El desafío de transformación planetaria supone innovación sustentable en el ámbito de la planificación territorial.
Actualmente nuestras ciudades están quedando obsoletas, no solo por su poca capacidad de respuesta frente a las dramáticas situaciones como el confinamiento, que puso en evidencia la dependencia y falta de autonomía de las comunas, sino que hasta ahora las ciudades modernas se han transformado en centros generadores de contaminación e insalubridad.
Este importante cambio que estamos transitando, nos lleva a repensar la forma en que habitamos y en el que, como seres humanos, somos uno con el entorno que nos rodea, por lo tanto, volver a conectarnos con nuestra raíz más profunda, en una relación armónica con la naturaleza.
Esto se traduce en una planificación territorial con un enfoque regenerativo, donde las ciudades se transformen de centros irradiadores de destrucción natural, a ser núcleos regeneradores de vida en constante expansión donde la biodiversidad a toda escala se multiplique en armonía con una sociedad próspera.
Instrumentos de planificación como el PLADECO y el PRC están caducos ya sea por su horizonte cortoplacista, como por su lógica desintegrada. Por otra parte, los planes reguladores intercomunal podrían aportar en cuanto a la norma en el área rural, liderando una visión más sustentable de los asentamientos humanos, sin embargo, debemos ir más allá.
La creación de nuevos instrumentos de planificación es de vital importancia si que queremos seguir habitando esta hermosa tierra. Actuar en el presente y pensar al largo plazo en conexión y armonía con la naturaleza, es posible y necesario.
El plan verde de coronel es un ejemplo muy interesante que nos muestra un camino por donde podemos avanzar e innovar en cuanto a instrumentos de planificación, elaborados con una mirada a largo plazo y de cara a los ciclos de la naturaleza.
Si bien este instrumento es complementario y está ceñido a lo conocido como “infraestructura verde”, nos enseña como efectivamente podemos en el presente, pensar y planificar de forma sustentable, con responsabilidad con el planeta y las futuras generaciones.
Podemos ir más allá, debemos ir más allá. Por lo tanto, podemos dotarnos de un instrumento de planificación que entienda de manera holística la situación actual que estamos viviendo como humanidad y nos lleve hacia donde queremos ir. Asentamientos sustentables, en paz y armonía con la Madre Tierra.
Los planes de regeneración a todo nivel, ya sea comunal, por cuenca o bioregional. Pueden ser la condensación y síntesis de los desafíos actuales que estamos enfrentando. Integrando y dando respuesta a problemáticas tan diversas como la vivienda, soberanía alimentaria, ecosistema, entre otros.
Este importante cambio que estamos transitando, nos lleva a repensar la forma en que habitamos y en el que, como seres humanos, somos uno con el entorno que nos rodea
Nuestro propósito en el presente como parte del proceso de regeneración humana y planetaria por un lado es la planificación de asentamientos sustentables, mientras que por otro es proteger y expandir los territorios núcleos donde el agua y vida brota y se multiplica.
A nivel regional es la Reserva de la Biosfera Campana Peñuelas, mientras a nivel comunal en Valparaíso, por un lado, los Acantilados de Federico Santa María, mientras que, por otro, son nuestras hermosas quebradas.
Estos verdaderos paraísos se han mantenido con mayor o menor éxito y es ahora el momento en donde podemos ponerlos como prioridad en la agenda pública, entendiendo el hábitat como medicina.
Particularmente, las quebradas de Valparaíso son fuente prácticamente inagotable de agua que fluye durante todo el año, con o sin sequía. Lo cual en un contexto de “Crisis Hídrica” debiese ser un llamado a proteger y valorizar estos importantes “recursos” estratégicos.
Podemos ir más allá, integrando el agua como un ser vivo en nuestras ciudades, ejemplos como el plan Quebradas en Medellín, la gestión hídrica en Holanda o Cheonggyecheon en Corea del Sur, muestran que se puede. Sin embargo nosotros podemos ir más allá todavía, integrando nuevas tecnologías, permacultura y desarrollo sustentable.
La regeneración de Quebradas en Valparaíso supondría un tremendo impacto positivo a todo nivel. Se protege y multiplica la biodiversidad que allí se encuentra. Se habilita senderos que mejoran la movilidad cerro-plan y disminuyen el uso de transporte motorizado. Se fortalece la soberanía alimentaria creando huertos y senderos comestibles de acceso público. Se reutiliza el agua con su potencial de generación eléctrica. Así las potencialidades son infinitas, más allá de sumar áreas verdes y espacios de recreación, supone abordar de manera holística nuestro hábitat.
El plan de regeneración tiene como eje rector asumir la responsabilidad y maduración de una sociedad que una vez le dio la espalda la naturaleza y que hoy con más fuerza que nunca mira hacia el futuro con los pies y las manos en la tierra.
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