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5 razones para mantener el impuesto a los combustibles

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Tres preguntas:

¿Cree que el automóvil es un artículo de primera necesidad, y que por lo tanto su uso debe ser facilitado?

¿Cree que la mejor manera de administrar un recurso escaso es bajando su precio?

¿Le parece injusto un impuesto que es pagado mayoritariamente por el 20 por ciento más rico de la población?

Si su respuesta a las preguntas anteriores es un claro, rotundo, categórico y mayúsculo SÍ, entonces no lo piense dos veces y súmese con entusiasmo a la propuesta de un variopinto ramillete político –que incluye a todos los diputados UDI- que ha reflotado la vieja idea de la eliminación del impuesto específico a los combustibles, todo con tal de ayudar a esa larga y angosta faja de clase media desfavorecida por el vertiginoso aumento en los precios de los derivados del petróleo.

Lo siento, pero yo no me sumo a ese grupo. Al igual que la mayoría de las personas más o menos normales, a mí no me gusta pagar más por lo que consumo; sin embargo, soy un firme partidario de mantener un impuesto que a mi juicio es y será altamente beneficioso para el país, y cuyos beneficios van mucho más allá de la recaudación de recursos para el fisco. ¿Por qué? Aquí van mis cinco razones:

• Si bien es cierto que afecta el costo de prácticamente todos los bienes de consumo, el impuesto a los combustibles es altamente progresivo, siendo pagado mayoritariamente –casi en un 90 por ciento- por los dueños de automóviles particulares, quienes siguen estando concentrados en los sectores más acomodados. No hay que engañarse: a pesar del aumento sostenido en el nivel de ingresos de las familias chilenas, el automóvil es un bien cuya posesión es bastante menos extendida de lo que mucha gente cree. Así, y de acuerdo a datos proporcionados por la Secretaría de Planificación de Transporte (SECTRA), sólo 2 de cada 5 hogares chilenos posee un auto, y ellos se concentran en los dos quintiles de mayores ingresos de la población. De hecho, el quintil más rico contribuye con un 60 por ciento de lo recaudado por el impuesto a los combustibles. Los datos son categóricos: la mayor parte de la clase media y prácticamente la totalidad de los sectores de más bajos recursos se moviliza a pie, en bicicleta o en transporte público, que ocupa diesel, cuya carga impositiva es bastante menor que la de las gasolinas. ¿Quiere realmente apoyar a la clase media y los más pobres? Entonces mantenga el impuesto y destine parte de los recursos generados a subsidiar el transporte público (que es bastante caro en Chile y donde majaderamente se busca llegar al autofinanciamiento), medida que sí beneficia a los que menos tienen y que premia a los que deciden movilizarse de una manera más sustentable.

• Es un impuesto fácil de recaudar y muy difícil de evadir.

• Castiga las externalidades negativas inherentes al uso del automóvil, como la contribución a la congestión vehicular y la generación de gases contaminantes, costos que paga toda la población, se mueva o no en automóvil particular. En este sentido, el impuesto resulta particularmente severo con quienes hacen un uso irracional del automóvil (los que prefieren vivir en condominios alejados de la ciudad, los que compran autos por metro, de características y dimensiones exageradas para las necesidades urbanas, los que manejan hasta para ir a comprar el diario a la vuelta de la esquina), incentivándolos a realizar cambios en la manera como se mueven en la ciudad.  

• Por otro lado, y aunque el único auto amigable con el medio ambiente es aquel que no circula, la existencia de un impuesto al combustible promueve la compra de modelos de bajo consumo, algo que el planeta finalmente termina agradeciendo.

• Finalmente, y relacionado con todo lo anterior, el impuesto a los combustibles de alguna manera fomenta un nuevo modelo de desarrollo urbano, que limita el uso del automóvil particular, y en el cual las necesidades de éste se ajustan a las de las personas y no al revés. Y es que el modelo de la ciudad extendida, de las grandes obras de infraestructura vial, basado en gran parte en la existencia de petróleo barato, no aguanta mucho más tiempo. Ciudades más compactas, más densas y conectadas, amables con el peatón y el ciclista, dotadas de un sistema de movilidad donde se dé prioridad a las redes de transporte público, serán la respuesta a un mundo donde movilizarse será mucho más caro de lo que es hoy. Estamos condenados a ello.

No hay que perder el foco del asunto: en gran medida lo caro no es la gasolina, sino los hábitos de quienes la utilizamos. El tiempo del petróleo abundante y barato ya pasó, y la entrada al mercado de miles de millones de nuevos consumidores chinos e indios no hace más que acelerar el fin de un recurso que se irá haciendo escaso –y por lo tanto más caro- a pasos agigantados. En este sentido, eliminar el impuesto a los combustibles es una medida que va en dirección contraria a las necesidades de nuestro país: no sólo no beneficia a la clase media y los más pobres (de hecho, los perjudica), sino además dificulta la adopción de cambios drásticos en la manera como pensamos y vivimos nuestras ciudades, y que hoy resultan urgentes.

———

Foto: SpaudoLicencia CC

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Comentarios

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27 de enero

» sólo 2 de cada 5 hogares chilenos posee un auto, y ellos se concentran en los dos quintiles de mayores ingresos de la población.»
El problema Rodrigo, es que en el 4º y 5º quintil también existen muchas personas que no son ricos, porque para pertenecer al cuarto quintil basta tener un ingreso personal de 160.000 pesos para pertenecer a este grupo, o un ingreso familiar compuesta por cuatro personas de 750.000 pesos. Y para pertenecer al quinto quintil, solo se necesita tener un ingreso personal de 450.000 pesos.
Entonces, la pregunta es ¿Son verdaderamente los «ricos» quienes pagan en el impuesto a la bencina? Evidentemente no son solamente los ricos quienes pagan el impuesto, sino que también la clase media, basándome solamente en la cita que saque de tu propia columna.

Además, hay que pensar también en la señora que tiene el furgón escolar o el taxista que necesita día a día su vehículo para generar los ingresos familiares.
Comparto contigo la idea de que no hay que eliminar el impuesto específico, pero no estoy de acuerdo en mantenerlo, según yo lo que se podría hacer es rebajar el impuesto específico.

El precio de la bencina depende de las siguientes variables:
53% refineria de ENAP 11% del IVA 5% Distribución 30% Impuesto Específico.

Si bajamos a la mitad el Impuesto Específico podríamos tener una fuerte baja en los precios de los combustibles, sin embargo, seguiría siendo un precio alto, pero a la ves se esta fomentando alternativas a su uso (transporte público, bicicletas, motos, caminar)

Felipe Sandoval

04 de diciembre

me puedes citar una fuente confiable, qu eno sea el reportaje de la tercera que el Iva de la Gasolina es del 11%.???

gracias

27 de enero

Si lo que se quiere es evitar el crecimiento el parque vehícular, se debe aplicar el impuesto sobre la patente o mejor aún, sobre el costo de adquisición. Una vez comprado el auto (y pagando cuotas mensuales), por mas que le pongan impuesto, se sigue consumiendo combustible.
Otra forma, mas democrática-social, es limitar el parque de autos por hogar , o algo parecido (pero es muy complejo de manejar).
Pero el impuesto al combustible es NETAMENTE para recaudar, no provoca otro efecto.

27 de enero

Me parece una buena columna, sin embargo me gustaría que se invirtiera lo recaudado por este impuesto y otros, en el transporte publico nacional (no solo de Santiago) para fijar una tarifa mas acorde a la realidad de los Chilenos, porque mas de $500 por unos cuantos kilómetros, no es una situación grata considerando el sueldo mínimo de Chile.

Aparte aun nos queda un buen trabajo por hacer en materia de ciclovias y su regulación.

31 de enero

Excelente columna, me parece que tiene razon en todo. No estoy de acuerdo del todo con respecto a los comentarios eso si:

– a Gonzalo Arismendi, si bien es cierto que las personas de no todas las personas de los quintiles 4º y 5º son ricos, nada les impide tomar el transporte público como todo el resto de la sociedad. Adicional a esto, usar ese grupo como excusa significa subsidiar a los más ricos, los que si son ricos y que como bien dice la columna componen la mayor parte de quienes pagan el impuesto, en un gasto que es absolutamente prescindible. Si se trata de ayudarlos, me parece que existen formas mucho más focalizadas y socialmente rentables de apoyarlos, tales como la educacion, luz, agua, acceso al crédito, vivienda, transoorte púbico, etc.

– a Arturo Bechtold, el impuesto a los combustibles es por definicion un tipo de impuesto pigouviano, esto quiere decir que su principal función es la de reducir su consumo para corregir las externalidades negativas que genera. Una demostración de esto es que el impuesto es en base a cantidades, y no a precios. Si fuese con base en su precio de mercado maximizaría la recaudación, como ocurre con el impuesto a los cigarrillos donde efectivamente el objetivo principal es la recaudación. Como bien dice la nota, el beneficio de este impuesto es que es simple y dificil de eludir, a diferencia de los impuestos que propones tu, además de estar demostrado en ser efectivo en reducir el consumo de combustible tanto por disminución del uso de los autos, como por el preferir comprar automoviles más rendidores.

– a Ignacio Aguirre, estoy de acuerdo contigo, el costo del transporte publico es ridiculo en chile y debería aumentar su subsidio. En la mayoría de los países del mundo el transporte no se autofinancia sino que es subsidiado, esto porque es socialmente rentable hacerlo y no solo como medida populista o porque sean más ricos que Chile. El único problema es que es inconstitucional ligar un ingreso tributario a un gasto específico, además de muy poco práctico. Esto porque fijas un ingreso transitorio (la recaudacion del impuesto especifico, que varía por el precio del petroleo o la cantidad consumida) a un gasto permanente (el subsidio al transporte publico). Osea que si sube el precio del petroleo, cae su consumo, y ya no habra plata para subsidiar el transporte publico.

07 de febrero

Edgardo,
Los dogmas económicos se basan en situaciones de laboratorio, ese ha sido siempre el gran error de los economistas. En situaciones IDEALES, la competencia perfecta estaría en todos los ámbitos, si el hommus economicus predominara sobre todas las otras razones, sería muy fácil gobernar. Pero no es así, y hay muchos elementos que distorsionan las situaciones, haciendolas perder la pretendida característica.
En este caso, el que el impuesto a los combustibles sea pigouviano es falaz. Y, por favor, demuestra algún estudio que hable de como el alza en el precio de los combustibles reduce el consumo. Lo que sucede realmente es que el combustible canibaliza otros consumos de las personas; pero no logra bajar realmente el consumo, entre otras razones, por la que ya expresé: al tener una deuda por el vehículo, el NO usarlo es un contrasentido; se está pagando por algo que no se usa. Y basta ver las tasas de motorización para demostrar que el costo del combustible NO la detiene. Por ello mi planteamiento es que el impuesto se aplique en el momento en que se adquiere el vehículo; sino ya es tarde.

Ancavilo

09 de mayo

El estado subsidia el 60% de los costos del transantiago, y los usuarios financian el resto, ojo con eso…

alfredo zanni

07 de octubre

que pasa con las aerolineas y las mineras … piensas que este impuesto es verde jajajaja por favor … las aerolineas y mineros recuperan todo el impuesto por solo decir que no utilizan las calles… pero tu piensas que no contaminan … por favor una verguenza tus razones

04 de diciembre

«Si bien es cierto que afecta el costo de prácticamente todos los bienes de consumo…» Punto. Ese es todo el problema y la razon principal para derogar un impuesto que es absolutamente injusto. Porque si lo pagaran los grandes empresarios, las grandes fortunas, los que tienen 4 o cinco vehiculos, vale. Pero no es cierto, lo pagamos todos, los que tenemos vehiculos y los que no, porque todo en este pais se mueve con bencina, todo. El pan es mas caro porque el costo de transporte es mas caro, lo son las verduras, lo son todo.

Y me gustaria saber de donde saco que el «De hecho, el quintil más rico contribuye con un 60 por ciento de lo recaudado por el impuesto a los combustibles.» JA! ya quisieramos que fuera asi. Segun datos de la Fundación Jaime Guzmán del año 2012, para la clase media el gasto en bencina significa un 11% de sus ingresos, mientras que para el quintil más alto sólo representa el 2,7%. Los mas ricos por ende no contribuyen con el 60% de este impuesto, porque ademas los mas ricos gozan de muchas formas de eximirse de este impueso. ¿O cree acaso que los dueños del Jumbo, que solo pagan 3000 pesos por tener sus locales abiertos, no tienen cubierto su problema de transporte, aunque sin asco traspasan un impuesto, que no pagan, a las personas?

El resto de sus razones me parece que nacen mas bien de una intencion que de un argumento razonado. ¿A pensado dos segunditos en el hecho de que la bencina no se usa solo para usar el automovil y congestionar las calles? ¿Ha pensado que lo que motiva a comprar un vehiculo en una ciudad como Santiago es precisamente el sistema de transporte «publico» que tenemos, que lejos de ir a mejor va a peor? ¿Se le ha ocurrido pensar que antes de castigar a la gente con un impuesto, que ademas no se tiene claro exactamente en qué se usa, deberiamos arreglar los motivos por los cuales una persona acaba comprando un vehiculo?

Ud habla de «ciudades». Fomentar el desarrollo de ciudades, por muy bien planificadas que puedan estar, no es muy ecologico, pero el problema es que solo se enfoca en el transporte urbano. ¿Se le ha ocurrido que en lugares apartados de nuestro pais, donde el vehiculo es el unico medio de transporte, tienen que pagar este mismo impuesto, lo que hace el asunto mas ridiculo todavia? No todo chileno vive en Santiago o en Valparaiso. Hay pueblitos en los mas de 4000 kilometros que es Chile que no tienen idea de lo que es la congestion vehicular, pero que tienen que pagar este impuesto, simplemente porque es facil de recaudar y dificil de evadir. No porque haya realmente un motivo, porque esa gente no tiene los problemas que ud menciona.

Se esta castigando a los chilenos de San Pedro de Atacama, de Yumbel, de Iloca, y de muchos otros lugares por el descomunal crecimiento de Santiago. Eso es una enorme injusticia. Se esta castigando a toda la poblacion que no tiene vehiculo porque cada vez que hay una fuerte alza en la bencina suben los precios de los comestibles y de todo. Eso es una tremenda injusticia. Se esta castigando a los dueños de vehiculos, principalmente clase media, por el «lujo» de tener uno, sin ofrecerles ninguna alternativa, porque seamos claros, sale mucho mas barato tener un vehiculo que este monumental desastre que es el Transantiago. Eso es una patudez.

Las necesidades de nuestro pais no se estan en absoluto solucionando con un impuesto como este. Es tan obvio eso que no se por qué lo menciono.

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