La arbitrariedad con que la prensa actúa frente a ciertos temas en nuestro país no es una novedad. Que esto también pase en lo que a temáticas de transporte se refiere, tampoco lo es. La visión auto-centrista que por años tuvieron la televisión y la prensa escrita respecto de los sistemas de transporte y los debates por un Santiago más accesible para todos fue muestra de cómo se cerraba por años la oportunidad para promover modos de transporte más amigables con la ciudad y con los usuarios.
Publicidad de autos, noticiarios con minutos dedicados sólo a narrar los problemas que los automovilistas encontraban en las calles, el alza de la bencina y los autos en cola entrando a la bomba de bencina, son algunas de las temáticas que acaparaban gran parte de los espacios. Injusto, si se considera que sólo un tercio de los viajes en Santiago se hacen en automóvil.
Si hasta hace poco el problema de un tercio se mostraba como el de todos, ahora que la bicicleta se hace visible en la ciudad y los ciclistas estamos por fin ganando espacio en la calzada, la prensa (y quienes están detrás de ella) encontraron la forma de minar nuestro discurso: caricaturizarnos como “peligro al volante”.
No estoy de acuerdo con los ciclistas en la vereda; personalmente, ocupo en todo momento la calzada… pero sí puedo entender el miedo de quienes no se atreven a bajarse de la vereda. Cuando veo a un ciclista en la vereda no dejo de pensar en un niño asustado, tan asustado que prefiere usar una vía más lenta y más insegura (sí, más insegura porque es más fácil que un auto saliendo de un estacionamiento te pase a llevar o tropezar al esquivar a un peatón).
Tenía dos opciones: me peleaba con todos los ciclistas que encuentro cuando ando de peatona (vivo en Pedro de Valdivia con Eliodoro Yáñez, intersección que según algunas de las personas que escriben a los diarios es la con más ciclistas) o participaba de un proyecto que le entregara herramientas a las personas para animarse a bajar de la vereda, transitar por la calle y sentirse cómodas y seguras.
Debo reconocer que muchas veces pierdo los estribos y pego un par de gritos a los ciclistas (una vergüenza según mi hermana, cómo puedo ofender a los de mi “raza”, ja), pero el 80% del tiempo restante lo dedico a participar en la Escuela BiciMujer. Creo que otro Santiago es posible y por ello me gustaría que muchos más grupos ciclistas participaran de este proyecto o hicieran sus propias escuelas… no saben cuántos correos de hombres llegan cada vez que abrimos las inscripciones.
Avanzamos. Hoy por lo menos las problemáticas ciclistas aparecen en la prensa. Nos queda ahora que lo que aparezca no sea sólo la “pesadilla” del estacionamiento, lo imprudentes que somos en las veredas, el suplicio de intentar llegar de la casa a la pega en bicicleta; nos queda mostrar que la pasamos bien, que una igual se las arregla para amarrar la bici en cualquier señalización y que con práctica cada día una se siente más segura, más cómoda y más feliz pedaleando.
* Sofía López Carrasco, Macleta
Comentarios
11 de abril
Me parece completamente asertivo el artículo propuesto, dado que cuando definimos como pesadilla a alguien que maneja, no concebimos necesariamente a un sujeto que lo hace pésimo, sino también a uno que está lidiando con un entorno bastante desfavorable. En ese sentido, cuando manejamos bicicletas en las ciclovías, incluso, nos topamos con gente trotando, motos, y mamás paseando en coche a sus bebés. Y el problema ni siquiera reside allí, sino en la educación cívica con respecto a la normatividad de uso de ciertas vías exclusivas. «Vehículo: Medio con el cual, sobre el cual o por el cual toda persona u objeto puede ser transportado por una vía; Y la calzada, tal como dice la ley, está destinada a la circulación de vehículos:
Calzada: Parte de una vía destinada al uso de vehículos y animales». Si los que somos peatones tenemos derecho y deber de usar la vereda, los automovilistas tienen el derecho y deber de usar las calles, y los ciclistas el derecho y deber de usar la calzada (limitante en el mismo nivel que la calle) o bien, la misma que los automovilistas (cuando no hay ciclovías), donde la idea es no generar tensiones en la ciudadanía, sino más bien, crear un espacio de diálogo cívico. Ahora bien, el asunto no termina allí, sino que muchos ciclistas, como acertadamente señala Sofía, temen andar en la calzada, puesto que el respeto y enfoque de los automovilistas es distinto y sólo algunos tienen conciencia de que existen en las calles estos sujetos con un implemento de dos ruedas que no es una moto y que no necesariamente SUENA con bocina. La idea es, justamente, hacer ver que tanto peatones, como ciclistas, motociclistas y automovilistas tienen no sólo derechos sino también deberes que inciden en el respeto mutuo, en la conciencia de que existen los demás, y que no sólo mis derechos son los que debo velar… sino los de la comunidad entera.
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11 de abril
Totalmente de acuerdo con Sofía. Agregaría dos cosas:
– La infraestructura para ciclistas debe construirse en las vías donde realmente se necesita y no ahí donde «cabe». Es necesario redistribuir el espacio vial en favor de los modos más eficientes, más sustentables y que representan la mayor parte de los viajes realizados: transporte público, caminata y bicicleta
– Es urgente disminuir las velocidades a que circulan los vehículos motorizados. A mayor velocidad, menor es la probabilidad de que alguien sobreviva un accidente. Diseñar las vías para disminuir la velocidad es algo que se puede hacer para prevenir consecuencias graves en caso de accidentes. Y esto beneficia a [email protected] los usuarios (automovilistas, peatones, ciclistas, etc.).
Para aprender a bajarse de la vereda, recomiendo también la guía Santiago a Pedales, http://www.ciudadviva.cl/sitio/index.php?option=com_content&view=article&id=456%3Aguia-para-pedalear-segur-en-santiago&catid=16%3Atransporte-activo&Itemid=27
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15 de abril
Soy ciclista a diario, es mi medio de transporte. Trato de estar el 100% del trayecto por la calzada, pero hay trayectos en que me es imposible no andar por la vereda, ya que he estado a punto de perder la vida literalmente, varias veces. Entiendo que los peatones se enojen por que andamos en las veredas, pero sino ¿DONDE?
Por favor cuenten conmigo para lo que pueda ayudar a que todos, ciclistas, peatones, automovilistas tengamos una mejor convivencia.
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15 de abril
El ciclismo urbano, por la calles es un deporte extremo.
Yo soy un ciclista urbano de la vereda y lo seguiré siendo. A la velocidad con que circulan los vehículos, mucho más allá del límite ¿me voy a exponer a ser golpeado? ¿Alguien tiene las estadísticas del número de peatones muertos por ciclistas en las veredas? 0.
Compárenlas con los ciclistas atropellados en las calles! Este año va uno por mes en Santiago.
Y además, excelente el título del artículo. ¡Basta del bullying a los ciclistas de vereda por los medios!
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