Villa Olímpica: poder ciudadano más allá de la reconstrucción

El terremoto del 27 de febrero, golpeó brutalmente a la Villa Olímpica, al punto de que este emblemático sector de Ñuñoa -de valor patrimonial, según certifica un premio de la Comisión Bicentenario-, sigue siendo, sin lugar a dudas, el barrio más damnificado de Santiago. Casi la totalidad de los 82 edificios del sector y sus 3 mil viviendas, se vio afectada en mayor o menor medida por el sismo.

Sin embargo, fue en el sector sur de la villa, donde el terremoto  dejó un nivel de devastación difícil de describir con palabras. Precisamente, en una plaza pública de ese sector, nace, espontáneamente, la Asamblea de Vecinos de Villa Olímpica, una organización de damnificados que comenzó a trabajar a horas del sismo y que se ha proyectado en el tiempo,  porque supo canalizar positivamente la desesperación vivida  durante las primeras horas  posteriores al terremoto.  Apenas 3 semanas después del nacimiento de la Asamblea, los 7 edificios que rodean la plaza donde nos reunimos por primera vez, fueron declarados inhabitables, por tener daños estructurales severos. Y dos meses después del sismo, decenas de familias seguían viviendo en carpas y sin la atención suficiente por parte de las autoridades. Así, las razones para seguir organizados, se fueron multiplicando. 

A fines del mes pasado, la Asamblea de Vecinos de Villa Olímpica, ya se había reunido con el Alcalde de Ñuñoa, los Concejales de la comuna, la Ministra de Vivienda;  el Director Metropolitano de SERVIU y la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados. Pero ninguna de estas reuniones se había traducido en avances concretos respecto de nuestra demanda central: una reconstrucción del barrio con participación ciudadana. 

Afortunadamente, el 27 de julio pasado, un grupo de vecinos damnificados nos congregamos afuera de la Moneda y entregamos una carta al Presidente Piñera, donde denunciamos la inoperancia de los subsidios de reconstrucción a 5 meses del terremoto y una serie de promesas incumplidas.  La respuesta a esta última movilización fue inmediata.

El mismo día en que fuimos al palacio de gobierno, los dirigentes de la Asamblea fuimos citados a una reunión con altos funcionarios del SERVIU.  No era la primera vez que esto ocurría. La mesa de diálogo a la que asistimos ese día, había sido impulsada por la propia Ministra de Vivienda y ya llevaba un par de meses funcionando. Sin embargo, ese 27 de julio, el ambiente en calle Serrano era distinto. Los vecinos que fuimos ese día a la Subdirección de Operaciones de SERVIU, sentimos por primera que nuestras propuestas estaban siendo escuchadas y atendidas por las autoridades, con el sentido de urgencia que tantas veces prometió el presidente Piñera en su campaña. En pocas palabras, ese día nos sentimos ciudadanos nuevamente y recobramos la fe en las instituciones.

Ahora, a casi un mes de esa reunión, mantenemos un optimismo moderado respecto de la reparación de nuestro barrio, el más damnificado de Santiago. Y si no sacamos cuentas más alegres, es porque todavía tenemos en Villa Olímpica, 25 edificios con daños estructurales que no cuentan con vías de financiamiento, ni promesas de reparación. Nuestra preocupación tiene que ver, además, con el autoritarismo del Alcalde Sabat, quien se ha negado a impulsar una mesa de diálogo tripartita, SERVIU-MUNICIPALIDAD-ASAMBLEA, a pesar de que el mismo SERVIU  intentó que la mesa se concretara. 

Ahora, cuando el Alcalde acaba de aprobar casi 5 mil millones de pesos para la construcción de una clínica de lujo y se esmera por gestionar un total de 26 mil millones de pesos para la misma obra, entendemos porque Sabat se niega a dialogar con los damnificados. 

Los casi 5 mil de millones de pesos que se están gastando en la clínica, bastarían para reparar los 25 edificios más dañados de Villa Olímpica y   sobrarían fondos para reparar la Villa Canadá. Pero todo indica que Sabat no se siente llamado a prestar amparo a las Villas Sociales de su Comuna, a miles de vecinos de condición social vulnerable para quienes el Derecho a la Vivienda ha derivado en un concepto vacío. Prefiere el Alcalde, fortalecer  la salud por decreto y además, sin el consentimiento de su propio Concejo Municipal, donde la mayoría de los concejales sí comprenden, que después del terremoto, la Salud no es una prioridad en Ñuñoa.  

Nuestra Asamblea alberga grandes sueños. Estamos convencidos de que el terremoto es también una oportunidad, para re-construir, no sólo de edificios, sino que también el tejido social de nuestro barrio. De hecho, hemos avanzado más rápido en la consolidación de nuestra organización, que en la reconstrucción de las viviendas. Pero esta realidad no nos desalienta en absoluto, porque  sabemos que la reconstrucción hecha con los ciudadanos, servirá para que nuestros vecinos ganen algo más que subsidios de reconstrucción. Si seguimos por el camino emprendido, el Alcalde también tendrá que escucharnos,  a pesar de la mezquina ordenanza de participación ciudadana que tenemos y del sesgo antidemocrático de la ley de Municipalidades. 

Si seguimos sumando apoyos políticos diversos, estamos seguros de  reconstruir nuestras viviendas y de que, a mediano plazo, la misma energía reconstructora, se transmutará en aquello que nunca se ha levantado en nuestro barrio: salas cunas, bibliotecas, centros culturales, placas solares sobre viviendas sociales.  En fin, todo lo que soñemos puede concretarse, en nuestra modesta Villa Olímpica, y en el resto del país, si entendemos la reconstrucción nacional como una lucha épica, como el gran proyecto colectivo que necesitan los chilenos, para despertar, para renacer, para avanzar hacia una nueva sociedad donde seamos mucho más que sujetos hipnotizados por el consumo o la propia desesperanza aprendida.