los venezolanos por el intelecto entenebrecido del súper bigote de los terroristas latinoamericanos.
No conozco en realidad el daño que sufrieron las huestes de la izquierda que terroristearon a Chile, pero, si entiendo que hubo unos 4.000 carabineros lesionados producto de que había unos monos locos con navaja que deseaban quemarlos vivos en sus patrullas, o asesinarlos en sus cuarteles…
Es inaceptable que los zurdos sigan promoviendo su falso estallido social como una medida de razón y justicia, ya que la razón y la justicia no pueden basarse en la violencia inaudita.
También es inaceptable que los zurdos adoctrinen estudiantes y los quieran usar como carne de cañón por su falta de capacidad intelectual para gobernar bien al país, ya que en vez de mejorar educación, salud, vivienda y pensiones ahora que gobiernan, solo llegaron a desfalcar y a endeudar al Estado.