Cuando solicitaron comentar sobre dos términos del mismo género, y por ser bicicleta mi fiel medio de transporte, pensé que sería fácil, y al andar fue un vuelo de idea, mezcla de historia, emancipación de la mujer, dictadura de la belleza, libertad, magia, tiempo o lograr dedicar algo de él con nuestros seres queridos. Bueno, soy mujer, y en un momento pienso varias cosas… En que hay que dar almuerzo a mi hija y a su mascota, hablar de laboro con mi socia, buscar los interminables útiles escolares, ir al supermercado, etcétera.
Según distintos periódicos franceses relatan de mujeres pioneras que montaron en bicicleta desoyendo necias precauciones. Fueron causa de que miraran con inconcebible prevención el uso de la bicicleta. Ser ciclista no fue nada fácil. Ser ciclista y mujer debió resultar más engorroso todavía en una sociedad al cerrarse el siglo antepasado. Sobre la figura de la mujer, significativamente considerada como “sexo débil”, trenzaban toda una amalgama de consideraciones médicas y morales, sibilinamente imbricadas en la mentalidad de la época, que daban sustento a los distintos papeles que estaban llamados a desempeñar varones y mujeres, ambos separados por una barrera“natural” erigida sobre la diferenciación sexual. Consideraciones además valederas de orden jerárquico patriarcal donde la mujer se mantuviera en su estado “natural” de sometimiento al marido. En este estado su “carrera” más importante no será otra que el matrimonio y la “meta” los hijos.
Observaciones de tipo moral y estéticas también recaerían sobre el traje ciclista que, lejos de pasar por un asunto baladí, resultó ser uno de los inconvenientes en el acceso de la mujer a la bicicleta. Razones higiénicas y de bienestar habían impulsado a las ciclistas al abandono del traje usual de largas faldas y corsé, bastante incómodo y peligroso para montar en bicicleta, para adoptar un atuendo más racional que dejaría al descubierto sus tobillos y piernas, provocando el consiguiente escándalo de moralistas. La mofa, el menosprecio y la crítica maldiciente de los reaccionarios, tiznaron de atezados matices el telón de fondo de su incorporación velocipédica, no en vano lo que se disputa es un episodio más de la lucha de la mujer por su emancipación. Veamos lo que escribió un escandalizado columnista del periódico “Münchner Zeitung” en 1890: “Las numerosas personas que transitaban a lo largo de la Maximilianstrasse, tuvieron que soportar un espectáculo a la vez desconsolador y enervante. Esto pasó el domingo a medio día. Una pareja se abría camino rápidamente en una bicicleta tándem. La señora vestía una falda floreada de seda, mostrando escandalosamente sus pantorrillas a todas las miradas, debidas al esfuerzo de pedalear. Esta fiera amazona, desprovista de todo pudor continuó su ruta sin la menor perturbación. ¿Es esta una nueva disciplina deportiva del ciclismo? ¿Es que está permitido escupir de esta forma sobre la moral pública? ¿Hemos asistido a una acción publicitaria a favor de ciertas representantes de la ‘feminidad’? ¿Qué hace la policía? ”
HOY, LA DICTADURA DE LA BELLEZA.
Hoy, en una sociedad influenciada por la dictadura de la belleza, con espacios publicitarios sobrevalorando la extrema delgadez, brotan cifras del 80% de las mujeres occidentales se sienten insatisfechas con su cuerpo, según un informe de la Unión Europea. Si bien, en Chile no existen estadísticas claras, expertos en la materia estiman que serían similares, apoyándose en el aumento de desordenes alimenticios que afectaría a más del 10% de la población femenina.
El modelo de belleza femenina, hasta en muñecas que se ofrecen en el mercado nacional, son el prototipo de una mujer anoréxica. (Es más, me confieso, que siendo pequeña, a esa muñeca con medidas de modelo extremadamente delgada, con su cabellera larga, rubia dorada, le cortaba sus mechas y la abandonaba en su eterno baño de espuma; declarándome inocente de mi descuido infantil, al ser una de las tantas víctimas de esta especie de acoso psicológico publicitario.)
Suma y sigue, la cirugía estética, convirtiéndose en un producto de consumo al alcance de más bolsillos, sin considerar riesgos y dudosas condiciones en que se ofrecen, para intentar asegurar el no fracaso o vencer el miedo al rechazo.
Terminaré esta bola de nieve, casi siempre, con problemas psicológicos o rindiéndome a la esclavitud de dudosa belleza.
SALUD Y TRANSPORTE
Buscar un medio de transporte sostenible y consiente en mi ciudad, como andar en bicicleta, frente al desproporcionado papel que está adquiriendo el vehículo particular motorizado, causando grandes costos ambientales, económicos, sociales y culturales.
Somos buenas inversionistas en tiempo, salud y belleza.
Empecemos a buscar un medio de transporte práctico en que pueda desplazarme de un lado a otro, en distancias inferiores o superiores a 10 kilómetros, sin tanto esfuerzo; que auxilie a mejorar mi autoestima, sociabilidad, equilibrio mental. El tiempo que normalmente destino introduciéndome como sardina en el Metro o el bus, continuaría con el encierro de otro tanto en un gimnasio o conversando con un psicólogo. Si utilizo la bicicleta, tres en uno: transporte y ejercicio (físico y mental) y el tiempo correctamente ahorrado lo compartiré con mi hija u otras entretenciones.
Buscar un medio de transporte sostenible y consiente en mi ciudad, como andar en bicicleta, frente al desproporcionado papel que está adquiriendo el vehículo particular motorizado, causando grandes costos ambientales, económicos, sociales y culturales. Hay temas que pueden cambiar si en algo colaboramos. La contaminación de Santiago, hoy extendiéndose a otras ciudades; el nivel de sedentarismo en la población, mejorar la calidad de vida, tratando de descongestionar y descontaminar calles, mejorar la utilización de espacios urbanos, lograr humanizar las calles. Todos causan dolores de cabeza a distintas autoridades, aquí traemos la aspirina, también termino femenino, la bicicleta.
Algo frívolo puede ser bicicleta y alta costura, según entrevista dada por Giorgio Armani, tras exhibición de la película “Más allá de las nubes”, 1995, dirigida por Michelangelo Antonioni y Wim Wenders. “Una escena: una mujer en bicicleta pedalea, casi flota, entre la niebla y las columnas de los soportables vacíos de Ferrara. Está de espaldas, sola, avanza despacio y decidida, un poco distante e inalcanzable, como un sueño lejano. Es una imagen pura, directa, sencilla. ” Es una escena Armani. La mujer es Inés Sastre y el fotograma es de “Crónica de una amor que nunca existió”, una de las historias de la película, vestida como tantas otras, por el mago de la moda italiana.
Vivamos magia, libertad, belleza, independencia, sensualidad de la bicicleta. Todo femenino.
Por @cmorene
Publicada originalmente en fmb.org
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad