El neoliberalismo y la falta de control ciudadano y público calan fuerte en la manera en que sentimos y vivimos nuestra historia, haciéndonos creer que la aparente asepsia de los malls es mejor que un lugar cargado de olores e historia.
Aun cuando no resido en Talca, mi vida está ligada a la ciudad en la que nací, en la que viven mis padres, tíos, mi abuela paterna, ciudad que dejé después del golpe de estado del año 1973 siendo una niña. De hecho me considero una talquina errante.
Mucho de lo que hoy día entiendo y siento como familia, tiene a Talca como el escenario: largas vacaciones pasadas con un enorme grupo de primos y primas que cada verano adolescente nos congregábamos en la ciudad de la abuela, mañanas que transcurrían haciendo humitas, pastel de choclo, comiendo sandía con harina tostada, helados de maqui de la Heladería El Rey, visitas a la Uno Sur.
De todos los paseos, el más emocionante era la visita obligada al mercado de Talca. Primero admiraba su arquitectura, sus enormes y altos techos, sus pasillos con productos maravillosos, las cocinerías, la amabilidad de las personas que ahí trabajaban. Ahí conocí productos típicos de la cocina y gastronomía local: la infaltable sal de mar y las piedras para molerla y hacer chancho en piedra; el chagual; el luche y el ulte; los famosos tomates talquinos; las avellanas de los bosques de Vilches; la plateada al horno; los duraznos priscos; los digüeñes, hongos secos, las humitas talquinas, entre otras cosas.
Poco a poco, el mercado empezó a incomodar, ubicado en la calle principal, se lo dejó a su suerte hasta convertirlo en una presencia y vestigio incómodo de un pasado talquino lleno de lazos fraternos entre sus habitantes que compartían historias comunes asociadas a lo público: al propio mercado, a los barrios de la ciudad; a los liceos de hombres y niñas de la ciudad.
Esta madrugada el mercado de Talca se ha incendiado por segunda vez en menos de 15 años, el año 2000 el fuego ya lo había dañado fuertemente, disminuyendo sus posibilidades de ser un centro de abastecimiento, permitiendo la emergencia e instalación de supermercados en el centro de la ciudad. Luego vino el terremoto que también afectó su estructura y funcionamiento. Hoy 106 familias quedan sin su fuente laboral, sin su fuente de ingresos. Y espero, que no sea el golpe mortal al patrimonio talquino que no solo está constituido por el edificio del mercado, sino por una forma de sociabilidad, un espacio de venta de productos proveídos por pequeños productores y recolectores. Aunque ahora no lo podamos ver con claridad, es una enorme cadena de saberes y prácticas culturales que se ponen en riesgo con este incendio
Como muchas personas ligadas a Talca, temo que este incendio haya sido intencional, después del terremoto del año 2010 es sabida y conocida en la ciudad la presión de las inmobiliarias por hacerse paños de terrenos, mejor si estos están en las calles más comerciales, de hecho no es un secreto el riesgo en el que están las Escuelas Concentradas, ubicadas en las cercanías del mercado por la misma razón.
Es además público y conocido el hostigamiento que han sufrido los locatarios por parte de las autoridades municipales actuales para que desalojen el lugar, dándole paso a un centro comercial. El neoliberalismo y la falta de control ciudadano y público calan fuerte en la manera en que sentimos y vivimos nuestra historia, haciéndonos creer que la aparente asepsia de los malls es mejor que un lugar cargado de olores e historia. La desaparición del mercado de Talca hace peligrar una forma de compartir y pensar el espacio público, a los recolectores de algas y hongos, a la semilla del tomate talquino, a los choclos de la zona, deja a los recolectores de sal a merced de las empresas que hoy envasan el producto y lo han etiquetado; las mujeres que cocinaban y sus formas particulares de preparar platos, dándole una identidad culinaria a la ciudad, entre otros. Si bien es cierto, he escuchado a muchos quejarse del estado deplorable en que el mercado se encontraba, no es menos cierto que fue una estrategia para convertirlo en un vecino incómodo y en vez de proponer que fuera parte de la renovación del centro de la ciudad, se los transformó en un obstáculo.
Como talquina errante, exijo que se investigue seriamente qué sucedió esta madrugada; exijo que el mercado no desaparezca, su papel como articulador del patrimonio intangible de la ciudad no se puede comprar ni cambiar por un centro comercial.
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Comentarios
09 de enero
Me alegra que existan talquinos de corazón , que se comprometan con esta ciudad y sus espacios que los conectan con recuerdos de su infancia o adolescencia; y que del lugar que estén , sea de poder o no se expresen y hagan presión .
+3
09 de enero
Hermosas y certeras palabras María Elena, gracias por escribirlas y por poner en ellas todo lo que nosotros los habitantes de Talca, sentimos,
+2
09 de enero
Me interpreta de manera fiel su profundo contenido,los que amamos nuestra tradición y cultura aún pueblerina de talquinos , tenemos el deber de luchar contra la voracidad de inescrupulosos empresarios y contra la barbarie que ha impuesto un alcalde inepto e ignorante en conjunto a una mayoría de serviles concejales, que están creando una ciudad incivilizada.
+2
11 de enero
me ha tocado mucho el comentario de maria elena….aunque soy linarensa,pero la mayor parte de mis estudios los realize en esta hermosa ciudad que me dio oportinidades profesionales…actualmente vivo en Francia mi pareja es de talca ..nos afecto mucho lo ocurrido con el mercado….al igual que maria elena ,exijimos que se investiguen las causas del incendio…….espero no desparesca e mercado de Talca y sus tradiciones…
+2
11 de enero
Soy Talquina nacida y criada en esta hermosa ciudad. Se que la gran mayoria de los incendios acontecidos en el comercio y mercado central han sido intencionales por inescrupulosos(a) todos los hermosos edificios, casas e iglesias han sido vendidas y demolidas para construcciones «modernas» para mall pensando lo mucho que se goza consumiendo y dandonos vuelta pisandonos la cola, todo lo que nos pasa como ciudad… aceptemos, es nuestra culpa, no nos informamos.
+2
12 de enero
Desde la distancia, mi solidaridad y afecto a todos los talquinos en esta, una más, desgracia. El mercado era de [email protected]
+1
02 de julio
Somos un país sin identidad,imitadores,irrrespetuosos de nuestro bagaje cultural,tradiciones y sabiduría de los antiguos,indiferentes frente al abuso,despojo de todo lo nuestro,intromision y apoderamiento de todo lo estratégico. Tenemos un congreso espureo y corrupto. En resumen estamos mal. Espero que una mujer mejore esta chanfaina desabrida. Animo y esperanza distinguida señora,los chilenos también perdemos la paciencia ,algún día seremos escuchados y respetados.¡Basta¡
Afectuosamente
Raul ríos campusano
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