“Haz lo correcto”, escrita y dirigida por Spike Lee (EEUU, 1989). En 120 minutos este film es un cúmulo de tensiones que el calor y temperatura incrementan hasta estallar.
“Te voy a contar la historia de la mano derecha y la mano izquierda. Es una historia sobre el bien y el mal…” señala uno de sus protagonistas, “Radio Raheem”. Corre fines de los ochenta en Brooklyn, una de las áreas multiétnicas de la ciudad de Nueva York. Aún no se producen los estallidos sociales en Los Ángeles. Sin embargo, es la antesala que se percibe en el ambiente.
El guión transcurre en pleno verano, cuya trama es el descontento de las minorías raciales del pequeño barrio Bedford-Stuyvesant, en el centro del distrito de Brooklyn. Los actores y personajes dan vida a este micro-cosmos urbano: Mookie -el propio Spike Lee- un joven pizzero; su ardiente novia portorriqueña; tres holgazanes que arreglan los problemas del barrio sentados bajo una sombrilla mientras beben; un joven retrasado que vende postales del Martin Luther King y Malcom X; Sal, y sus hijos, uno sumiso, eternamente cabreado y el otro racista; un exaltado amigo de Mookie, que quiere cuadros de gente negra en la pizzería de Sal; el mítico Radio Raheem; el alcalde, un viejo alcohólico al que nadie hace caso y su amor platónico, Mother Sister.
Todos esto personajes hacen honor a sus perfiles, seres humanos llenos de angustias, sueños e imperfecciones. Los diálogos y confrontaciones, se suceden a la velocidad de la luz en un “slang” y el fraseo del contagioso “rap”.
Este film/metáfora, nos permite navegar en las turbulentas pasiones y demandas de la comunidad, en torno a uno de los conflictos urbanos más zigzagueantes y polémicos de los últimos 9 años: la Autopista Vespucio Oriente.
El Estado de Chile concesionó a través del Ministerio de Obras Públicas un 84% del anillo de Américo Vespucio. El 16% restante, comprendido entre la Av. Grecia y la Av. El Salto, se encuentra en complejas etapas de estudios y diseños para su “posible” construcción bajo la Ley de Concesiones. El tramo Autopista Vespucio Oriente (AVO) de unos 10 Km. de longitud, se extiende desde la actual Rotonda Grecia hasta el sector de Puente Centenario.
Este tramo, de alto estándar y dinámica inmobiliaria y comercial, con simbólicos subcentros de servicios, cuyas alternativas de ingeniería, son consideradas de mayor complejidad de diseño y posterior construcción.
Algunas dificultades señaladas se refieren a: consensuar definitivamente el perfil de esta obra con la comunidad y residentes de estos sectores, presencia de la red de Metro en el tramo Grecia-Príncipe de Gales y las cotas a las cuales fue construido; canal San Carlos; servicios existentes que deben seguir operando; sub centros comerciales instalados que reclamarán las molestias de las obras; además del futuro de todas aquellas obras existentes que funcionan gravitacionalmente, asimismo presencia de colectores de aguas lluvias y alcantarillados, entre otras.
Sin embargo, hasta ahora ha resultado difícil cohabitar en tranquilidad y espantosamente difícil negociar y conciliar diferencias sobre este proyecto.
Los destinos de la autopista AVO sigue enfrentando barreras reales o potenciales, postergando en sucesivas gestiones ministeriales y municipales en la zona oriente, el cierre del anillo orbital de nuestra área metropolitana de Santiago. Lo significativo en esta etapa de crecimiento y desarrollo de nuestra urbe, es restablecer un diálogo institucional entre los vecinos, residentes y autoridades, cuyo “foco” es el desarrollo urbano en base a 5 claves de esta megaobra:
– Primero: La definición de un proyecto concreto
– Segundo: Información precisa a la comunidad
Enfrentar la pavorosa realidad de tacos y congestión vehicular en Santiago requiere a estas alturas, también un cuota de confianza comunitaria reciproca, diálogo técnico y cordura institucional. Lo anterior, quizás permita avanzar en soluciones sustentables a futuro para mejorar nuestra conectividad, convivencia y calidad de vida.
– Tercero: Su sustentabilidad y rentabilidad económica
– Cuarto: El ingreso al Sistema de Evaluación Ambiental
– Quinto: Una empresa disponible a su ejecución.
Enfrentar la pavorosa realidad de tacos y congestión vehicular en Santiago requiere a estas alturas, también un cuota de confianza comunitaria reciproca, diálogo técnico y cordura institucional. Lo anterior, quizás permita avanzar en soluciones sustentables a futuro para mejorar nuestra conectividad, convivencia y calidad de vida.
Volvamos a “Do the right thing”. En el film no hay discursos de buenos contra malos. En una notable escena, nos explican el estado de las cosas: los distintos grupos étnicos se dirigen a la cámara vertiendo todo el odio y prejuicio que sienten hacia la otra raza. Spike Lee parece decirnos, “la mejor defensa, es el ataque”.
Así, en el film las tensas disputas se van pudriendo hasta que llegamos a un punto de no retorno. Sal destroza la radio de Radio Raheem al negarse éste a bajar el volumen. Comienza una gigantesca pelea en la que interviene la fuerza pública, y lo que hace es meter más bencina al cuento; Radio Raheem muere por la acción policial. El caos se desata en el barrio. Es muy impactante ver cómo Mookie, el personaje más conciliador, es el que prende la mecha del incendio rompiendo las ventanas de la pizzería. También, la pizzería de Sal “arde” literalmente, y la tierna Mother Sister grita ¡Quémenla! Un apocalíptico final.
Finalmente, a la mañana siguiente sólo queda recoger los restos y volver a empezar. En el mundo, ya sea Brooklyn, Santiago, París o Buenos Aires, la vida cotidiana no es blanco o negro.
En una película donde el color lo coloniza todo, Spike Lee nos retrata la enorme variedad de grises, en la vida urbana y sus conflictos. Entonces “Haz lo correcto”.
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María F
Interesante opinión para nuestra demanda como vecinos.